martes, 23 de junio de 2015

Protestas en Armenia, 22 de junio

El 22 de junio de 2015 observamos una intensificación de las protestas en Armenia, desencadenadas por el aumento de las tarifas eléctricas.

Como suele ocurrir, las exigencias económicas objetivas comenzaron a ser sustituidas por exigencias políticas. Debido a que la compañía eléctrica que ha aumentado las tarifas pertenece a la Federación Rusa, es natural que, además de las exigencias de cancelar ese aumento de tarifas para volver a dejar las cosas como estaban, aparezcan también exigencias dirigidas contra el actual presidente (que es conveniente para Rusia) y contra la propia Rusia.

En general, ya se observó algo similar en Brasil antes del Mundial de fútbol, cuando el aumento de tarifas del transporte público causó una ola de protestas que se alargó durante meses y que exigía la dimisión de la presidenta. El mundo del capitalismo continuará creando este tipo de descontento: algo que también se observó en Estados Unidos durante la serie de protestas de Occupy Wall Street, pero que carecía de nadie que pudiera dirigirlas en el camino político. En Ereván, por el contrario, es sencillo encontrar a quienes quieren dirigir las protestas.

En el caso de Armenia, ya se observa un intento de redirigir un descontento objetivo hacia un camino político muy concreto. Ya circula abiertamente la idea de derrocar al actual presidente y de exigir la retirada de tropas rusas de Armenia. La prensa ucraniana se retrata en noticias sobre “un nuevo Maidan contra Rusia” y la esperanza de que “el régimen pro-ruso en Armenia será derrocado, igual que en Ucrania”.

La realidad es que, incluso en 2014, la inquietud ya era evidente en Armenia: la guerra en Karabaj estaba al borde de reiniciarse, con nuevos tiroteos entre las fuerzas de Armenia y Azerbaiyán y con bajas en ambos lados. En aquel momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso hizo grandes esfuerzos para hacer que el conflicto permaneciera congelado.

Además de esto, a principios de este año tuvo lugar en Gyumri el escandaloso asesinato de varios ciudadanos armenios a manos de un soldado de la Federación Rusa. Esto provocó una serie de protestas que aumentaron los sentimientos anti-rusos en los círculos radicales “democráticos”. En resumen, el caso de este asesinato fue utilizado para crear sentimientos anti-rusos entre la población.

Ahora, la difícil situación económica ha añadido una capa más a un descontento en alza. Como es habitual, la base de las protestas se sustenta sobre una serie de problemas socioeconómicos objetivos imposibles de negar. Por otro lado, también observamos cómo estos sentimientos de protesta se canalizan en una dirección política concreta con el anuncio del máximo objetivo: el derrocamiento del actual presidente y la retirada de tropas rusas, concretamente la base militar 102. Esta última parte recuerda a las actividades banderistas, que durante años prepararon el terreno para expulsar de Crimea a la flota rusa del mar Negro.

En los próximos 2-3 días será posible ver si lo que ocurre puede llegar a convertirse en una verdadera revolución de colores. Como es habitual, ya hay rumores [que ha hecho circular la prensa ucraniana-Ed] de que la policía se ha unido a los manifestantes. Básicamente, si le lealtad de las fuerzas de seguridad de Ereván resulta ser mediocre y las autoridades pierden la capacidad de detener el intento “no-violento” de lograr el poder, su destino no será de envidiar. Por el momento, la policía ha advertido de que está preparada para usar la fuerza para dispersar a los manifestantes y se han desplegado refuerzos para las fuerzas del orden en la capital.

Teniendo en cuenta la situación en general, esta puede tener consecuencias negativas, no solo para Armenia, sino también para la posición rusa en el Cáucaso (en caso de caída del actual Gobierno) y puede agravar la situación en Nagorno Karabaj, donde persiste el conflicto.

De hecho, algo como esto era de esperar. Era improbable que Ucrania fuera el único frente de confrontación entre la Federación Rusa y Estados Unidos. Se han producido repetidas advertencias en otros lugares fronterizos a Rusia que sugerían que Estados Unidos podría intentar limitar la influencia rusa y crear dificultades adicionales en otras direcciones.

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