La tranquilidad es un concepto ausente en lasociedad egipcia, pues no pasa ni un día sin que algo violento suceda. En ediciones pasadas BOHEMIA hacía referencia adisturbios, donde tanto simpatizantes del actual presidente interino como sus detractores, quereclaman elretorno de Mohamed Morsi -depuesto por un golpe militar-, andaban en batallas campales.
Pasadas unas semanas albergábamos el deseo de reportar unamejoría de la situación. Esto no será posible.
Hoy los actores del descontento forman parte de la grey estudiantil de la prestigiosa Universidad de Al Azhar. La misma que años atrás aglomeró a jóvenes deseosos de transformaciones en Estados Unidos en relación con el mundo musulmán. En un discurso de gran repercusión, Obama aseguró cambios.
Y sí, estos se evidenciaron con el ataque a Libia, las presiones contra Siria, y la permanencia velada en Irak y Afganistán. Pero es preciso ser veraces en lo que respecta a Egipto, nación laica del norte de África, ya que la Casa Blanca anunció la reducción en la astronómica ayuda militar hasta tanto se restituya la paz ciudadana y vuelva la democracia.
Para algunos, la razón de esta variable radica en la crisis económica por la que atraviesa el Tío Sam.
¿Será por eso que las actuales autoridades -influidas por la cúpula castrense- han convocado para febrero de 2014 un nuevo período electoral? ¿Cómo ha reaccionado la gente? De distintas maneras, atendiendo a los papeles que desempeñan. En un despacho titulado el Rey del Chocolate, la Voz de Rusia entrevistó a una dulcera que ha comenzado a decorar sus tortas no solo con los colores de la bandera nacional, sino también con mensajes alusivos a la venidera campaña política, en favor precisamente del actual ministro de Defensa, el general Andel Fatah al Sisi, gestor de la última asonada militar.
La nota en cuestión, de una exquisita maestría periodística, demuestra cuán ansiosa está la vida pública egipcia por el fin de la violencia. Además, evidencia el fino trabajo -no ya de pastelería- de proselitismo llevado a cabo por las Fuerzas Armadas, no siempre vistas como enemigas.
Recordemos que en época de la Primavera Árabe, con la Plaza Tharir levantada contra el gobierno de Hosni Mubarak, Al Sisi fue quien evitó el derramamiento de sangre; eso es lo que algunos comentan.
Por eso para esta señora, la ex guía turística Bahira Gagal, devenida dulcera debido a la crisis económica y de seguridad, la “persona número uno” ante sus ojos es el titular de Defensa. En cambio, en la mentada institución docente, este es un personaje arribista, de ahí que al cierre de la presente edición “una nueva jornada de protesta, la tercera consecutiva, para exigir el regreso al poder del anterior presidente egipcio, Mohamed Morsi, derrocado el pasado 3 de julio, estremeció la Universidad”, consigna un despacho de EuropaPress.
Cambio de estrategia de algunos sectores
Con esta huelga contagiaron a instituciones docentes de otras ciudades. Y si bien fueron pacíficas, hubo arrestos de 44 jóvenes. Algunos analistas estiman que se trata de una estrategia inteligente que pretende, sin tantos aspavientos, con reclamos serios, evitar cualquier muerte.
Los seguidores de Morsi dentro de la intelectualidad han optado por protestas en lugares sensibles, en vez de llenar calles, evitando la represión. Aunque loable, todavía es imposible avizorar similar comportamiento en todas las clases y grupos.
Los Hermanos Musulmanes, movimiento islamista cuyo partido político ganó las elecciones pasadas, ahora ilegalizado, siguen tomándole el pulso a un país dividido. En las últimas semanas, fuerzas de seguridad e islamistas se enfrentaron, dejando un saldo de 51 muertos y 200 heridos, publicó el diario local Al Ahram. Esta vez más de 420 simpatizantes de Morsi fueron detenidos.
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