La Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT, por sus siglas en turco) ayudó en el envío de armas a algunas zonas de Siria cuyo control estaba en manos de los terroristas que operan en el país árabe para derrocar al Gobierno de Damasco.
La agencia de noticias británica Reuters publicó el jueves documentos de la Fiscalía de la provincia sureña de Adana y detalló que este caso sobre el envío de armas con el apoyo turco se remonta a finales de 2013 y a principios de 2014.
El fiscal Ozcan Sisman, quien ordenó el 07 de noviembre 2013 el registro de un camión que supuestamente intentaba transferir armas ilegales al lado sirio de la frontera, explicó al rotativo que las investigaciones realizadas muestran que algunos funcionarios ayudaron al traslado de los cargamentos.
Tanto Sisman como otro fiscal de Adana, Aziz Takci, que ordenó el 19 de enero de 2014 que examinaran otros 3 camiones, están acusados de llevar a cabo un registro ilegal y se encuentran detenidos por orden del Consejo Supremo de Jueces y Fiscales (HSYK, en turco) de Turquía, bajo el alegato de que el caso era un “secreto de Estado”.
Sisman y Takci niegan los cargos. En este sentido, el abogado de los imputados, Alp Deger Tanriverdi, advirtió de que “algo que es un delito no puede ser un secreto de Estado” y tacha lo sucedido de “una masacre total de la ley”.
La semana pasada, el presidente Recep Tayyip Erdogan consideró el control e inspección de camiones de MIT una “traición” e afirmó que los involucrados en esta acción merecían ser castigados.
Curiosamente, el principal partido de la oposición de Turquía, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), acusó el miércoles al Gobierno de Erdogan de enviar armas al autodenominado Ejército Libre de Siria (ELS).
Desde el inicio de la crisis en Siria en 2011, el Gobierno de Erdogan, ha brindado apoyo a los grupos armados con el fin de allanar el camino para el derrocamiento del Gobierno de Damasco, al que se opone firmemente.
La ayuda de Turquía a los grupos armados ha provocado hasta la reacción del primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, que instó el pasado mes de febrero a Ankara a impedir que su territorio se utilice como puerta de entrada de los terroristas a los países de la región.
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