miércoles, 20 de mayo de 2015

Alexei Markov, un físico en la brigada Prizrak. “No soy un héroe en absoluto”

Desde la entrada en vigor de lo que debería haber sido un alto el fuego completo, aunque las batallas diarias en zonas calientes recuerdan que el fuego solo ha bajado de intensidad, la guerra en Donbass ha desaparecido de las portadas de la prensa occidental o, cuando menos, el interés de los grandes medios ha pasado a estar lejos de Donetsk o Lugansk y mira ahora hacia Kiev y Moscú, donde parece que va a decidirse la batalla política que acompaña a la guerra.

Pero en estas semanas, coincidiendo también con la llegada de la caravana antifascita de Banda Bassotti, Telesur ha relizado una cobertura especial a un conflicto que, pese a haber perdido interés para la prensa occidental, aún no ha terminado. Las heridas de la guerra son evidentes, como van a seguir siéndolo durante mucho tiempo, en las ciudades, la industria y el pueblo de Donbass. Pero la menor intensidad de la batalla sí permite una cobertura informativa algo más pausada y da tiempo para el diálogo con las figuras imporantes de la milicia.

Telesur ha entrevistado a  Alexei Markov, comisario político de la Unidad 404, la unidad comunista que forma parte de la Brigada Prizrak. En Donbass desde el pasado otoño, Markov lidera una unidad que, desde su formación, no ha dejado de crecer. Tras sufrir varias bajas en los primeros días de febrero, la unidad fue importante en la batalla de Debaltsevo, la batalla más importante de la campaña del invierno de 2015. Frente a la idea que trata de imponer Ucrania de que la base de la milicia está formada por topas rusas, Markov representa a los individuos que han acudido al país vecino a apoyar la lucha de la población local contra unas autoridades, las de Kiev, que no consideraron legítimas tras el golpe de Estado de febrero de 2014.

Pese a las dificultades, y unas fuerzas que Markov califica de desequilibradas, tirar la toalla no es una opción. “Rendirse en esta situación, levantar las manos y decir: no podemos hacer nada más, seguramente sería lo peor”. Pero la guerra supone la realidad de tener que estar preparado para todo. “Cada persona que tiene en la vida algo más preciado que su pellejo, su sueldo o su casa”, dice Markov, “tiene que estar preparado para sacrificarlo por un objetivo mayor. Y para mí ese objetivo es la vida y el bienestar de mis hermanos de esta tierra. Sé que pueden matarme, pueden mutilarme. Yo también tengo miedo. No soy un héroe en absoluto. Pero seguramente sería mucho peor quedarme sentado en casa, en el sofá, viendo la televisión y sabiendo que en estos momentos, gente como yo está muriendo a manos de la junta solo porque nadie detuvo a los fascistas”.

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