domingo, 23 de noviembre de 2014

Miliciano afgano: “Afganistán, Libia, Siria… Están intentando rodear a Rusia”

Conocimos a Abdullah en Saur Mogila. En guerra, los encuentros con gente extraordinaria siempre son accidentales. Ni se pueden planear ni se puede buscar sitio para ellos en la agenda. Simplemente ocurren, añadiendo algo de color al ambiente gris de la guerra. En Donbass, la barba es la nueva moda entre los soldados de la milicia, así que nos llevó tiempo ver que ese chico de piel oscura y Kalashnikov procede del soleado Afganistán, especialmente porque habla ruso con fluidez.

 ¿De dónde eres?, le pregunta el escritor Alexander Prokhanov en la cima de Saur-Mogila. Abdullah está allí como su guardaespaldas.

“Soy Pastún de la tribu Alokozai”, sonríe el joven. “Está más cerca de Waziristan”.

Rudyard Kipling escribió un poema llamado Ford O’ Kabul River, comenta Prokhanov.

“Era espía británico”, contesta rápidamente Abdullah. “La institución de sus asesores políticos apareció en Afganistán 150 años antes de que vinieran los rusos”.

¿Por qué es famosa la tribu Alokozai?,le preguntamos.

“El tío de mi primo segundo es Gulbuddin Hekmatyar” (líder del Partido Islámico de Afganistán), contesta con calma.

Hekmatyar es una figura importante. En 2003 fue incluido por Estados Unidos en la lista de terroristas internacionales acusado de colaborar con Al Qaeda.

Después de la guerra, fui a verle a Peshawar, para asegurar la liberación de los prisioneros de guerra. Hizo de anfitrión, me ofreció té, dice Prokhanov con la cautela de quien tata de comprender los entresijos de la política afgana. ¿Estuviste en Tora Bora?

“Estaba bajo control de Hekmatyar”, niega Abdullah. “Colaboró con Bin Laden. Ahora es viejo y sabe que pronto tendrá que encontrarse cara a cara con Alá con las manos manchadas de sangre. Está intentando hacer alguna cosa buena. ¿Has oído la historia del motín de una cárcel de Pakistán? Eran miembros del KHAD (servicio secreto estatal) y rusos. Se amotinaron juntos.

Nadie salió vivo de aquello.

“Sí, les dispararon con howitzers. Igual que aquí”, dice señalando los restos de lo que hasta hace poco tiempo fuera el complejo de Saur Mogila.

Insistimos, pero Abdullah se disculpa educadamene: está trabajando, protegiendo a un invitado importante. Volvemos a encontrarnos con él al día siguiente para intentar comprender qué le ha traído a Novorrusia.

El programa Watan

Absullah llegó a la Unión Soviética en 1985 bajo el programa semisecreto Watan, que recogía de varias ciudades, provincias y tribus a huérfanos cuyos padres habían muerto a manos de los Muyahidines. Alrededor del 90· de esos huérfanos eran hijos de oficiales y comandantes militares pro-Sovéticos. La idea era darles una buena educación secular en la Unión Soviética para inyectar ideas frescas a la República Democrática de Afganistán.

“Mi padre fue gobernador interino de la provincia de Badakhsan”, recuerda Abdullah. “Le atrajeron hacia una trampa y luego se enseñaron disparándole con munición explosiva. Primero en los brazos y luego en las piernas. Mientras le disparaban gritaban: ¡Allah Akbar! No está bien hacer esas cosas en nombre de dios.

¿Sigues teniendo mucha familia allí?

Mi familia está dividida entre los dos bandos: una parte es pro-Soviética y la otra proamericana, yihadista. Resultó que mi tribu se estaba suicidando. Lo mismo pasa en el resto de Afganistán, nos estamos matando entre nosotros. Toda mi familia paterna ya ha sido asesinada. Por cierto, aquellos que lucharon contra las tropas soviéticas ahora se arrepienten.

¿Qué hiciste bajo en programa Watan? ¿Te acuerdas de tu niñez?

Claro. Estudiábamos mucho. Teníamos tanto profesores rusos como afganos. Estudiábamos materias seculares y también temas religiosos. Incluso nos enseñaban el Islam. Los cristianos no decían: aquí tenéis al único dios. Sabían que volveríamos a nuestra tierra y respetaban nuestras creencias, nuestras influencias. Por lo que yo sé, había unos 1.800 niños en el programa. Hoy la mitad ya han muerto.

En la locura de los 90, muchos de esos chicos que habían recibido una educación excelente, se encontraron el la calle. No les ofrecieron la nacionalidad ni les dieron ningún documento: estábais aquí ilegalmente. Volved por donde habéis venido. Pero eran extraños en ese lugar del que habían venido. Nos habían entrenado para luchar contra quienes ahora estaban en el poder. Pero aquí también éramos extranjeros.

Algunos fueron deportados y acabaron siendo asesinados en Afganistán acusados de ser agentes rusos. Con 14 años me encontré en la calle. Las cosas se pusieron cabeza abajo entonces. Todos esos que nos habían estado hablado de un futuro brillante se convirtieron en demócratas de forma automática y pasaron de ser camaradas a ser amos.

Absullah¿Qué opinas de lo que está sucediendo ahora en Donbass?

Es el mismo tipo de guerra que en Afganistán. Estados Unidos sembró tanto caos entonces que mi pueblo sigue viviendo en la pobreza. Somos el país más pobre. Nuestra infraestructura está destrozada. Quieren hacer lo mismo aquí. Es siempre el mismo patrón. Quieren que los rusos bombardeen Kiev, la madre de todas las ciudades rusas. Lo habían planeado de antemano. Pero llegaremos a Kiev igualmente.

¿Ves similitudes entre las dos guerras, la de Afganistán y la de Ucrania?

Salvo por el terreno, la mentalidad y el componente religioso, son exactamente la misma Guerra. Hay hombres en nuestra brigada que sirveron en Afganistán. En aquel momento ayudaron a mi pueblo. Ahora yo tengo la posibilidad de ayudarles a ellos. No quiero que vuestra tribu sea destruida aquí como lo fue la mía.

“¿Qué crees que pasará ahora?”

Salvo que se encuentren puntos en común, algo genuino que venga del corazón, no de un papel, esta tragedia va a continuar. Ni Poroshenko ni los demás tendrán una vida tranquila. Siempre estarán pendientes de un posible atentado, incluso en la emigración. Anteayer via a una anciana pidiendo en la calle. Me paró, llorando: “Hijo, ¿cuàndo vamos a cobrar nuestras pensiones? Tengo hambre”. La gente no ha cobrado la pensión en cuatro meses. No entiendo cómo pueden seguir vivos. Les damos todo lo que tenemos. De hecho, el resultado de la Guerra no solo depende de los que estamos aquí. Allí, en Kiev, la gente salta gritando moscovita el que no bote. Nos están esperando.

Parece evidente que no quieren la paz.

De hecho, piensan “Venid cuando queráis”. Se quieren reivindicar allí, sobre todo la clase media, sábanas limpias, apartamentos. Llegarán los Grad a esos apartamentos. Es esa clase media, la clase intelectual, que tanto odia a Lenin, la que permite que los Grads bombardeen las ciudades de Donbass. Las élites, que pueden hacer que todo esto pare, se mantiene en un cobarde silencio. Ha llegado el momento de reemplazarlos.

¿Crees que serán capaces de llegar a un acuerdo?

Mira, Ucrania y Rusia son la misma cosa. Simplemente os están rodeando. Asía Central, Libia, Siria, Irak, Afganistán. Todos ellos eran aliados rusos. Ya se han ocupado de nosotros y ahora vienen a por vosotros. Y no pararán ahí. Su objetivo no es Ucrania, sino vosotros, los rusos. Todos esos que van de vacaciones a la costa y trabajan en despachos elegantes también irán a por vosotros. Os iréis a otras ciudades, pensando que Rusia es grande.

Es imposible quedarse impasible ante lo que está sucediendo aquí. O seréis esclavos u os levantaréis para haceros oír. Una mente privilegiada dijo: “La lengua rusa se salvará a sí misma y al mundo”. Creo que lo que está sucediendo aquí es una prueba de dios para determinar el verdadero valor de cada uno. La televisión y los valores occidentales prácticamente han apartado a dios del corazón. Pero no de todos los corazones. Hay muchos que recuerdan quiénes son y de dónde vienen. Esto está claro con muchos de los voluntarios. Han intentado tomar estas tierras muchas veces, y lo siguen intentando, pero nunca la tendrán. Y nosotros no bombardearemos Kiev aunque sea lo que quieren. Es nuestra ciudad y es nuestro país. Los que están ahí sentados, esperando…Saltan y saltan esperando que lleguemos. Y llegaremos. Esperad un poco más.

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