jueves, 12 de marzo de 2015

El temor de Alemania ante el belicismo de los halcones estadounidenses

Estados Unidos anunció ayer el aumento de la ayuda militar no letal al Ejército Ucraniano. Pese a las críticas de Moscú, que entiende que incluso esta ayuda no letal (fundamentalmente drones de reconocimiento, Humvees y radares para detectar la artillería enemiga) es contraria a los acuerdos de Minsk y socava las posibilidades de encontrar una solución política al conflicto, el Gobierno estadounidense sigue bajo presión del
Congreso para aumentar la ayuda militar y comenzar a aportar ayuda militar letal al Ejército Ucraniano. Ante las voces más belicistas que llegan desde Estados Unidos y algunos países del este de Europa, Alemania trata de evitar la escalada de violencia que la entrega de armamento al Gobierno de Kiev supondría sobre el terreno.
Aunque todo indica que –por ahora- el Presidente Obama apoya los esfuerzos de Merkel por encontrar una solución diplomática para el conflicto de Ucrania, Alemania parece percibir de forma creciente que los halcones en Washington quieren torpedear esta aproximación. Las declaraciones públicas del General Philip Breedlove el día 4 de marzo, señalando que todo iba a peor en la zona del Donbass, con un aumento de la presencia militar rusa, no han ayudado a tranquilizar a Alemania. Todas estas cuestiones se analizan el 6 de marzo en un artículo de Der Spiegel, Breedlove’s Bellicosity: Berlin Alarmed by Aggressive NATO Stance on Ukraine.
Respecto al papel de Breedlove, el artículo señala que “El gobierno alemán está alarmado. ¿Están los estadounidenses tratando de frustrar los esfuerzos europeos de mediación liderados por la canciller Angela Merkel? Fuentes de la Cancillería se han referido a los comentarios de Breedlove como “propaganda peligrosa””. Esta situación incluso ha llevado al ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, a comentar la posición del General estadounidense con el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Los europeos favorables a una solución negociada también ven con preocupación la posición de Nuland, a la que consideran como uno de los principales apoyos de una Ucrania rearmada: “A ella y otros les gustaría ver a Washington entregar armas a Ucrania y están apoyados por los republicanos del Congreso así como por muchos demócratas poderosos”, dice el Spiegel. “Podemos luchar contra los europeos, luchar contra ellos retóricamente”, dijo Nuland durante una reunión privada de los funcionarios estadounidenses en el marco de la Conferencia de Seguridad de Munich a principios de febrero”, prosigue la revista. Nuland ya ha advertido del “reino de terror” en el que se ven obligados a vivir los residentes de Crimea y de lo que llama el Donbass ocupado por Rusia en su más reciente intento por justificar su postura.
Los autores del artículo en la revista alemana ven a Obama completamente aislado. El resultado del viaje de Andriy Parubiy a Canadá y Estados Unidos, las declaraciones de congresistas y altos cargos estadounidenses y la cobertura mediática así parecen ponerlo de manifiesto. Sin embargo, aunque quieren pensar que Obama ha dado por ahora su apoyo a los esfuerzos diplomáticos de Merkel, reconocen al mismo tiempo que “ha hecho poco para tranquilizar a aquellos que buscan aumentar las tensiones con Rusia y entregar armas a Ucrania. Fuentes en Washington dicen que los comentarios belicosos de Breedlove son previamente autorizados por la Casa Blanca y el Pentágono. El general, dicen, asume el papel de “super halcón” cuya función es la de aumentar la presión sobre los socios transatlánticos de Estados Unidos que se muestran más reservados”. “Fuentes de Berlín también dicen que se ha vuelto visible que las polémicas declaraciones de Breedlove se hacen a menudo cuando se da un paso adelante en las difíciles negociaciones encaminadas a una solución política”.
Según Der Spiegel, halcones como Breedlove o Victoria Nuland están haciendo lo que pueden para allanar el camino para las entregas de armas. “Cuando se trata del objetivo de entregar armas a Ucrania, Nuland y Breedlove trabajan mano a mano. En el primer día de la Conferencia de Seguridad de Munich, los dos reunieron a la delegación de Estados Unidos a puerta cerrada para discutir su estrategia para romper la resistencia de Europa a armar a Ucrania”, dicen los autores del artículo.
El problema de fondo, para la revista alemana, es el trasfondo de la política de los halcones de EEUU, centrada en realidad en la caída del régimen de Putin en Rusia: “Los socios transatlánticos también tienen diferentes objetivos. Mientras el objetivo de la iniciativa franco-alemana es estabilizar la situación en Ucrania, es Rusia la que preocupa a los halcones dentro de la Administración de Estados Unidos. Quieren reducir la influencia de Moscú en la región y desestabilizar el poder de Putin. Para ellos, el resultado soñado sería un cambio de régimen en Moscú”.
¿Murió en vano el soldado Dmytro Lisovenko?
El 22 de febrero, durante su estancia en Toronto, Andriy Paruby es entrevistado por el semanario de la diáspora ucraniana The New Pathway. En la entrevista, publicada el día 28, Parubiy señala que “en Ucrania [] los mejores hijos e hijas de la nación han muerto y siguen muriendo por Europa y todo el mundo civilizado. Si Ucrania cae en manos de Putin, sólo podemos adivinar qué país será el próximo. Y es una misión para todos los ucranianos en Ucrania y para la diáspora hacer saber al mundo que Ucrania necesita todo tipo de ayuda, incluidas armas y equipamiento“.
Parubiy insiste en que “Ucrania sigue teniendo un objetivo – expulsar al ocupante de su territorio, y para lograrlo utilizará todos los medios posibles. Yo respeto los esfuerzos diplomáticos del presidente Poroshenko [se refiere a su petición de traslado de fuerzas de paz al Donbass], también vamos a seguir recurriendo a la fuerza militar”.
Dmytro Lisovenko Photo: panorama.sumy.ua
Dmytro Lisovenko Photo: panorama.sumy.ua
El 6 de marzo de 2015, el editorial del New Pathway vuelve sobre la cuestión, utilizando a la muerte el pasado 12 de febrero, en el frente de Debaltsevo, del soldado ucraniano, Dmytro Lisovenko. Y lanza la siguiente pregunta: ¿Murió Dmytro en vano? Recogiendo la línea de acusación a Occidente de apaciguamiento, el editorial denuncia el muro de indiferencia en el Oeste ante las muertes del conflicto. Acusa a Susan Rice de mantener su presión sobre Obama para que no facilite armas letales a Ucrania y al Secretario británico Philip Hammond de pusilanimidad por considerar la exclusión de Rusia del sistema SWIFT como una opción extrema.
Después de señalar que Putin quiere más partes de Ucrania, se pregunta por cuántas personas más tienen que morir defendiéndose de la agresión rusa. Pero los editorialistas de The New Pathway invierten los términos. Los soldados ucranianos no mueren en el Donbass por defenderse del avance ruso sino, como señala Parubiy, por recuperar el territorio perdido frente a otros ucranianos que no quieren vivir bajo su yugo y que, cuanto más avanza la guerra, quizás tengan menos deseos de seguir siendo ucranianos. Dmytro Lisovenko murió por la vanidad de políticos irresponsables, cada vez más cegados con denuncias histéricas como la de The New Pathway, que no quieren lo que ya parece imposible: una Ucrania para todos los ucranianos.
La hipocresía que subyace a todo este discurso la reflejan a la perfección las declaraciones de Derek Chollet, un antiguo asesor de Obama para asuntos de seguridad internacional. El día 24 es de los que se unen al coro de los que señalan que ha llegado la hora de enviar misiles Javelin a Ucrania para “elevar los costes para Moscú y aumentar la moral ucraniana”. Pero, teniendo en cuenta el tiempo requerido para aportar la ayuda, así como las limitadas cantidades realmente en consideración, los Javelines a entregar “no alterarán de manera fundamental el balance militar”.
Adrian Karatnycky es de la misma opinión. El propósito de armar a Ucrania no es ganar la guerra para Ucrania, para lo cual el nuevo material sería insuficiente [algo que los ucranianos de a pie deberían saber], sino contribuir a incrementar los costes de una nueva ofensiva enemiga. Combinada con fuertes sanciones económicas y una economía rusa estancada, la ayuda militar a Ucrania debería ser suficiente para conseguir de Putin un acuerdo para una paz duradera.
La hipótesis declarada en la que se sustenta ese escenario es que armar a Ucrania no obligará a Rusia a dar un paso más, como una ocupación real del territorio o un reconocimiento de las Repúblicas. La no declarada es que Ucrania se conformará con un acuerdo realista, en caso de fuerza militar insuficiente para retomar Crimea.
Pero ya hay quien va más mucho allá en EEUU. Para que Putin consiga una vuelta atrás en las sanciones, Clark pide algo más que el Donbass. La solución incluye a Crimea. En caso de que Rusia se oponga a devolver Crimea, Clark perfila la perspectiva de un conflicto en gran escala en la actual guerra de Ucrania, en el que sugiere un nuevo papel para Alemania: “El acuerdo Minsk II es un punto de partida, pero Rusia debe reconocer todas las fronteras de Ucrania, incluyendo Crimea. Si no, los ucranianos recibirán todas las armas que necesitan para detener su agresión. Todo esto puede ser formulado en los términos diplomáticos normales, y podemos invitar a Alemania a venir a entregar el mensaje”.
Con esos mensajes, cuando los sectores más reaccionarios de Kiev creen poder contar en el próximo futuro con un ejército profesional, competitivo y armado hasta el punto de plantearse la reconquista de Crimea, resulta hipócrita asociar una paz sin más muertos a una estrategia de militarización. Sólo los locos pueden creer en la honestidad de semejante discurso. Porque si a algo lleva ese discurso es a la muerte. De ahí que estremezca la postura de quienes, cómodamente resguardados en la reserva espiritual de Occidente que es EEUU, dicen sentirse impresionados con la política suicida de Kiev. Wesley Clark alaba la “determinación de Ucrania. Combatirán fuerte”, dice sin el más mínimo atisbo de prudencia ante las consecuencias de la guerra.
Reabrir la guerra en la forma en que se pretende entre los sectores más extremistas de EEUU, extendiendo incluso el conflicto a Crimea, podría devolver a Europa a sus años más negros. Es obvio que eso no importa en exceso a los aspirantes a continuar mandando en el mundo. Todo quedará resuelto, deben pensar, con alguna plegaria, palabra o recuerdo pasajero para el próximo soldado caído.

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