Editorial
Los sindicatos mayoritarios de Iberia han llegado a un principio de acuerdo para poner un mediador en el conflicto que reduciría el número de despidos de 3.807 a 3.141. Se trata del catedrático en Derecho, Gregorio Tudela.
Las decisiones tomadas desde las sedes sindicales por los "representantes" de los trabajadores, abren la puerta a una nueva traición en el ya diezmado marco laboral del conjunto de la clase trabajadora española, y evidencia la complicidad entre las cúpulas sindicales y las grandes empresas.
La reducción del número de despidos en un número de 666 trabajadores, así como la reducción del salario de quienes permanezcan en plantilla, parece algo pactado anteriormente entre empresa y sindicatos, algo ya muy habitual en el proceder de los sindicatos amarillos en nuestro país.
Una nueva sangría laboral, con el pretexto de ser lo "menos malo", dejaría a merced de la empresa a los trabajadores no despedidos a los cuales les espera un futuro de sometimiento laboral y de ocupación imprevista.
Así lo entendió un buen número de trabajadores que al término de la reunión, increparon al grito de "traidores" a la más que vendida cúpula sindical.
Todo lo que no sea construir una estructura sólida de las organizaciones obreras de base, la coordinación de los comités y delegados de trabajadores, el fortalecimiento de las asambleas con capacidad de decisión, con un programa de transformación social, es decir, sin consolidar la creación de un Frente Único del Pueblo al margen de las organizaciones sindicales del Estado, no nos puede conducir a un nuevo marco donde la dirección de la sociedad esté en manos de los trabajadores.
Todo lo que no sea construir una estructura sólida de las organizaciones obreras de base, la coordinación de los comités y delegados de trabajadores, el fortalecimiento de las asambleas con capacidad de decisión, con un programa de transformación social, es decir, sin consolidar la creación de un Frente Único del Pueblo al margen de las organizaciones sindicales del Estado, no nos puede conducir a un nuevo marco donde la dirección de la sociedad esté en manos de los trabajadores.
