miércoles, 8 de julio de 2015

Baltasar Garzón reconoce "los excesos" de la tortura policial, que él mismo protegió durante años.

Por AMIG@S DEL PUEBLO VASCO, CAPITULO ARGENTINA, 29 DE JUNIO 2015.- El ex juez y reconocido represor de militantes vascos y catalanes, al que diversos medios alternativos vienen denunciando desde hace años por ser parte de una estrategia de aniquilamiento fascista de las rebeldías independentistas, ahora, en un plan de acercamiento electoral con PODEMOS concurrió al programa del referente de esta coalición española, Pablo Iglesias, y entre saludos complacientes, reconoció que hubo excesos de torturas policiales durante su gestión como mandamás de la Audiencia Nacional Española.

Según informa el colega Aday Quesada, corresponsal de “Canarias Semanal” (otro portal
que ha estado a la cabeza de la denuncia del andar represivo de Garzón), en el transcurso del pasado domingo, el ex juez Baltazar Garzón reconocía en el programa "Otra vuelta de tuerka", que dirige y presenta el también mediático líder de Podemos, Pablo Iglesias, que hubo "excesos en la lucha contra el terrorismo". Según contó el ex juez en el  programa de Iglesias,   "el sistema que estaba diseñado para funcionar bien, no funcionó".

El tema de la “autocrítica” realizada por Garzón ahora, tiene más que ver con una típica actitud de “lameculismo” (al decir de la jerga cubana) con PODEMOS, teniendo en cuenta que la coalición socialdemócrata tienen buenas posibilidades electorales de cara a las presidenciales, que con un verdadero cambio en sus posturas de ex juez ligado a las cloacas represivas del fascismo español.   Como bien se puede ver en la foto, “Pablito” Iglesias recibe al ex juez como un futuro compañero de ruta, dejando de lado seguramente que está frente a quien facilitó una y mil veces las atrocidades cometidas sobre los cuerpos de cientos de militantes que pasaron por el juzgado de Garzón.  

Garzón es un auténtico camaleón de la política burguesa, despojado de todo tipo de escrúpulos a la hora de acercar sus preferencias. Pasó por el PSOE buscando un cargo que luego le negaron,  y a partir de ese momento “descubrió” algo que todo el mundo sabía y era que el partido de Felipe González había formado los escuadrones de la muerte llamados GAL. Luego, como ocurrió siempre en el historial de Garzón, amagó con investigar y todo finalmente quedó en nada. Así anduvo a los tumbos buscando un paraguas político protector, hasta que de buenas a primeras organizó el montaje de ser “el mayor defensor de los derechos humanos del mundo”. Embistió mediáticamente  contra Pinochet, pero no terminó su tarea ya que no envió a tiempo los papeles acusatorios exigidos por el juez chileno (algo que se repite en sus sumarios de entrecasa) y por lo tanto el dictador genocida volvió a su país y quedó en libertad.  Luego, se subió al tren de “perseguir” a los militares argentinos, y de toda esa “cacería” SOLAMENTE logró hacer encarcelar al capitán Scilingo, que ofició a la vez de “garganta profunda” sobre los “vuelos de la muerte”. El resto del accionar del ex juez fueron fuegos de artificio para encubrir su cercano pasado represor.

Sin embargo, el "gran momento" de Garzón llegó cuando el actual gobierno argentino lo consagró como adalid de los derechos humanos, le entregó un DNI argentino, lo invitaron a la Casa de Gobierno, se abrazó con Cristina Fernández, y días después fue ovacionado en el Parlamento.  También se le concedió un cargo de subsecretario de Estado a nivel de “Derechos Humanos” y durante un largo período contó con un despacho en la ex ESMA, un campo de exterminio muy parecido a otros del País Vasco, donde Garzón envió a luchadores y luchadoras durante su reinado. 

Si faltara algo más para halagar a semejante personaje, recibió de manos del actual candidato a vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, Martín Sabbatella, el Premio a la Libertad de Expresión. Una verdadera humorada para alguien que se dedicó a cerrar radios y diarios en el País Vasco, enviando a la cárcel a directores de medios y redactores.

En Argentina, sin embargo, no todos comieron de la mano de Garzón, y numerosas organizaciones populares alineadas en Amig@s del Pueblo Vasco, lo escracharon en varias oportunidades, la última de ellas cuando estaba acompañado del actual ministro de Defensa, Agustín Rossi.
Ahora Garzón busca nuevamente “blanquearse” de su pasado, y para ello utiliza el programa televisivo de Iglesias para hacer una “confesión” tardía sobre el fracaso de su plan de liquidación de la izquierda independentista. En ese mismo marco, genera realmente nauseas, cuando en la entrevista (ver el video del programa), Iglesias (que en todo momento trató a Garzón con exceso de “fraternidad”) le pregunta al juez sobre las torturas, agregando de su propio coleto (“que no han sido sistemáticas, pero sí frecuentes”). ¿Qué querrá decir con esto el atildado líder de Podemos? ¿Estará abriendo una pequeña puertita para en un futuro no muy lejano, si su partido llegara a ser gobierno, poder disculpar a los asesinos de la Guardia Civil que aplicaron tormentos de todo tipo sobre los detenidos? O realmente, en su deseo de congraciarse con el entrevistado cree que realmente hay diferencia entre “sistemática y frecuente”, cuando a un detenido, al que previamente han desnudado y humillado en reiteradas oportunidades, le apliquen la picana de 220 voltios sobre todo su cuerpo. O cuando a jóvenes luchadoras, como ellas mismas denunciaron ante Garzón y no lograron más que evasivas, las violen con palo en el ano en los cuarteles de la Guardia Civil. 

Por no querer informarse, parece que Iglesias, no ha leído decenas de informes de organizaciones locales e internacionales contra la tortura en el Estado español, que señalan taxativamente que durante los gobiernos del PSOE y el del PP se aplicaron torturas sistemáticas, amparadas en el accionar y la vista gorda de los jueces de la Audiencia Nacional (un tribunal de excepción continuador del franquismo). 





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DE “CANARIAS SEMANAL"

GARZÓN: UN HOMBRE DE AMBICIONES DESMEDIDAS


       Garzón se ha caracterizado a lo largo de su biografía personal y profesional como un hombre de ambiciones realmente desmedidas. En esa línea, no ha dudado un instante durante los últimos 30 años en realizar constantes "reciclajes" y "liftins"  de su imagen pública, de tal manera que estas "renovaciones"  le facilitaran su ascenso en las instituciones públicas. Coqueteó primero con Felipe González para que este lo nombrara ministro de Justicia. Mas adelante, frustradas sus esperanzas con los social liberales, trató de hacerse valer en los foros  internacionales  con vistas a engrasar su promoción entre los sectores del reformismo autóctono.

      Frustradas esas bazas, ahora parece haber reorientado de nuevo el rumbo de sus contactos.  Sus últimas declaraciones ante el pantocrator del cambio dentro del sistema, no son más que "una puesta al día" con la que trata chupar  popularidad, primero, y ascensos después. Como siempre, el ilustre ex magistrado sabe escoger no sólo el lugar, sino también a los personajes  que lo acompañan en sus cabalgaduras.

       No obstante, pese a que las circunstancias políticas en este país han sido - y son todavía - propicias para los juegos malabares del ex juez, la verdad ha ido colándose poco a poco a través las finas fisuras que hoy permite la comunicación. Aunque el apoyo que todavía recibe  en determinados ámbitos   residuales  de la progresía reformista se mantiene, Garzón no es ya otra cosa que una herramienta averiada, que no sin dificultades podrá volver a ser utilizada con fines electorales o de representación politica.

1 comentario:

  1. Mirando la fotografía tras leer esta interesante información de algo que ignoraba, se me ocurre que estoy viendo a unos trepas que se pretende aupar por el poder mediático, al que tan dados son a prestarle atención los alienados modernos, que ahora ya no disponen de meras orejas de asno, sino parabólicas. ¡Qué placer, no perderse nada de tales excreciones!

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