miércoles, 18 de noviembre de 2015

Las posibilidades de un ataque ucraniano

Por Colonel Cassad.- Últimamente han vuelto a resurgir las conversaciones sobre esa posibilidad. Algunos puntos al respecto.

El año pasado por estas fechas, tanto fuentes militares como civiles informaban de que las tropas ucranianas se preparaban para un ataque. Por algún motivo, ese ataque no tuvo lugar y las fuerzas de la junta optaron por no intensificar los bombardeos
hasta el año nuevo, cuando la batalla del aeropuerto de Donetsk dio inicio a la campaña de invierno de 2015, de dos meses de duración y que sorprendió a quienes no preveían una ofensiva hasta la primavera.

En primavera, aunque se esperaba otra ofensiva, el fracaso de la tregua se produjo de forma diferente a mediados de abril con una lucha posicional de intensidad media (que comenzó con los intentos de las tropas ucranianas de tomar Spartak y que solo pudo solventarse con la intervención de los turistas). Esta fase se prolongó hasta finales de agosto interrumpida por las batallas de mayor intensidad en Marynka (en la que ambas partes sufrieron fuertes bajas sin obtener grandes resultados), Shirokino (perdida por la RPD), Novo Laspe y Georgievka (en ambos casos el ataque de las tropas ucranianas terminó con grandes bajas para ellos). En general, pese al fuerte derramamiento de sangre, estas batallas no causaron grandes cambios en la configuración del frente y las fuerzas de choque que se acumulaban en Donbass no entraron en combate, que se limitó a pequeños grupos de sabotaje como había ocurrido en Marynka y Novo Laspe. Cuando la intensidad de la batalla aumentó, la retaguardia se llenó de cuerpos y heridos.

En septiembre la batalla decayó, se retiró parte del armamento y los ataques y escarceos dejaron de ser la norma, por lo que muchos consideraron que la paz estaba a punto de llegar. Algunos llegaron a declarar que había llegado la paz. De hecho, la paz se mantiene en la prensa, aunque desde octubre comenzara a aumentar la intensidad de la batalla, persistieran los trucos para no retirar armamento y los acuerdos de Minsk tuvieran que ser extendidos a 2016 ante el completo estancamiento del proceso político. Toda la palabrería sobre victorias o traiciones antes de finales de 2015 quedó atrás. ¿Qué fue de los que aseguraban que la RPD y la RPL se unirían antes de acabar septiembre? ¿Dónde están ahora? ¿O recuerdan las historias que aseguraban que habría un inminente referéndum de acceso a Rusia y que todos los ciudadanos de las repúblicas recibirían pasaportes rusos? O las historias sobre la entrega de la frontera a la junta en septiembre. Todo se ha retrasado, incluida la guerra.

Desde finales de octubre-principios de noviembre se ha producido un progresivo aumento de la intensidad de las hostilidades y una vuelta a la situación del verano, con uso limitado de artillería y MLRD (los casos de uso lanzacohetes múltiples son una excepción, no la norma). En realidad, si llega la orden, se puede acercar una batería de artillería y Grads al frente y puede hacerse exactamente lo mismo que se hacía en verano. Pero además  de eso, también se han utilizado armas ligeras, morteros de 82 y 120mm y distintos tipos de lanzagranadas. Por la noche, cuando la OSCE duerme, ocasionalmente se utiliza la artillería autopropulsada. Por el momento, ambas partes han pagado con sangre la rutinaria batalla posicional. En los últimos dos meses, el ejército de “alto nivel” de la junta ha perdido (incluyendo las bajas que no son de combate  como accidentes y la explosión de Svatovo) un total de 200 soldados entre muertos y heridos (principalmente heridos). El dato de las milicias tampoco es bajo.

El grupo ucraniano se ha reducido en número en los últimos meses tras la desmovilización de los soldados reclutados en la primera y segunda ola de movilización. El número se podrá compensar en diciembre-enero con una nueva oleada de reclutas y quienes han sido entrenados por Estados Unidos. Aun así, el número de soldados ucranianos sigue siendo algo superior al de las milicias de Donbass (incluyendo a los turistas). El cálculo en términos de material es más complicado, ya que no se conoce exactamente cuánto había, cuánto se ha retirado y cuánto ha llegado por la vía del voentorg. En las posibles direcciones de ataque, el Ejército Ucraniano puede tener una superioridad de 5:3 en soldados y equipamiento.

La estrategia general del Ejército Ucraniano, revelada en verano de 2015 (cuando se filtró la composición de las agrupaciones ofensivas del ejército), preveía golpes selectivos hacia la frontera y cortar la comunicación entre Donetsk y Gorlovka. En el contexto del estancamiento diplomático, las tropas ucranianas siempre han pensado en solucionar el problema de Donbass con una ofensiva definitiva, aunque esta no se ha producido. La estrategia de las milicias también es conocida: no van a atacar primero. Como en julio-agosto de 2014 y el invierno de 2015, se espera que el enemigo caiga en la trampa de iniciar una acción ofensiva con la esperanza de forzar sus defensas y con un contraataque derrotar o rodear al grupo de ataque. Al final, ambos lados guardan sus reservas mecanizadas por miedo a un golpe definitivo o un truco del enemigo. Este es el procedimiento del Ejército Ucraniano, que le jugó una mala pasada en la campaña de invierno en Artyomovsk, cuando guardó material por miedo a un golpe desde Stajanov y cuando se dio cuenta del desastre que venía en Debaltsevo las reservas llegaron demasiado tarde: fueron capaces de mantener Svetlodarsk y Troitskoye, pero malgastó todo el material en el contraataque en Logvinovo para intentar escapar de la caldera de Debaltsevo.

Actualmente, el Ejército Ucraniano dispone de varios grandes grupos capaces de conducir operaciones ofensivas, lo que significa que disponen de suficientes tanques, blindados, artillería y que han acumulado munición para dos o tres meses. En la zona de la RPD, los grupos más numerosos de tropas ucranianas se concentran en Mariupool, Volnovaja, Donetsk y Gorlovka. En Izium [en la zona de Slavyansk-Ed], Kurajovo y Donetsk, se acumula una reserva considerable de munición y combustible y en el distrito de Artyomovsk se concentran dos batallones en dirección a Popasnaya y el arco de Svetlodarsk. Gran parte de los howitzers y MLRS usados en el frente se concentran allí, para poder así reforzar la artillería en cualquier dirección.

Los grupos más peligrosos están destinados en las zonas de Volnovaja, Donetsk y Gorlovka, donde según la inteligencia llega a diario artillería y tanques. La agrupación de Volnovaja es una de las más numerosas de Donbass, con entre 11 y 16.ooo soldados y hasta 180-220 unidades de diferentes carros blindados. No es un secreto que su potencial está en la posibilidad de realizar ataques hacia la frontera o un intento ofensivo hacia el distrito Petrovsky de Donetsk por el sur. En su camino se encuentran Elenovka o Dokuchaevsk. Un ataque ahí supondría la transición ucraniana hacia acciones ofensivas. Tras los intentos ucranianos de probar las defensas de las milicias en Elenovka, esta zona se ha reforzado en cierta forma con reservas “por si acaso”. En caso de que Ucrania consiga romper el frente hacia la frontera, las milicias pueden necesitar una seria intervención del viento del norte, ya que la profundidad de las reservas aquí sería insuficiente para aguantar un ataque.

En Donetsk y Gorlovka, la milicia no espera ningún intento ucraniano de capturar las ciudades, ya que un ataque frontal en el arco Peski-Avdeevka o en los suburbios de Gorlovka desde Dzerzhinsk o Mayorsk solo llevaría a una sangrienta batalla posicional en las zonas industriales y residenciales. Los ataques más peligrosos estarían en el posible intento de aislar el distrito Petrovsky para cortar las comunicaciones entre Donetsk y Gorlovka en una repetición de lo ocurrido en el verano de 2014, cuando las tropas ucranianas evitaron Donetsk por el norte y por el sur para intentar rodear la ciudad y bloquear las comunicaciones como ya había hecho en Slavyansk-Kramatorsk. Tampoco puede descartarse la posibilidad de planes más alocados asociados a intentos de recuperar, por alguna razón, el aeropuerto de Donetsk. En esta zona no es suficiente una defensa pasiva, sino acciones de contragolpe de unidades mecanizadas y en los flancos de los grupos que avanzan, con el objetivo de que queden aislados en nuevas calderas.

Las milicias tienen potencial para realizar ese plan, ya que en el último año ha acumulado una buena cantidad de trofeos y es evidente que se guarda esa carta con la garantía de poder contraatacar en caso de un ataque ucraniano (esta es la principal diferencia entre la situación de la RPD/RPL y la Krajina serbia, donde la diferencia entre las partes era mucho mayor y los serbios carecían de reservas capaces de actuar rápidamente para darle la vuelta a la situación) o en el improbable, pero no imposible, caso de realizar una ofensiva.

En la RPL, las tropas ucranianas tienen capacidad de realizar acciones ofensivas en Bajmutka y en la zona de Slavyanoserbsk. Es improbable que se dé una lucha abierta en la zona de Lugansk o Stanitsa Luganskaya, donde la configuración del frente se ha mantenido estable durante un largo tiempo y ambas partes carecen de grandes reservas. Es muy probable que, en caso de una nueva escalada militar, el frente de la RPL se mantenga más tranquilo que el de la RPD, donde ambos bandos han concentrado sus principales fuerzas. Las principales amenazas siguen siendo los golpes desde el norte desde Krimskoye hacia los puestos de control numerados y las Colinas perdidas en otoño de 2014 o un intento de capturar Slavyanoserbsk. Pero en mi opinión las fuerzas ucranianas no son suficientes para ello.

En estos momentos no hay pruebas claras de que el Ejército Ucraniano vaya a iniciar una ofensiva, aunque existen las condiciones para una posible intensificación de la batalla en una amplia franja del frente y el movimiento de tropas y equipamiento en la retaguardia que impida ver a la inteligencia de las milicias la rápida acumulación de fuerzas en uno o dos días en una zona seguida por un rápido golpe (probablemente bajo la habitual tapadera de que se trata de fuerzas punitivas que no están bajo control del ejército) en zonas en las que hay mayor acumulación de equipamiento pesado y artillería. Es evidente que se puede reaccionar en dos o tres horas, pero en ese tiempo es posible tomar una ciudad o acercarse a ella.

Por lo tanto, en mi opinión, si el Ejército Ucraniano ataca mientras la prensa informa de una ofensiva, lo único que tiene sentido es buscar sorprender con objetivos más mundanos como “vamos a coger a los separatistas en Dokuchaevsk, Slavyanoserbsk o la zona de Petrovsky” y después volver a la tregua. Esa estrategia menos ambiciosa es bastante peligrosa, ya que bajo la tapadera de los acuerdos de Minsk pueden alegar “un ataque separatista” del que se estaban defendiendo y por eso se ha capturado la ciudad X, como ya trataron de hacer en Novo Laspe [a finales de agosto-Ed]. Con la excusa de defenderse de “los ataques de los militantes”, entraron en la ciudad controlada por las milicias, tras lo cual el ejercito de la RPD expulsó a las fuerzas ucranianas. Por lo tanto, no es sorprendente que se esté produciendo una guerra informativa paralela sobre quién dispara primero en los recientes ataques. En caso de una nueva fase activa de hostilidades, los resultados de esa campaña mediática serán utilizados para justificarse y culpar al enemigo.

Declaraciones y comunicados sobre los posibles ataques tienen también un significado diferente, principalmente dejar claro al enemigo que su actividad ofensiva no ha pasado desapercibida y que se está preparado para responder. Por eso es razonable que a diario la inteligencia de la RPD bombardee a los medios con la lista de localidades en la que se han observado nuevas baterías de artillería, columnas de tanques o blindados.

Por otra parte, los rumores de llegada de fuerzas punitivas y helicópteros de ataque a la primera línea es alarmante ya que después de tres meses desde la derrota en Novo Laspe, la junta no ha tratado de atacar seriamente en ningún lugar, aunque continúe con la propaganda de cómo está reforzando al ejército con nuevo material o con la modernización del ya existente. Una parte de la élite militar del país parece seguir siendo de la opinión de que la cuestión de Donbass puede solucionarse solo por la fuerza.

Además hay que recordar que Estados Unidos puede seguir interesado en una escalada en Donbass como respuesta a las acciones de Rusia en Siria. En ese caso, no importarán los deseos del Ejército Ucraniano o de la junta: si Washington diera la orden de atacar, las hostilidades se reanudarían en unos días. Pero por el momento la administración Obama prefiere pasos más moderados y no hay indicio de lo contrario, aunque la política de Washington tiende a ser errante: primero retira tropas de Afganistán, luego las reintroduce; retira tropas de Iraq, luego las reintroduce; primero no estamos en guerra en Siria, luego sí estamos en guerra en Siria.

En general, la amenaza de un ataque existe y el enemigo tiene tanto los medios como los motivos para realizarlo. De nuestro lado, también hay medios (más o menos suficientes) para responder, pero es importante estar preparados para la posibilidad de golpes en las principales direcciones y preparar cómo parar esos ataques. Si la inteligencia y el ejército trabajan como deberían, es difícil hablar de la posibilidad de derrota de las Repúblicas Populares en caso de ataque, pero tampoco hay que descartar la posibilidad de que se produzca una situación que solo pueda resolverse con el viento del norte en caso de errores.

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