viernes, 8 de mayo de 2015

El primer aniversario de la RPD: el impulso de Kiev a la independencia de Donbass

El movimiento Anti-Maidan en la región de Donbass culminó con la autoproclamación de la República Popular de Donetsk el 7 de abril de 2014. En aquel momento, ni siquiera las figuras políticas más marginales que participaron podrían haber imaginado que un año después, esa nueva entidad estaría camino de reafirmarse como Estado. Ni los agentes del Kremlin, ni los separatistas que ocupaban el edificio de la administración regional de la futura República Popular de Donetsk, ni nadie en el mundo,
podría haber dado un impulso tan fuerte a las protestas de Donbass como el que han dado las autoridades de Kiev.

Al ignorar lo básico de las demandas democráticas de las innumerables concentraciones asamblearias, que buscaban defender sus monumentos, su idioma y exigir el final del poder de los mismos oligarcas contra los que supuestamente había luchado Maidan, las nuevas autoridades de Kiev hicieron comprender a los residentes de Donbass que ni siquiera les consideraba humanos.

La operación antiterrorista de Kiev con la presencia de las Fuerzas Armadas de Ucrania forzó a miles de indignados residentes de las regiones de Donetsk y Lugansk, hasta entonces civiles que nunca se habían planteado tal escenario, a unirse a las milicias populares. Y el bloqueo de las pensiones y prestaciones sociales implantado en invierno ha llevado a la creación de su propio sistema de protección social.

El hecho es que, aunque pudiera parecer paradójico, cuando desde Kiev decidieron matar de hambre a los ancianos que ya sufrían con los bombardeos, el frío y el genocidio del impago de las pensiones, las autoridades esperaban poner de rodillas a la República Popular de Donetsk. Pero los oficiales de las colinas de Pechersky [Kiev], que odian al proletariado tintado del polvo del carbón de la región de Donbass, han conseguido el efecto contrario. Sus prácticas inhumanas han servido para legitimar aún más a la República a ojos de los residentes de Donbass: “si Kiev no paga las pensiones que nos hemos ganado con toda una vida de trabajo, nos encierra en un gueto rodeados por rifles, tanques y soldados, es lógico pensar que este no es nuestro Gobierno, que no le importa en absoluto qué sea de nosotros”.

Además, dichas acciones de Kiev han estimulado la creación de un sistema de pensiones propio. No hay duda de que carece de la eficiencia necesaria y tiene deficiencias, pero es nuestro. El forzado aislamiento ha hecho emerger un Banco Central en la República, un nuevo sistema de impuestos y un registro para que las empresas operen como parte de la RPD y la falta de hryvnia [a causa del bloqueo del sistema bancario-Ed] se ha cubierto con un doble sistema monetario. De hecho,  igual que hace un año, Kiev, que literalmente nos ha expulsado de Ucrania, es el verdadero creador de la independencia de Donbass. Todos comprenden demasiado bien que, de volver a Ucrania, solo recibiríamos céntimos de las pensiones impagadas, mientas que nos enfrentaríamos a las monstruosas tarifas de Yatseniuk, imposibles de pagar con esas pensiones. Hemos tocado fondo y ahora comenzamos, poco a poco, a salir del agujero, mientras que Ucrania sigue cuesta abajo.

En medio de las ruinas, se ha construido un refugio temporal, que esperamos que no sea un hogar permanente. Prácticamente no nos queda nada que perder, hemos sufrido más que los residentes de otras regiones de Ucrania. Así que todas las adversidades e incomodidades se encuentran con el estoicismo del pueblo de Donbass.

A lo largo de este año, Gorlovka ha sufrido mucho: el cierre de las fábricas, la huida de muchos ciudadanos, el abandono, enfrentamientos ocasionales con unidades fuera del control del Gobierno de la RPD, escasez de alimentos, el hambre y el constante fuego de artillería del Ejército Ucraniano. Pero a pesar de todo, la ciudad ha sobrevivido y se ha hecho más fuerte. ¿Da más miedo? Todo lo contrario. Los residentes de Gorlovka vuelven a amar su ciudad. Nos hemos enfrentado a grandes adversidades y ahora vemos las cosas de forma diferente. Hemos aprendido a disfrutar de las cosas que antes simplemente no apreciábamos. Puede que estemos viviendo el renacimiento de Gorlovka, como los brotes que sobresalen de las grietas de un edificio destruido por las bombas.

¿Nos consideramos ciudadanos de la RPD? En primer lugar, sentimos que somos un pueblo que vive en una zona de guerra y espera justicia de las autoridades y amabilidad de los reyes. Apreciamos a aquellos que nos ayudan e ignoramos a quienes nos odian. Cada vez más a menudo usamos la abreviatura RPD  para nombrar a la comunidad a la que pertenecemos. Se puede disimular y añadir no reconocida u organización terrorista, pero el hecho es que hay cientos de miles de personas que se están acostumbrando a la realidad de que ya no viven en Ucrania. Respiran, trabajan, hacen sus recados, llevan a sus hijos al colegio. De la misma forma que la población de Ucrania se acostumbró a la idea de que ya no vivían en la Unión Soviética y que Moscú había dejado de ser la capital. Es una sensación extraña e incómoda, pero ya es una sensación familiar.

Un año después, la RPD ha comenzado el proceso de convertirse en un Estado viable. Se trabaja en la centralización de las estructuras de Gobierno, la unificación de las fuerzas armadas, el desarrollo de leyes propias, el reinicio del trabajo de las fuerzas de la ley (tribunales, policía), la creación del sistema de pago de impuestos, la reconstrucción de la industria y la reactivación del mercado laboral. Por desgracia, no muchos pensaron en estas cuestiones cuando, a partir de las protestas, proclamaron la República Popular de Donetsk. En aquel momento, no prestaron especial atención a mantener la producción de la industria, a asegurar los pagos sociales y salarios, al abastecimiento de alimentos y otros productos y demás. Hace un año, la República Popular de Donetsk no existía como tal, se ha ido gestando poco a poco a lo largo de este último año. Y no ha sido en las oficinas de autoridades sino en los corazones de la gente. Se gestó durante los bombardeos, en la evacuación de civiles y en el frente de batalla. Honoré de Balzac dijo una vez que el sufrimiento es como la base de hierro que el escultor coloca dentro de la masa de barro para darle fuerza.

Me gustaría escribir sobre todo lo bueno que ha ocurrido en este año republicano en mi ciudad. Pero en estos momentos escucho voleas de mortero desde la ventana, así que no va a poder ser. Seguimos en un estado de guerra, difícilmente podemos hablar de paz o de grandes logros. Exigir una “vida mejor” cuando el frente está a tres kilómetros de tu casa es como enfadarse con un amigo por llegar tarde a tu fiesta cuando acaba de ser atropellado por un coche. Por ahora, la principal tarea de Donbass es sobrevivir y preservar lo que nos queda, sobre todo la esperanza de que, cuando acabe la guerra, podremos reconstruir nuestra región.

Hace 110 años, republicanos irlandeses de izquierdas (gente con muy diferentes opiniones políticas, incluyendo algunas muy polémicas), crearon un movimiento por la independencia al que dieron el poético nombre “nosotros mismos, juntos”, Sinn Fein. Estas palabras reflejan perfectamente la sensación de los residentes de nuestra región cuando el ejército ucraniano y los militantes de extrema derecha no nos permiten el paso a ciudades cercanas salvo previo pago de un soborno o cuando Kiev niega a nuestros padres y madres las pensiones que se han ganado.

“Está bien,” les contestamos, “entonces lo haremos nosotros, por nosotros mismos.

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