viernes, 13 de diciembre de 2013

SIRIA:El terror tiene responsables

Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA internacinales@bohemia.co.cu

Occidente es cómplice de otra tragedia humanitaria. Los verdaderos culpables siguen impunes.

Para algunos pudiera parecer noticia menor. Los más poderosos medios informativos le restan importancia, pues ciertamente carece, a primera ojeada, del sensacionalismo habitual de Occidente. Lacampaña antipolioiniciada por el Gobierno sirio denota, sin embargo, un marcado humanismo de real preocupación ante una eventual catástrofe sanitaria, de no tomarse, como ahora, rápidas y necesarias medidas.

Este 8 de diciembre Damasco inició una verdadera cruzada de salud pública contra la poliomielitis, cuya incidencia nacional es responsabilidad exclusiva de los mercenarios, que cuentan con el visto bueno de gobiernos regionales y de otras latitudes, comprometidos con esos grupos pagados y reclutados desde las filas del extremismo islámico, cuyo oscurantismo a menudo los lleva a descuidar la más elemental higiene.

Según el titular de Salubridad, Saad Nayef, las acciones de inmunización llegarán incluso hasta Raqqa, en el noreste, hacia el conglomerado de los extremistas. La primera etapa se efectuará en la provincia nororiental de Hassakeh, y para ello se ha dispuesto de un cargamento de 528 mil dosis de vacunas, del total de los dos millones recibidas hasta la fecha de cierre de esta edición.

La inestabilidad ciudadana, vivida prácticamente todos los días por el pueblo sirio, se ha complicado precisamente a causa de la enfermedad, que medra por obra y gracia de las invasiones foráneas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está advertida. El tema está sobre la mesa con pelos y señales, sin dejar ningún elemento de lado y mucho menos la responsabilidad de los grupos beligerantes, oriundos de zonas afectadas por el virus:Afganistán, Pakistán, Somalia y Nigeria.

En la sexagésima sesión del Comité Regional para el Mediterráneo Oriental de la OMS, celebrado a principios de mes en Omán (en el golfo Pérsico), Nayev demandó que “las organizaciones internacionales de salud insten a los vecinos de Siria a detener la infiltración por la frontera común”.

Dichos episodios son tomados con cautela oportunista por los interesados en la continuidad de una guerra y en una intervención militar de la OTAN a cuenta de un supuesto desbordamiento de la situación humanitaria. El Gobierno de Bashar al Assad ha dado una pronta respuesta y por ello no será titular de las agencias occidentales de prensa. Distinta sería la actitud si “olieran” en esto una fisura propiciatoria de tropas extranjeras.

A pesar del éxito reciente de la diplomacia, que evitó mayores derramamientos de sangre con una intervención in situ de la Casa Blanca, se siguen atizando contradicciones, pagando enemigos y, sobre todo, intentando fabricar un pretexto injerencista. Esta estrategia se manifiesta en el atentado contra la embajada en Damasco de la República Federal de Rusia, principal artífice de la actual “paz”.

El 29 de noviembre último, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó ese ataque con dos rondas de obuses de morteros que dejó un muerto y nueve heridos. Este hecho se imbrica en un constante asedio contra Siria y sus amigos en los más de dos años de un sangriento conflicto, con desborde de las fronteras de ese país. Así, en varias oportunidades, han tenido lugar escaramuzas en la vecina Beirut, capital del Líbano, entre partidarios y rivales del presidente sirio. Hasta el momento, los más significativos a finales de noviembre. Y lo que es peor: los niños entre las primeras víctimas. Habría que hacer de la muerte de un pequeño de siete años, alcanzado por disparos de francotiradores, una gran alharaca mediática, a imagen del también doloroso caso del niño alemán enfermo junto a su perro.

En Siria y sus alrededores ese es el triste escenario: más de un millón mil infantes carecen de hogar. ¿Por qué? Por culpa de los mismos grupos irregulares, financiados desde el exterior, causantes ahora de la epidemia de polio, que los dejará sin jugar, sin caminar...

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