domingo, 28 de junio de 2015

Bombardeos de zonas residenciales y campos de concentración para los residentes de Donbass

En un artículo reciente de este blog se llamaba la atención sobre las similitudes entre el escenario ucraniano actual y el conocido en los primeros años de la Alemania nazi. La reciente llamada a la creación de campos de concentración para la población rebelde del Este de Ucrania por un destacado miembro del ultranacionalismo ucraniano vuelve a recordarnos que no es posible infravalorar el peligro de la deriva ucraniana.

El pasado 18 de junio de 2015, distintos medios recogían las declaraciones efectuadas por Dmitry Korchinsky en el canal de televisión 112 Ukraina sobre el conflicto en Donbass. Según la web ucraniana Korrespondent.net, Korchinsky hace en ellas un llamamiento a bombardear barrios residenciales de las Repúblicas Populares de Donetsk o Lugansk, práctica habitual del ejército ucraniano en estos meses de guerra, y también a crear campos de concentración para la población de Donbass.

Según este líder ultranacionalista, para recuperar el control en este territorio, Ucrania debería seguir la política aplicada por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Korchinsky, que presenta a los americanos como maestros de la democracia, sostiene lo siguiente: “Durante la Segunda Guerra Mundial, en América sobrevivieron todas las instituciones de la democracia, las elecciones, etc. Pero millones de ciudadanos de los Estados Unidos fueron deportados a campos de concentración, los ciudadanos estadounidenses de origen japonés. Representaban un peligro potencial“.

Según Korchinsky, Estados Unidos habría conseguido hacer compatible la guerra contra sus enemigos con el mantenimiento de las normas democráticas “y un alto nivel de humanismo” cuando lanzó su ataque nuclear contra Japón o durante el bombardeo anglo-estadounidense de las ciudades alemanas. Se trataba de “bombardear a conciencia las zonas residenciales para socavar la moral de los soldados alemanes en el frente”, el único modo que ahora tendría Ucrania para comunicarse con los moskalis, término denigratorio con que el ultranacionalismo ucraniano se dirige a la población rusa no asimilada en Ucrania.

Korchinsky es líder de la organización político-religiosa ortodoxa Bratstvo, la Hermandad. Antiguo dirigente de la organización paramilitar UNA-UNSO, y veterano de distintas guerras contra Rusia, en particular en la zona del Cáucaso (Abjasia, Transdnistria, Chechenia, etc.), el papel del dirigente de Bratstvo resulta relevante en la actualidad por dos tipos de razones.

Por una parte, Korchinsky está muy directamente vinculado a las estructuras de liderazgo del Batallón Azov. Por otra, su organización, Bratstvo, es el paraguas en el que se ampara la organización fundamentalista cristiana Сотні Ісуса Христа (Los Cientos de Jesucristo o Los Cientos de Soldados de Cristo), muy presente en las acciones de Maidan, y base de la creación del Batallón Santa María (СВЯТА МАРІЯ). Constituido en septiembre de 2014 como primera unidad de voluntarios cristianos formada para actuar en la batalla de Donbass, esta unidad empezó su participación en la zona ATO como parte del Batallón Azov
La bandera de los Cientos de Soldados de Cristo
La bandera de los Cientos de Soldados de Cristo.
El líder de los Cientos de Soldados de Cristo, Dmytro Linko se integró en Bratstvo en torno a 2005, liderando la organización en Odessa. Según algunas fuentes pro-Novorrusia, los militantes de este grupo estuvieron presentes durante los ataques del 2 de mayo en Odessa.

También existen evidentes conexiones del movimiento Bratstvo con la organización neo-fascista radical, РЕВАНШ (Revancha). De cara a la movilización en Donbass, Revancha empieza de hecho a reclutar voluntarios a partir de agosto de 2014. En septiembre presentan a sus primeros guerrilleros, saludando al estilo fascista. Hay indicios por entonces de la presencia de estos voluntarios en distintos Batallones, entre ellos el Santa María.

Los acusados por la muerte de Oles Buzina parecen igualmente estar vinculados a estos medios militantes que combinan el fundamentalismo cristianismo con el nacionalismo, tanto en la línea del Batallón Santa María como del Sich (C-14), relacionado con Svoboda, otra organización política con una base ideológica muy cercana al nacional-catolicismo.

Pero es la estrecha vinculación de personajes como Korchinsky a la estructura política e ideológica ucraniana la que más llama la atención. Esta vinculación ha aparecido en noticias recientes, como la recogida en el medio ucraniano, depo.ua. En esta noticia, el mediático asesor del Ministerio de Asuntos Internos, Anton Gerashchenko, sostiene que lo que llama el avance ucraniano hacia Mariupol [NR: en realidad una retirada voluntaria de las milicias, solicitada por Rusia como muestra de buena voluntad en la dirección de un acuerdo político] tuvo mucha relación con Korchinsky. Junto a Igor Mosychuk, anterior portavoz de Azov, y Oleg Lyashko, el líder político que contribuyó a la creación de ese batallón, el líder de Bratstvo tuvo un papel clave en su labor de asesoramiento al ejército de Ucrania durante ese proceso. Todos ellos son presentados en la noticia, además, como personajes decisivos en el impulso de la estructura que rodea al Batallón Azov.
Korchinsky y un joven Biletsky en 2008 durante un acto pro-nacionalista

La conexión entre Andrei Biletsky, líder militar de Azov, y Korchinsky era anterior a la toma del poder por los líderes de Maidan, tal y como revela por ejemplo su participación conjunta en actos pro-nacionalistas durante la fase previa a Maidan.

La integración de la estructura política de apoyo al Batallón Azov en las instituciones políticas ucranianas resulta un hecho relevante. Igor Mosiychuk, Dmytro Linko y la mujer de Korchynsky, Oksana Korchynska, forman todos ellos parte de la Rada ucraniana. Fueron elegidos como miembros del Parlamento ucraniano en las listas del Partido Radical de Lyashko. Este partido ultranacionalista, integrado por personajes de claro corte nazi o fascista, forma todavía parte de la actual coalición gubernamental a pesar de que el líder Lyashko esté sujeto en la actualidad a una clara campaña de descalificación personal.

La vinculación institucional al poder en Ucrania es la que obliga a tomarse muy en serio los propósitos de Dmitry Korchinsky. La política ucraniana en materia de derechos humanos, los bombardeos indiscriminados en zonas de población civil, el bloqueo económico, social y humanitario a Donbass, y el radicalismo ideológico de los actuales gobernantes de Ucrania muestran que el discurso de Korchinsky no es el de un hombre aislado y marginal que transmite a la audiencia propósitos inaceptables bajo la influencia del delirio. El tipo de ideas delirantes que defiende reflejan el pensamiento del establishment político ucraniano, o al menos de una parte significativa de él.

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