lunes, 9 de junio de 2014

SIRIA: Elecciones, terrorismo e injerencia

Por MARÍA VICTORIA VALDÉS RODDA  Por la posición de la veleta se puede saber la orientación del viento. De la misma forma, la masiva afluencia de los sirios a las primeras elecciones multipartidistas señala el respaldo a los caminos democráticos propuestos por ellos mismos. Y de seguir la tendencia de la Unión Europea (UE) y de Estados Unidos de pretender minimizar los resultados de estas presidenciales, que han favorecido con 89 por ciento a Bashar al Assad, se sabrá el grado de hostilidad futura contra esta nación árabe. De
los grupos terroristas, radicales yihadistas, no existen dudas posibles: los aires belicosos, aún en medio de la liza, confirman su carácter criminal.

Alrededor de 24 millones de ciudadanos mayores de 18 años concurrieron el 3 de junio a las urnas en un ejercicio de responsabilidad como argumentación realista frente a la nociva propaganda sobre un país sumergido en intentos de paz, que está haciendo todo a su alcance para acabar con la guerra, o más bien con las agresiones e injerencias. La oposición llevó al Gobierno a una mesa de diálogo que rindió frutos en posibilidades electorales a otras filiaciones políticas, diferentes al oficialista partido Baas. Junto con otro conjunto de medidas, ese reclamo fue tenido en cuenta en marzo de este año, y el resultado fueron estos comicios, los cuales no ganaron la aprobación de Occidente.

Pero su demostrada organización fue certificada por numerosos expertos y observadores internacionales, elogiosamente según reportó la cadena Telesur, teniendo en consideración una distribución equitativa de los centros de votación para todo el país, incluso con instalaciones ambulantes en las zonas rurales más apartadas o con baja densidad poblacional.

Tres fueron los candidatos: Bashar Hafez al-Assad (actual presidente de Siria), Maher Abed al-Hafiz Hayyar (vinculado al Partido Comunista), y Hassan Abd-Allah al-Nuri (empresario con estudios superiores en Estados Unidos). De los 24 aspirantes presentados, estos fueron los que quedaron, con el apoyo de al menos 35 parlamentarios, como estipula la ley electoral nacional. De todos, el favorito siempre fue Al Assad, que en los años de conflicto ha logrado mantener la vitalidad y funcionalidad del Estado. De ahí que en 2007 fuera legitimado en referendo, con 97.5 por ciento. Además, ha podido lo impensado por sus enemigos -dentro y fuera-: guiar hacia la victoria al Ejército Árabe Sirio, con una clara posición de ofensiva estratégica (con el control de más de 70 por ciento del territorio) en contra de los llamados grupos irregulares armados. En sí, terroristas y mercenarios. La puja por la presidencia no distinguió programa político o credo religioso. Cada cual tuvo su oportunidad.

El supervisor de las elecciones del Consejo Judicial Superior, Anas al-Hatib, indicó a Prensa Latina (PL) que hubo representantes de cada candidato en cada uno de los principales colegios electorales, con vistas a detectar cualquier anomalía. El clima general era favorable a sabiendas de que se trataba de un acto puramente voluntario el de votar.

Mientras ello transcurría, se reportaban combates de artillería y aviación en zonas periféricas de Damasco, la capital, desde donde extremistas y mercenarios intentaron por todos los medios, o sea por el terror, impedir una jornada electoral tranquila y transparente. “Y si el precio que se debe pagar en pos de una mejor nación es el de la lucha -dijeron algunos votantes-, bienvenida sea”.

Manuel Vázquez, analista de PL, afirma que la guerra en Siria ha tenido un efecto contrario a los deseos de la oposición, al inducir simpatías por Al Assad. De ahí, se infiere hayan votado por él incluso antiguos detractores, pues lo consideran la alternativa más segura frente al terrorismo. Los contrarios han devenido fuerza política desacreditada, porque nunca llaman los problemas por su nombre y mucho menos centran las dificultades actuales en el nivel de hostilidad foránea. El saldo de ese horror es de 150 mil muertos. En cambio, la UE y Estados Unidos, se obstinan en calificar de no válidas estas elecciones, por darse en un escenario fragmentado, violento e inestable. ¿La veleta qué indica?

Bohemia

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