El presidente Poroshenko se manifestaba ayer junto a otros jefes de Estado y de Gobierno contra el terrorismo y por la libertad de prensa en París. Mientras tanto, la violencia aumenta en Donbass, una guerra en que, según los últimos datos de Naciones Unidas, ha costado al menos 4.808 vidas. Pero la violencia va más allá de la zona y el mismo día en que el mundo se unía para reivindicar la libertad de prensa, se ha producido otro ejemplo de la falta de tolerancia con la prensa contraria a la nueva Ucrania nacida de la “revolución de la dignidad” en Maidan.
Slavyanka, acusado de ser excesivamente pro-ruso, era atacado con cócteles Molotov y amanecía con pintadas de inspiración fascista en su fachada. Los periodistas de esta publicación ya habían sido amenazados con anterioridad. Según los datos de Reporteros Sin Fronteras, Ucrania se ha convertido en uno de los países más complicados para los trabajadores de la prensa y lidera el ranking de secuestros y detenciones de periodistas.
El acoso a la oposición no se limita a la prensa. Una de las víctimas habituales de la extrema derecha ucraniana es el Partido Comunista de Ucrania, que desde la llegada al poder del nuevo Gobierno y el aumento de la impunidad de los grupos de extrema derecha armados ha visto cómo se asaltaban y destrozaban sus sedes y se amenazaba a sus candidatos. El PCU sigue siendo atacado por la extrema derecha incluso ahora que, apartados del parlamento, su influencia es mínima, y se amenaza incluso con ilegalizar, no solo el partido sino también su ideología.
La noche del sábado 10 de enero, enmascarados rompieron una ventana de las oficinas del Partido Comunista en el distrito de Svyatoshinskiy (Kiev), a través de la que lanzaron cocteles Molotov para acabar incendiando la sede. Como en el caso de unas semanas atrás, un grupo de extrema derecha, “Revenge”, reivindicó el ataque en su perfil de VKontakte. Orgullosos de su hazaña, los desconocidos grabaron y publicaron el vídeo de lo ocurrido.
El grupo ha reivindicado también otros ataques, concretamente contra el canal de televisión Inter, al que el secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, Alexandr Turchinov, que es también uno de los impulsores de la ilegalización del Partido Comunista, había acusado de haberse convertido en agentes de la guerra informativa que se lucha contra Ucrania.
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