Por: Amauri Chamarro.- Manuela Picq miente. Las informaciones que veo sobre la aprehensión de Manuela Picq, su regreso a Brasil y el supuesto “liderazgo” ambiental e indígena de su enamorado en Ecuador son nocivas para las luchas ambientales, indígenas y la propia izquierda latinoamericana. Su sonrisa lleva el cinismo de la derecha que instrumentaliza la agenda progresista con la intención de desestabilizar gobiernos legítimamente electos. Su intento
de mostrarse víctima de una agresión policial se relaciona a una estrategia de jugar con la opinión pública internacional contra un gobierno con alta aprobación popular y que, despertando la ira de la derecha, se atreve a gravar grandes fortunas y avanzar en un proyecto de inclusión socioeconómica de aquella mayoría que siempre ha sido invisible. Las protestas realizadas recientemente en Ecuador forman parte del modus operandi del Siglo XXI para derrumbar gobierno progresistas legítimamente electos. Manuela y la victimización que se intenta construir en torno a su aprehensión es una de las tantas amenazas que enfrenta América Latina y el progresismo no puede caer en esa trampa.
de mostrarse víctima de una agresión policial se relaciona a una estrategia de jugar con la opinión pública internacional contra un gobierno con alta aprobación popular y que, despertando la ira de la derecha, se atreve a gravar grandes fortunas y avanzar en un proyecto de inclusión socioeconómica de aquella mayoría que siempre ha sido invisible. Las protestas realizadas recientemente en Ecuador forman parte del modus operandi del Siglo XXI para derrumbar gobierno progresistas legítimamente electos. Manuela y la victimización que se intenta construir en torno a su aprehensión es una de las tantas amenazas que enfrenta América Latina y el progresismo no puede caer en esa trampa.
Las marchas realizadas contra el Presidente Rafael Correa son una falacia muy bien diseñada y financiada por la derecha. Como la derecha latinoamericana decidió no usar más las fuerzas armadas del continente para derrumbar presidentes de izquierda, poco a poco comenzó a cooptar corrompidos ex izquierdistas y algunos bufones autodenomidados defensores de cualquier cosa para que sirvan como tropa de choque. En el caso de Ecuador, un supuesto líder indígena que no tiene apoyo popular, inició una marcha para tratar de derrocar a Rafael Correa. Esto comenzó después de que el Presidente propusiera un impuesto redistributivo sobre las herencias, algo que no se ha hecho en Brasil.
Es evidente que el impuesto sobre el patrimonio heredado por unas cuantas familias ecuatorianas es una de las principales maneras de poner fin a la desigualdad económica y social. Sería contradictorio que los indígenas caminen de la mano con la élite económica que tanto los ha reprimido. El punto es que estos indígenas no representan ni a las luchas ni a las masas, que entre 1997 y 2005 fueron parte de las movilizaciones que derrocaron a tres presidentes en menos de 10 años. En ese periodo fueron movilizados más de 10 mil indígenas. Hoy en día la marcha organizada por ellos no convocó a más de 300 personas. El enfoque político de sus dirigentes traicionó la confianza de la base indígena, incluso a su antigua visión del mundo, algo imperdonable. Inmediatamente después de que el presidente anunció que las fortunas administradas por empresas y fundaciones fantasmas ubicadas en paraísos fiscales tendrían que pagar impuestos, una reacción violenta de la derecha comenzó en las calles, en julio de 2015.
El tragicómico liderazgo indígena financiado por esta élite se convocó a organizar una marcha para pintar como “pueblo” a las manifestaciones que tienen como objetivo poner fin al Presidente. La lógica es bizarra: cómo el Gobierno de Correa, que tiene 70% de aceptación promedio de ocho años de gobierno, que sobrevive incluso el asesinato de dos de sus guardaespaldas durante un intento de golpe de Estado en 2010 y también la sospechosa caída de un helicóptero presidencial, donde murieron 3 personas; ahora tiene que bajar estos índices y construir una narrativa que incluye a los indígenas y una rebelión contra el Presidente. Los intentos de desestabilización con olor a Channel No. 5 no funcionaron.
En este contexto surge la hermosa historia de amor de Manuela Picq y Carlos Pérez Guartambel. Una relación que nace en medio del caos generado por ellos mismos. Desde que el progresismo se instaló en el continente, el guion golpista latinoamericano utiliza los mismos arquetipos y escenas. La ultraviolencia causada en manifestaciones, estragos y tentativas de golpe resultan en una reacción firme por parte del Estado, generando heridos, encarcelados y si es posible muertos en nombre de la lucha contra una supuesta tiranía, ya que el gobierno fue elegido con los votos de la gran mayoría.
La aprehensión de Manuela Picq el pasado 13 de agosto se produjo dentro de este contexto. Ella participó en la marcha que pretendía cercar el Palacio de Carondelet, y a media cuadra, Carlos Pérez Guartambel, en la línea de frente de la movilización, fue detenido junto con otros manifestantes. En el momento de su aprehensión, Manuela Picq trató de detener la acción de la policía, por lo que fue detenida junto a él. Por ser extranjera, no llevar sus sus documentos y haberse manifestado con el uso de la fuerza, fue llevada a un centro de salud y luego a un hotel que sirve de refugio para los extranjeros indocumentados. La Policía registró un video donde Manuela, con su hermosa sonrisa y ningún ojo negro, dice todo lo que pasó. Su ojo era púrpura, ya que la madame estaba practicando malabares en Francia y se accidentó un mes antes, como podemos ver en el siguiente post.
A pesar de tener visa tipo 12 VIII, que sirve para “intercambio cultural” y no permite la participación en ninguna manifestación política, un juez ordenó que Manuela no sea deportada y sea puesta en libertad, lo que ocurrió inmediatamente. Manu y su novio circularon por todos los medios de comunicación que les permitió su tiempo. Y mintieron. Obviamente.
Carlos Pérez Guartambel, quien hoy supuestamente lucha por el medio ambiente y conduce la “resistencia”, es un vulgar oportunista. En 1999, cuando un millón de ecuatorianos emigraron a los EE.UU. y Europa por la quiebra del país, dando lugar a la dolarización de su economía, Guartambel era representante de seis empresas mineras en el país. Esto se puede comprobar en el siguiente documento, emitido por la Agencia de Regulación y Control Minero Ecuador.
No sólo eso, Carlitos es también presidente de la Asociación de Lavadoras de Carros Tomebamba en la ciudad de Cuenca. Esta asociación es la misma que fue demandada por contaminar el río Tomebamba. El cinismo es tan grande que en una entrevista admitió la contaminación. Como sus clientes mineros fueron multados y sus concesiones fueron suspendidas debido al endurecimiento de la legislación ambiental, Carlitos decide marchar contra el gobierno. Esconde su real objetivo, que es defender sus propias finanzas y de paso asumir un protagonismo política de la derecha.
Manu, su novia, también suelen mentir sistemáticamente. A pesar de su extenso currículo como profesora, dice ser periodista. No por su formación, que es en el ámbito de las relaciones internacionales, sino por sus artículos que escribió para Al Jazeera. Ella dice que el gobierno ecuatoriano es opresivo y que no permite que la gente se exprese libremente. Sin embargo, vivió durante ocho años en el país, se manifiesta en contra de la Revolución Ciudadana, incluso llama al golpe de Estado sin ser perseguida, detenida, procesada, etc.
Ella llama “dictadura” a un Gobierno que ganó con el 60% de los votos en la primera ronda. Es tan mentirosa que a pesar de haber grabado un video donde afirma estar bien, lo que es notable, mintió a diversas instituciones académicas como Princeton y la Universidad Internacional de Florida, pidiendo que enviasen cartas al Presidente Correa para que ella fuese liberada inmediatamente.
En el caso de UFRJ, el ridículo fue mayor. Dos maestros pidieron al presidente “no permitir” su aprehensión y deportación por su sufrimiento. Manuela no fue detenida ni había sido deportada. E incluso si lo hiciera, si nuestra “heroína”, hubiera sido arrestada, la única autoridad que podría haberla dejado salir tiene que ser un magistrado (de hecho, me parece que en Brasil es así).
A pesar de esto, de estos académicos es tan grande que afirman que Guartambel resultó gravemente herido.Confirma aquí cómo el “gravemente herido” novio de Manu marcha apenas dos días después de la presunta agresión sufrida.
Una vez liberada, un juez denegó la solicitud de sus abogados para suspender la revocación de su visa. A pesar de que no fue deportada, Picq decidió regresar a Brasil el 21 de agosto para solicitar una nueva visa. Es tan ridícula su actitud, que su abogado dice inclusive que deberían ser respetado su derecho indígena, ya que ella es novia de uno de ellos, a pesar de no estar, a pesar de no estar casada bajo la ley ecuatoriana, o por algún rito ancestral.
La verdad es que esta inteligente, bien educada, multilingüe, hermosa, blanca, europea brasileña, novia de un representante de un medio indígena, minero y contaminador de ríos, trolleó a la academia y la prensa internacional.
*Amauri Chamorro es Comunicador Social, egresado de la Universidad de Sorocaba, cursando un Master en Comunicación Política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Más de 20 años de experiencia en estrategias de comunicación, en colaboración con gobiernos, partidos y organizaciones sociales progresistas en América Latina. Escritor invitado de diversos medios de comunicación para asuntos políticos y de comunicación, ha participado en diversos seminarios y conferencias como ponente.
SALUD
ResponderEliminarajjajajjaj La derecha ya no sabe que hacer para recuperar su patio trasero
SALUD Y ANARQUIA