viernes, 18 de septiembre de 2015

Se acerca el invierno: crisis económica y reformas

Uno de los principales lemas de la Revolución de la Dignidad fue el breve “Ucrania es Europa”. Los posters publicitarios de este lema rozan lo primitivo. Pero también dan lugar a que cada cual pueda añadir algún otro sentido oculto, que gracias a la bien organizada maquinaria de propaganda, ha acabado por coincidir. Una vez en Europa, debemos recibir los
beneficios: salarios, prestaciones y otros beneficios (la fotografía de la exigencia de ropa interior de encaje ya ha dado la vuelta al mundo); que se nos reconozca el derecho histórico a entrar y salir de Europa sin limitaciones; que se nos concedan más créditos de todo tipo, para poder así limpiar al estilo europeo hasta la última casa de cada pueblo.

Una política pública de “lo quiero, ¡dámelo!”

La infantil idea de que “lo merecemos todo porque somos buenos y revolucionarios” se ha convertido en el principio ideológico central del plan de reformas para la transformación del Estado que han marcado el desarrollo político de la Ucrania post-revolucionaria y, en consecuencia, del desarrollo socioeconómico. Seguir este principio hace prácticamente imposible crear o construir nada (o incluso mantener lo que se tiene), pero resulta cómodo para evadir las responsabilidades: no podemos trabajar porque nadie quiere ayudarnos. Incluso cuando nos ayudan, la ayuda es escasa. Este argumento infantil puede, aunque con dificultar, llegar a funcionar en el patio del colegio, pero es ridículo cuando lo utilizan hombres y mujeres que han declarado su liderazgo. Y para el Estado que intentan construir, es aún más peligroso.

Tristes ejemplos de este tipo de inmadurez se dan cada vez más a menudo en Ucrania. El pasado viernes, en su intervención en la conferencia anual Yalta European Strategy (YES), que pese a su potente nombre y curiosas siglas ya no se celebra en Yalta sino en Kiev, la ministra de Finanzas de Ucrania Natalie Ann Jaresko afirmó que la cantidad de ayuda que Ucrania recibe de Estados Unidos y la Unión Europea no es suficiente. “Estamos muy agradecidos a Estados Unidos y la Unión Europea por su apoyo, pero este apoyo no es suficiente. No tenemos suficiente dinero para avanzar. Es suficiente para estabilizarnos,  pero necesitamos un mayor apoyo para invertir en la economía”, afirmó la ministra. Además, de los créditos del Fondo Monetario Internacional, Ucrania necesita financiación del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones y otras instituciones financieras internacionales.

Evidentemente, está bien que la ministra de Finanzas de país conozca tantas instituciones con las que el país puede, potencialmente, endeudarse. Pero un adulto debe saber también que hay que pagar esas deudas. Y según los datos del Banco Central de Ucrania, la deuda pública continúa aumentando y alcanzará a finales de este año el 95% del PIB. ¿De dónde sacará el dinero para pagar esa deuda? Especialmente ahora que, de repente, los acreedores privados, con Eurobonos por valor de 10.000 millones de euros, no se dan por enterados del acuerdo de quita del 20% de la deuda. Todo ello ocurre la misma semana que el primer ministro Arseniy Yatseniuk y la ministra Jaresko informaban orgullosos del acuerdo. Una situación incómoda.

Aumenta el descontento

Quizá por eso, Petro Poroshenko declaró abiertamente en el programa “Prime Time” de la televisión ucraniana que no está satisfecho con el trabajo de su Gobierno.  El presidente respondió un rotundo “no” a la pregunta de Myroslava Gongadze y añadió que tampoco está satisfecho con el trabajo de los gobernadores. Incluso recordó que había admitido en el parlamento no estar satisfecho. Un hombre con coraje.

Pero lo más interesante es que muchos comparten esa opinión. Una encuesta realizada por la fundación “Iniciativas Democráticas” y el Centro Razumkov este verano muestra que el 48% de los ucranianos no perciben progreso alguno en las reformas. El 25% afirma que las autoridades no han hecho más que el 10% de lo que prometieron y solo el 0,6% cree que han mantenido al menos la mitad de sus promesas.  Tan solo el 30% se cree que las reformas tendrán éxito, mientras que un porcentaje similar se muestra escéptico. El 51% de los ucranianos cree que la oligarquía supone un obstáculo para las reformas. El porcentaje de quienes ven al presidente como un obstáculo y quienes le ven como el motor de las reformas es similar: 39% y 37% respectivamente.

Otros estudios muestran datos similares. Según la encuesta del grupo sociológico Rating realzada el pasado verano en todas las regiones de Ucrania a excepción de Donbass, más de dos tercios de los ciudadanos ucranianos con derecho a voto no apoyan al presidente Poroshenko.  El 33% de los encuestados no aprueba en absoluto la actuación de Poroshenko. Un porcentaje similar, el 34% elige la opción de apoyo parcial al presidente. Solo un 3% expresa apoyo completo a Poroshenko y un 21% se muestra relativamente favorable.

Los datos del Gobierno son aún más tristes. Un 52% no aprueba las políticas Arseniy Yatseniuk. Solo un 10% aprueba al primer ministro. Y solo se trata de los datos del verano.

En septiembre, con el aumento de los precios de los alimentos, alcohol y gastos básicos (la electricidad, por ejemplo, aumenta un 25%) y un aumento del salario mínimo del 13% [frente a una inflación de más del 60%-Ed], estos datos solo pueden empeorar.

Ni Yatseniuk ni su equipo han demostrado su capacidad de solucionar este tipo de problemas. En realidad, han mostrado su incapacidad de hacerlo. Recuerden, por ejemplo, que para solucionar la situación de la compra de gas para el invierno,  la ministra de Finanzas Jaresko se vio obligada a solicitar al G7 que financiara la compra de gas ruso.

La semana pasada, Yatseniuk afirmó que las reservas ucranianas habían acumulado 14.500 millones de metros cúbicos de gas, insuficiente para la temporada de invierno. Al mismo tiempo, Ukrtransgaz ha publicado que Kiev adquirió mil millones de metros cúbicos de gas a Eslovaquia. Según los cálculos de Gazprom, con el actual volumen de reservas, Ucrania será capaz de almacenar alrededor de 16.800 millones de metros cúbicos de gas, insuficiente para superar el invierno, para lo que se necesitan al menos 19.000 millones de metros cúbicos. Así que en dicho foro económico en Ankara, Jaresko realizó esa desesperada petición ucraniana.

Por suerte para el país, la crisis se resolverá. “Naftogaz” recibirá 500 millones de dólares del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo para la adquisición de gas. Así lo anunció el miércoles 9 de septiembre la presidenta del Banco Central de Ucrania Valeria Gontareva. “Esperamos comprar gas para el invierno, pero estará financiado por organizaciones internacionales. Recibiremos un crédito de $300 millones del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y $200 millones del International Finance Corporation”, afirmó. Una forma sensata de solucionar un problema para un Gobierno reformista, ¿verdad?

Por cierto, la base de la coalición de gobierno también está perdiendo popularidad. La actitud de los ciudadanos ucranianos, según muestran las recientes encuestas, tampoco es favorable al parlamento. El 49% de los encuestados no aprueba en absoluto el trabajo de la Verkhovna Rada, un 35% lo aprueba parcialmente y solo el 9% está de acuerdo.

¿Y ahora qué?

Por desgracia, la vía más probable para salir de esta situación de crisis permanente a la que Ucrania llegó artificialmente hace dos años es la guerra. Como afirmó Clausewitz, “la guerra es la continuación de la política por otras vías”.

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