Por Orlando Rangel Yustiz.- La aplicación de los métodos de Gene Sharp para derrocar gobiernos "díscolos", e imponer otros que sean sumisos a las directrices de EEUU, tiene hoy su más vivo ejemplo en la realidad que se experimenta en las calles de Siria.
La actualidad muestra un país inmerso en la violencia. La brutalidad desatada por el terrorismo mercenario contra el pueblo sirio tuvo su preámbulo en las teorías de Sharp, quien, asistido por uno de sus principales aliados locales, aplicó sus tácticas "no violentas" con el objetivo de provocar el caos hasta conseguir que el sistema de gobierno se
derrumbase por sí mismo. La imposibilidad de alcanzar esa meta no ha sido sino un falso revés para Sharp y los suyos, pues de hecho consiguieron crear las condiciones para la segunda fase del plan: la agresión armada y la posibilidad de una intervención militar directa de EEUU.
Ausama Monajed es el aliado sirio de Gene Sharp. Ampliamente publicitado por los grandes medios de comunicación, este empresario de 32 años de edad, experto en relaciones públicas y estrategias de comunicación, vive actualmente en Londres, Inglaterra, donde desde hace más de 10 años figura como una de las cabezas visibles de la desestabilización en Siria, es decir, del llamado "golpe blando".
Monajed es miembro y portavoz del Consejo Nacional Sirio, una agrupación que, siguiendo las tácticas de Sharp, se auto-erige y presenta como "gobierno paralelo" en el exilio. En esa condición, dirige en territorio sirio tanto a los grupos "pacifistas" como a los mercenarios que, financiados y armados por la CIA, han desatado el terror y provocado miles de muertes con el único objetivo de derrocar al presidente Bashar al-Assad e instaurar un régimen "democrático", vale decir adepto a EEUU. El propio presidente de EEUU, Barack Obama, ha reconocido, sin tapujos, la provisión de armas y recursos de toda especie con ese fin.
Tampoco la función particular de Monajed es secreta. En el documental How to Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), del director escocés Ruaridh Arrow (donde se expone el trabajo conspirativo de Sharp y el Albert Einstein Institution en distintos procesos de desestabilización de gobiernos democráticos), el empresario se vanagloria de la fuerte campaña que desde hace años dirige para deslegitimar y derrocar a Al-Assad.
En el documental, realizado en 2011, Monajed abunda en detalles acerca del asesoramiento que ha recibido directamente de Sharp en su oficina de Boston, EEUU, y explica cómo sus métodos son aplicados por la derecha siria y reciben luego amplia propagandización en las corporaciones de comunicación.
"Las tácticas de Gene Sharp se están poniendo en práctica en las calles de Siria ahora mismo, mientras hablamos", dice Monajed frente a las cámaras. "De la dictadura a la democracia te da la inspiración, la seguridad de que esto puede conseguirse, de que puede suceder realmente", asegura. Y con evidente orgullo añade que viajó a Boston en 2006, en 2007 y en el verano de 2011 para reunirse con su mentor político.
Servicio mediático
Ausama Monajed, devenido en experto en estrategias comunicacionales tras especializarse en Comunicación Política en el Reino Unido, es quien proporciona, la "información" que se difunde sobre Siria en corporaciones internacionales como CNN, BBC, AP, AFP, Reuters, FOX y Al Jazeera, entre otros medios donde el gobierno sirio es invisibilizado.
También es un recurrente colaborador de periódicos como The New York Times, Washington Post, The Guardian, The Independent, The Wall Street Journal y The Daily Telegraph, apegados en su línea editorial estratégica a los intereses de EEUU y la Unión Europea.
Tal como se hizo para justificar las invasiones en Irak, Libia, Afganistán y otros países, Monajed se asegura de que las tácticas mediáticas de Sharp sean aplicadas fuera del territorio sirio para sesgar y tergiversar la realidad de ese país.
Al llevar así los hilos del discurso mediático, Monajed procura justificar en el inconsciente colectivo las acciones violentas ejecutadas contra el gobierno de Al Assad, de manera que sean bien vistas y aprobadas por la opinión pública internacional. Y es sobre esa base que se busca ahora asidero moral para el ataque militar directo anunciado por el propio Obama, el pasado 31 de agosto de 2013.
El trabajo de Monajed como aliado de Sharp y la CIA se potencia con su papel de director del Centro de Investigación y Comunicación Estratégica (London-based Strategic Research and Communication Centre), con sede en Londres. Fundado por él mismo en 2010, este think tank proporciona servicios de investigación, análisis políticos, recomendaciones y comentarios sobre Siria a varios medios de comunicación, gobiernos e instituciones académicas del mundo.
Desde esa ventana mediática, Monajed impone la línea editorial que se publica en los distintos medios, con la que se refuerzan contra el gobierno de Al Assad calificativos como "régimen" o "dictadura" y conceptos como "respuesta militar mortal de la dictadura", al tiempo que se producen historias, videos e imágenes sobre la situación siria, siempre desde un enfoque dirigido a ablandar y confundir a las fuerzas progresistas del mundo para así justificar la invasión.
Este sirio, fiel a las ideas conspirativas de Sharp, es además fundador y director de Barada TV, una red de televisión que dirigen los extremistas sirios para mostrar su guerra contra el gobierno de Al-Assad. También trabajó como director del proyecto de la Comisión Europea y el Programa de Desarrollo de la Organización para las Naciones Unidas (ONU) en Siria.
En Cómo empezar una revolución, Monajed confiesa que la manipulación de matrices de opinión, a través de las redes sociales, funciona perfectamente como "plataforma tecnológica para masificar sus mensajes y divulgar ideas que promuevan la desestabilización en Siria".
Desenfadado, locuaz y sin explicar nunca el origen de sus recursos económicos asegura que logró colocar en Siria una red de "cámaras secretas", con equipos de alta definición que se conectan por vía satelital a internet, para transmitir en directo imágenes de las "hazañas" que cumplen sus mercenarios.
Monajed, quien es también Licenciado en Economía y Gestión de la Universidad de Damasco, en Siria, sostiene que "una vez capturadas las imágenes", éstas son enviadas de manera exclusiva a la cadena de televisión Al Jazeera.
Un solo ángulo
El cinismo de Monajed supera el poder que le han entregado las corporaciones mediáticas. En la conferencia 2012 del Oslo Freedom Forum, dijo: "Lo que hace que la historia sea tan poderosa, es que ésta no sea contada por una sola fuente o por un periodista". Asegura que las informaciones emitidas desde Siria por los grupos que decidieron desconocer al gobierno de Al Assad muestran sus "propios ángulos y sus propias emociones".
"Quizás lo más importante es que las personas están diciendo sus historias a través de videos en YouTube. Y los activistas han aprendido que para que esta información sea creíble, debe ser debidamente fechada y documentada. Y ellos son la esperanza de que un día estos videos se puedan utilizar para ajustar el régimen a la justicia".
Con este discurso, Monajed pretende presentarse como un demócrata que da cabida a "todas las voces disidentes", aunque, en realidad, esas "personas que están diciendo sus historias a través de videos" trabajan para él y los productos audiovisuales que se les atribuyen se exhiben en sus propios medios, bajo su política informativa; que, como se ha evidenciado anteriormente, apunta a silenciar los argumentos de la mayoría del pueblo sirio.
En una entrevista exclusiva realizada por Graham Douglas y publicada en The Prisma el 26 de diciembre de 2011, titulada Ausama Monajed en el trasfondo de la crisis siria, el empresario admite que "el movimiento opositor en Siria está compuesto por pequeños grupos dentro y fuera del país (...) y sus líderes son profesionales altamente educados, que tienen oficinas en muchos otros países alrededor del mundo".
En esa misma entrevista, tras acusar de "total dictadura" al gobierno de Al Assad, Monajed reconoce que en Siria el pueblo disfruta de "un buen sistema de educación, que muchos sirios hablan dos o tres idiomas, y que tienen una de las penetraciones más altas de internet en la región, así como un 97 o 98% de acceso a la telefonía móvil", condiciones que, dice, aprovecha para dirigir su orquestación mediática.
Llama la atención que este "promotor de la no violencia" no condene las acciones terroristas que ejecutan los mercenarios en su país de origen; todo lo contrario, las auspicia. Cuando Douglas le pregunta por el gobierno de Al-Assad, electo por el pueblo sirio en dos oportunidades, Monajed responde que "Siria es una dictadura militar directa".
"En nuestras reuniones en Londres le estamos pidiendo ahora a los británicos que sigan nuestro ejemplo y soliciten el derrocamiento de Al Assad. También estamos ejerciendo presión en Bruselas y Washington con el mismo objetivo. Estamos haciendo todo lo posible para que se apruebe la resolución del Consejo de Seguridad", le dice el aliado de Sharp al periodista.
Para Monajed, la injerencia extranjera en los asuntos internos de Siria no es un problema, es conveniente. Le dice a Douglas que el rol de EEUU y su influencia "son cruciales".
En 2011 decía Monajed: "Necesitamos que Estados Unidos presione a China y Rusia para que no bloqueen la Resolución del Consejo de Seguridad". Ese veto impidió que EEUU y la UE entraran, en ese momento, con todo su poderío militar a Siria.
Auspicio a mercenarios
El 22 de mayo de 2013, el Reino Unido, actual casa de Monajed, manifestó a través de su canciller, William Hague, que el presidente Bashar Al-Assad debe salir para "facilitar la solución al conflicto bélico" en Siria.
"La visión de siempre del Reino Unido es que Assad tiene que irse, y nunca hemos contemplado ninguna solución que implique que se quede", dijo Hague a los medios antes del encuentro de los "Amigos de Siria", grupo integrado por EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Turquía, Jordania, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Catar, naciones que tienen claros intereses económicos en Siria y, por ende, buscan la caída de Al-Assad.
Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, anunció el pasado 22 de mayo la decisión de su país de "donar" 60 millones de dólares en "ayuda no letal" a los terroristas sirios, luego de sostener una reunión con Ahmed Muaz al Jatib, uno de los portavoces de la Coalición Nacional Siria, cúpula que conspira contra el pueblo sirio.
Kerry aseguró que el presidente Barack Obama tiene "muy en clara la necesidad de intervenir a favor de la oposición". Según el jefe de la diplomacia estadounidense, la ayuda consistiría en chalecos antibalas, cascos, aparatos de comunicación, alimentos y medicinas.
Sin embargo, el 14 de junio de 2013 Washington asumió una postura más frontal y belicista, al admitir que proporcionará armas de guerra y "ayuda militar" a la coalición opositora y sus fuerzas mercenarias.
La ONU confirmó ese mismo día que el número fallecidos por este conflicto superaba entonces las 93.000 personas, mientras que más de cuatro millones de habitantes se habían visto forzados a dejar el país.
La emisora radial belga La Premiere informó, con base en datos de la compañía Business Insider, que la CIA está implicada en el envío de armas de guerra a unos 5.000 mercenarios responsables de la violencia en Siria.
La Premiere destacó que el nuevo gobierno de Libia, aliado de EEUU y la Unión Europea, se comprometió a enviar a los terroristas que se encuentran en Siria unas 400 toneladas de armas, incluyendo sistemas antiaéreos.
No son estos los primeros reportes acerca de la injerencia directa de agencias estadounidenses en la escalada de violencia en Siria durante los últimos años, desde que resultó evidente que la campaña desestabilizadora "no violenta" debía dar paso a la acción de grupos armados. En septiembre de 2012, la agencia de noticias iraní Al Alam y el diario digital yemení Aden Alghad denunciaron que Washington había acordado con la red Al Qaeda y el gobierno de Arabia Saudita el envío de 5.000 mercenarios a Siria, con el fin de apoyar la conspiración contra Al Assad.
Estos 5.000 mercenarios se unirían a otros grupos de Al Qaeda que se han infiltrado en Siria desde Libia, Irak y Turquía, con la ayuda de la Organización del Tratado Atlántico Norte (Otan) y sus aliados entre los Estados del Golfo.
La raíz en Boston
Desde finales de 2011, el presidente Al Assad y el pueblo sirio que lo eligió han tenido que enfrentar una arremetida bélica, en la que las potencias imperiales organizan y dirigen las labores de mercenarios que causan caos, muerte y desestabilización.
Este conflicto, que se gestó paso a paso desde Boston, se une a la larga lista de países en los que, según el propio Sharp, han sido aplicadas sus teorías conspirativas amparadas en la "acción no violenta": Guatemala, Australia, Tailandia, Birmania, China, Japón, Georgia, Irán, Kurdistán, Rusia, Serbia, Ucrania, Venezuela, Vietnam, Zimbabwe... y seguramente haya alguno más.
Sharp refuerza la idea de que para acabar con un gobierno y cambiar el sistema político de un país, se deben atacar los pilares fundamentales que conforman el Estado y desestabilizarlo mediante el desconocimiento de las instituciones.
"Si puedes identificar las fuentes de poder de un gobierno, como la legitimidad, el apoyo popular, el apoyo institucional, entonces sabrás de qué depende la existencia de ese gobierno. Y puesto que todas esas fuentes de poder dependen de la buena voluntad, la cooperación y la obediencia de la gente y las instituciones, tu trabajo es bastante sencillo: sólo tienes que reducir ese apoyo, esa legitimidad, esa obediencia, y el régimen quedará debilitado. Si eliminas esas fuentes de poder, el régimen caerá", asegura Sharp en el documental Cómo empezar una revolución.
"La lucha no violenta es lucha armada, con armas económicas y políticas", recalca en el mencionado documental el mismo Sharp, quien se autoproclama como abanderado de una ideología que cobra vidas humanas, desplaza y aniquila voluntades para "tomar el poder político y negárselo a otros".
Ausama Monajed asegura que dejará Londres para volver a su país si logra encontrar la "libertad", es decir, si se concreta el objetivo que ha perseguido por más de una década: derrocar el gobierno de Bashar Al Assad, como en su momento lo hiciera su homólogo serbio, Srdja Popovic, con la caída de Slobodan Milosevic.
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