Medida en el índice de Gini, la desigualdad de ingresos en términos de mercado en España se incrementó en esos cuatro años en ocho puntos porcentuales, frente a cinco puntos en Irlanda y Grecia o tres en Estonia, indicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el conjunto del conocido como el “Club de los países desarrollados”, ese indicador de desigualdad se agravó en un punto porcentual, y en algunos países incluso disminuyó: dos puntos porcentuales en Polonia e Israel, uno en Australia.
Si lo que se miden son los ingresos disponibles, una vez que se tienen en cuenta los impuestos y las transferencias, España volvió a ser el miembro de la organización con un mayor agravamiento de las desigualdades: cuatro puntos, por delante de Francia, Hungría y Eslovaquia con dos puntos.
En 2011, el último año para el que existen datos comparativos, las desigualdades se agudizaron sobre todo en Grecia (tres puntos porcentuales en el índice de Gini) y en España (1,5 puntos), mientras que en el conjunto de la OCDE permanecieron casi estables.
Una de las responsables del estudio explicó que la evolución del caso español tiene que ver sobre todo por las pérdidas masivas de empleo durante la crisis, que han generado diferencias de ingresos entre los que tienen un puesto de trabajo y los que no.
Además, añadió que mientras en la primera fase de la crisis persistían algunos mecanismos que compensaban ese fenómeno con transferencias sociales y mecanismos fiscales, muchos de ellos han desaparecido.
Eso significa que muchos desempleados con el paso del tiempo han llegado al final de sus derechos a un subsidio por desempleo, pero también que se han suprimido transferencias como el “cheque bebé” y que ha habido modificaciones fiscales que han perjudicado a los grupos sociales menos favorecidos.
La OCDE puso el acento en que la pobreza ha aumentado en muchos de sus países desde 2007, lo que ha eliminado los progresos que se habían producido en los 20 años anteriores en la mejora de los niveles de vida de los hogares de bajos ingresos.
Así la proporción de personas con menos de la mitad del ingreso medio real vigente en 2005 subió en 15 puntos porcentuales en Grecia, y en 8 puntos en Irlanda y España.
Pese a todo, los países con mayores desigualdades entre ricos y pobres en 2011 eran México, Chile, Turquía y Estados Unidos, mientras que los más equitativos eran Dinamarca, Eslovenia, Finlandia y la República Checa.
En el conjunto de la OCDE, en 2011 el 10 % de los más ricos obtuvieron 9,6 veces más ingresos que el 10 % más pobre. En 2007 habían ganado 9,3 veces más.
Otra de las tendencias de fondo que se ha confirmado con las estadísticas de 2011 es la de que los jóvenes y los niños han venido a sustituir a los ancianos como el grupo de edad con mayor riesgo de pobreza.
En esa línea, por primera vez desde que se recogen estas cifras, en 2011 las personas de entre 66 y 75 años se enfrentaron a un riesgo de pobreza un 25 % menor que la media de la población, y era la más baja entre todos los grupos.
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