viernes, 13 de noviembre de 2015

Portugal, el vivo ejemplo de la dictadura de la burguesía

La pasada semana, el Presidente de la República de Portugal, Anibal Cavaco Silva, rechazó el gobierno de coalición conformado por el Partido Socialista, el Partido Comunista de Portugal y el Bloco de Esquerda designando el gobierno de su partido y poniendo como Primer Ministro a Passos Coelho a pesar de no contar con la mayoría parlamentaria y, por tanto, no poder mantener gobierno.

Los motivos con los que justificó esta decisión el Jefe  del Estado luso para realizar este
pucherazo contrario a la decisión de los portugueses, y amparado por la legislación de la República portuguesa,  fue  la presencia en el gobierno de coalición de izquierdistas del Bloco y comunistas de PCP entre los mismos y que ello implicaría la posibilidad de realizar políticas para abolir el Tratado de Lisboa, el equilibrio presupuestario y la ley de estabilidad, así como políticas contrarias a la OTAN y la UE; haciendo el Presidente de Portugal lo posible para impedir el gobierno de coalición que las urnas arrojaron.

Como se puede comprobar, la democracia burguesa -aquí en su forma de República- que tanto agradan a los oportunistas del estado español, no sólo no duda ya, sin pudor alguno, en impedir la conformación de un gobierno que tiene la mayoría emanada de las urnas, y que su política va a transitar por la senda del oportunismo sin rebasar, en absoluto, los límites del imperialismo no dudando para la justificación de esta medida antidemocrática la existencia de ‘comunistas e izquierdistas’ en el gobierno.

La democracia burguesa ha quedado retratada no sólo en Portugal, sino en multitud de lugares como Grecia o Italia, donde incluso han gobernado títeres impuestos directamente por los monopolios como Papademos o Monti, por no hablar de lo acontecido con Tsipras tras el referéndum contra el memorándum de la UE.

La historia ha acreditado la falsedad reiterada por los oportunistas sobre que para alcanzar el socialismo no era necesaria la Revolución Socialista, derrocando por la fuerza a la burguesía,  sino que mediante la profundización de la democracia burguesa se podía avanzar hacia el socialismo.  

Lenin tenía razón cuando afirmaba que “la  omnipotencia de la riqueza también es más segura en las repúblicas democráticas, porque no depende de unos u otros defectos del mecanismo político ni de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo (…) esta envoltura, que es la mejor de todas, cimenta su poder de modo tan seguro, tan firme, que no le conmueve ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partido, dentro de la república democrática burguesa”. La profundización de la democracia burguesa, y el desarrollo del imperialismo, han dado lugar a mayor reacción y a unos estados cada vez más reaccionarios, a pesar de que los oportunistas en el estado español, los de siempre (PCE-IU) y los de nuevo cuño, PODEMOS, en un momento de crisis aguda del sistema político capitalista no duden en convertirse en un chaleco salvavidas del mismo, reforzarlo y en engañar a los trabajadores en la posibilidad de reformarlo a la par que acatan la columna vertebral del mismo: UE, OTAN, negación del derecho de autodeterminación y no cuestionamiento del sistema económico capitalista.  Estos oportunistas niegan la lucha de clases, en consecuencia abominan de la revolución proletaria, de la dictadura del proletariado, no dudando en arremeter contra el marxismo-leninismo, al que tildan de desfasado, defendiendo la vía del reformismo dentro del estado burgués. Todo ello a pesar de que los hechos que se suceden lo único que hacen es reafirmar la exactitud de la ciencia marxista-leninista y refutan su oportunismo.

Lenin tenía razón cuando señalaba que “las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma: todos estos Estados son, bajo una forma u otra, pero, en último resultado, necesariamente, una dictadura de la burguesía. La transición del capitalismo al comunismo no puede naturalmente por menos de proporcionar una enorme abundancia y diversidad de formas políticas, pero la esencia de todas ellas será necesariamente una: la dictadura del proletariado.”. Y los hechos se muestran tozudos en demostrarlo en Portugal donde incluso los oportunistas ya no tienen cabida, o en el mismo estado español, donde la Constitución de 1978 reconoce como único sistema económico posible el capitalismo, garantizando la intervención de las Fuerzas de Represión del Estado en caso de que alguien no lo reconozca, con independencia de que obtenga una mayoría en las urnas. La clase obrera únicamente tiene una salida: El Socialismo y la dictadura del proletariado. Todo aquél que lo niegue y se oponga no es más que un traidor a la clase obrera y un siervo de la burguesía y su dictadura.



COMITÉ EJECUTIVO DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (P.C.O.E.)

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