sábado, 7 de febrero de 2015

Novorrusia vista desde Bremen

El viaje de Angela Merkel y François Hollande para tratar directamente tanto con Petro Poroshenko como con Vladimir Putin la situación en Donbass, donde la intensidad de la lucha no ha dejado de escalar en las últimas semanas, ha puesto de manifiesto la preocupación europea por una situación que, según el presidente francés, podría desembocar en una “guerra total”. Con tales niveles de preocupación de nuestros líderes, la pregunta es qué conoce el público europeo, cuya Seguridad podría estar, según las declaraciones de algunos de nuestros dirigentes, en peligro de un conflicto que se libra a escasa distancia de Berlín o
París. Desde Alemania, centro político de la actualidad europea, Vincent Sancho Sanmartín nos habla del desinterés y la escasa información de que disponen el público alemán.

Me llamo Vicent Sancho Sanmartín y soy estudiante de BIM en Bremen y de GIB en Valencia. En resumen, tengo 19 años, una formación de perfil económico (que aún no ha acabado) y un interés creciente por el conflicto de Novorossiya, o como me gusta llamarlo a mí, el asunto Rusia-Novorrusia-Ucrania. Escribo desde Bremen porque, dada la reunión que va a tener lugar hoy en Múnich, quería dar una perspectiva desde Alemania de este asunto.

Por tener un punto de inicio, comentar que el tema, igual que en España, tiene muy poca repercusión mediática. Buscando en la prensa generalista de manera superficial encuentro mucho de Grecia en Alemania y mucho de Podemos en España, pero poco o nada del conflicto, de la guerra que nos ocupa. En la página 5 del “Die Zeit” del 5 de febrero hay un artículo, hilarantemente titulado “La conexión del caviar”, que intenta trazar conexiones entre el nuevo gobierno griego y el gabinete Putin. Detalla que el 14 de enero el cabeza de lista por ANEL y garante de la estabilidad griega Panos Kammenos fue a Moscú. También explica que un sindicalista miembro de la cúpula de Syriza, Stathis Leoutsakos, comentó al reportero (Jochen Bittner) que Rusia estuvo obligada a invadir Ucrania, cosa que fuentes rusas muy cercanas (tan cercanas que viven en Bremen), como es lógico, desmienten totalmente.

Más allá de todo esto, la verdad es que me parece pasmosa la poca repercusión, a todos los niveles, del conflicto. Este mismo fin de semana, a unos kilómetros de aquí, en Múnich, se van a tomar decisiones fundamentales.  Y a la gente no le importa en absoluto. El otro día hablé del tema a mis compañeras de piso y ni sabían nada, ni querían saber nada.

Personalmente solo busco la paz para los ucranianos. Una amiga acaba de renunciar oficialmente a su pasaporte ucraniano para hacerse ciudadana de la Unión Europea. Y el otro día en Valencia, ante las miradas atónitas de los caminantes, una pequeña e inadvertida marcha pedía también la paz para Ucrania.

Son pocas las voces, pero aún queda alguna voz.

En Bremen, a 7 de febrero de 2015.

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