Mientras ciudadanos occidentales engrosan la filas del movimiento yihadista Estado Islámico, la otra parte del conflicto tampoco se queda sin apoyo.
La ciudadana canadiense-israelí de 31 años Gill Rosenberg se unió a las milicias kurdas en el norte de Siria para respaldar su lucha contra el extremismo islámico.
Rosenberg, con dos años de experiencia en las Fuerzas de Defensa de Israel, se puso en contacto con milicias kurdas en Internet y llegó a Irak y para prepararse para combatir contra el Estado Islámico en Siria.
"Son nuestros hermanos. Son buena gente que aman la vida tanto como nosotros", dijo sobre los kurdos Rosenberg a Radio Israel.
Igual que a Gill, la Red ayudó a Jordan Matson a encontrar el camino hacia los kurdos de Siria. Este estadounidense de 28 años que sirvió en el Ejército decidió que la población de esta región necesita ayuda.
"Debido a dos años casi sin política de exteriores en la región, y con esta gente [del Estado Islámico] amenazando y dañando a ciudadanos estadounidenses, decidí que ya bastaba. Y decidí emprender este camino", relató a CNN Matson, citado por 'El Mundo'.
Se informó en octubre pasado de que miembros del club de motociclistas alemán Median Empire habían viajado a la ciudad siria de Kobani para apoyar a las fuerzas kurdas en su lucha contra el Estado Islámico, informa la revista 'Focus'.
"Mientras los demás no hacen más que hablar, nuestros chicos se encuentran en el frente de batalla contra el Estado Islámico", señala un comentario en la cuenta del club en la red social Facebook, donde además instan a otros grupos a seguir su ejemplo.
Motociclistas del club neerlandés No Surrender también se han unido a la lucha contra el grupo yihadista en Kobani, en la frontera con Turquía.
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