miércoles, 11 de febrero de 2015

La caldera de Debaltsevo, a la espera del alto el fuego

A 11 de febrero, las Fuerzas Armadas de Ucrania no han logrado desbloquear al grupo cercado en el área de Debaltsevo. En este momento, es posible separar al grupo de Svetlodarsk del grupo de Debaltsevo como dos factores operativos diferentes.

Una parte significativa de la carretera M-103 sigue sujeta al fuego de la artillería y del mortero de la milicia en la zona de Logvinovo, donde la milicia ha comenzado a fortificar sus posiciones. Grupos de sabotaje y reconocimiento que trabajan a lo largo de la ruta aportan control adicional. La milicia ha comenzado a minar las zonas de aproximación. En estas condiciones, la comunicación entre los grupos de Svetlodarsk y Debaltsevo es imposible. La caldera es un hecho: la artillería y los contraataques de infantería y blindados se encontraron con el control a base de fuego y de las posiciones estratégicas de la milicia, lo que implica una catástrofe para el grupo de Debaltsevo. Por supuesto, esta situación no está exenta de problemas para la milicia, que sufre bajo el fuego de artillería ucraniano, constante tras haber fracasado en su misión de desbloquear la zona, lo que hace más difícil y peligroso fortificar la zona. Pero solo se trata de complicaciones.

A día de ayer ya eran evidentes los signos de desintegración del comando militar (algunos oficiales simplemente huyen) y también de reducción de la intensidad del fuego de artillería, signo de que las fuerzas ucranianas tratan de ahorrar munición. La moral caerá más rápidamente en las unidades de la Guardia Nacional, del Ministerio del Interior o del SBU con mayor proporción de reclutas, lo que podría dar lugar a un mayor número de prisioneros de guerra. La defensa se basará en las tropas punitivas más motivadas (sin incluir ahí al batallón Donbass) y unidades del ejército que han demostrado su buena capacidad defensiva desde que se reiniciara la lucha en enero. En realidad, son ellos los que forman la columna vertebral de la resistencia. Es preciso no subestimar al enemigo en esas zonas en las que la defensa está en manos de unidades motivadas, que seguirán sufriendo bajas, pero que si la política no interviene, acabarán por ser destruidas.

En poco tiempo, las posiciones ucranianas deberían retirarse hacia las ciudades: una parte de ellas debería ser empujada hacia Debaltsevo y las unidades en el sudeste, hacia Olkhovatka. Tras haber barrido Chernukhino, la milicia podría tratar de cortar en dos al grupo cercado aislando Debaltsevo y Olkhovatka. A medida que las fuerzas ucranianas comiencen a notar la escasez de combustible y munición, la movilidad y efectividad de estas unidades decaerá y su defensa acabará por ser estática, por lo que las posibilidades de un avance desde esa bolsa decaerán progresivamente.

Por supuesto, en caso de continuar con la acción militar, las fuerzas ucranianas tratarán de desbloquear al grupo en la zona de Svetlodarsk y recapturar Nizhnyaya, Lozovaya, Logvinovo y Kalinovka para volver a establecer un corredor a Debaltsevo, pero esa idea se complica a medida que la milicia toma el control de colinas estratégicas y fortifica posiciones en ellas. Esta idea requeriría un esfuerzo importante para barrer esas posiciones y la milicia ha demostrado en Krasny Pakhar y Sanzharovka que no cede con facilidad posiciones tomadas.

En este sentido, la opción alternativa es un golpe a Donetsk o Gorlovka con el objetivo de mejorar la situación en Debaltsevo y Svetlodarsk. Ayer, el comando de la milicia informó de que las fuerzas ucranianas concentran un número significativo de fuerzas en la zona de Donetsk y que acerca a sus reservas a la zona. Spartak y Yasinovataya son las direcciones más propicias para un posible ataque. De tener éxito, la milicia podría verse obligada a relajar la presión sobre Debaltsevo. Pero hasta que se produzca un ataque, la milicia se centrará en liquidar la resistencia en Debaltsevo, donde además de un número significativo de prisioneros de guerra, se cuenta un buen número de trofeos.

El intento de la junta de organizar una ofensiva de éxito desde Mariupol como respuesta al cerco de Debaltsevo quedó en nada. El ruido mediático, las imágenes en poblaciones no defendidas, pérdidas y prisioneros de guerra muestran que para la junta es más importante la representación mediática de la guerra que los éxitos militares en sí. Al final, las tropas punitivas del batallón Azov no consiguieron más que una dudosa operación de relaciones públicas. No es previsible que esto tenga efecto en la situación de Debaltsevo. En cuanto a esa situación, Muzhenko, que ha llegado para hacerse cargo personalmente, tendrá una difícil tarea más allá de posar para las cámaras.

En general, como es habitual, la junta trata de recuperarse de sus derrotas en el frente disparando contra civiles. Una vez más, ha vuelto a golpear con dureza Donetsk y otras ciudades de primera línea del frente.
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Pero el “mundo civilizado” seguirá ignorando estas cosas, como hace habitualmente.

En resumen, la situación de la junta en Debaltsevo es desesperada, así que claramente está más necesitada que las tropas de la milicia de una pausa operativa tras la ronda de negociaciones. Pese a las dificultades y el importante número de bajas, la milicia ha logrado culminar la larga y dura ofensiva de enero con serios éxitos operativos a la hora de cerrar el anillo alrededor de Debaltsevo. La ofensiva no ha estado exenta de problemas, de los que se está aprendiendo. Más adelante podremos discutir la ofensiva de enero de la milicia.

En caso de tomarse la decisión de una nueva “tregua”, esta no entrará en vigor en unos días (viernes o sábado), por lo que se puede esperar que las operaciones militares continúen unos días más hasta la pausa operativa, cuando ambas partes realizarán una valoración de sus bajas, curarán sus heridas y continuarán su preparación para la campaña de primavera, salvo que ocurra algún milagro y se encuentre un compromiso político que satisfaga a todas las partes.

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