De las elecciones presidenciales acontecidas en mayo, quedó electo el que ya las encuestas venían dando como favorito, Petro Poroshenko, quien asumió la presidencia del país, escoltado en su asunción por el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden; el presidente de Alemania, Joachim Gauck; el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. Los comicios estuvieron marcados por la inestabilidad y la ausencia de las tres regiones que se independizaron.
Sin embargo, el empresario devenido en jefe de estado, no tenía todas consigo con los norteamericanos quienes lo calificaban según cables del departamento de Estado divulgados por Wikileaks de "oligarca deshonroso", una sin razón, desde el punto de vista de quienes lo enjuician. Pero en casos donde no hay mucho a donde echarle mano se prefiere el mal menor. Claro está siempre y cuando mantenga el compromiso con los designios de Washington. Ya dio el primer paso para cumplimentar demandas al ratificar a Arseni Yatseniuk como primer ministro, declarado como el predilecto de la Casa Blanca en Kiev. Otro paso fue el anuncio de que su país no se convertirá en una república federalizada, como lo sugirió Moscú, y que muy pronto firmará los tratados económicos que componen el acuerdo de asociación Ucrania-Unión Europea, antesala hacia una membresía plena en la UE. No obstante, la asunción de Poroshenko se vio ensombrecida por sangrientos enfrentamientos entre tropas del Gobierno y separatistas prorrusos en el este del territorio, ya que no reconocen al electo como jefe de estado.
Desactivar la crisis, es un interés demostrado en la mediación que hicieran François Hollande, presidente de Francia y la canciller alemana, Angela Merkel, aprovechando la conmemoración del aniversario 70 del desembarco de Normandía a la que asistieron diversos gobernantes del área, y donde en un breve encuentro entre Poroshenko y su homólogo ruso Vladimir Putin, trataron sobre cuales medidas deben instrumentar para pacificar la zona.
Sin embargo los combates prosiguen y van en aumento los estragos de los grupos neofascistas, entre personas que salen huyendo de la guerra, el asesinato de prisioneros y las muertes “colaterales” como la de dos periodistas rusos en la región de Lugansk.
Todo parece, al cierre de nuestra edición, que hay un alto al fuego decretado desde Kiev para dar tiempo a alcanzar un acuerdo sobre un plan de paz. Se dice que la orden llegó posterior a una conversación telefónica entre Poroshenko y Putin.
La otra cuestión, que se veía venir, y finalmente llegó al vencer el plazo dado para que los ucranianos pagaran su deuda de consumo de gas a los rusos, situación que provoca una nueva fase de disputa entre ambas naciones y que según los conocedores pronostican es el preámbulo de un largo conflicto comercial.
Ucrania debe a Gazprom, la empresa rusa, un total de 4 mil 458 millones de dólares, de los cuales mil 451 millones corresponden a los suministros de noviembre y diciembre de 2013, y tres mil siete millones por los meses de abril y mayo de este año. Rusia afirmó que había extendido el plazo de pago tres veces y que no estaba dispuesta a hacerlo nuevamente.
El grupo estatal ruso anunció que a partir de ese momento solo suministraría gas a Ucrania si existía un pago previo. Por lo que esta busca la alternativa de comprar gas a otros países de Europa. Yatseniuk viajó a diversos lugares de la UE para sondear contratos y tratar de cubrir así “gran parte de la demanda”.
Los cuentos de hadas que trataron de pintar los norteamericanos al estilo Walt Disney no se cumplen en la realidad, lo que está ocurriendo es destrucción, una nación escindida, empobrecida, y signada por los enfrentamientos y la muerte.
Bohemia
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