lunes, 6 de octubre de 2014

Radio y TV Martí, un monstruo incubado por Washington

A principios de 1996, Radio Martí se trasladó de Washington D.C. a Miami. Toda la red clandestina de periodistas fue instruida para violar la ley que impide al Gobierno realizar propaganda dirigida a sus ciudadanos en Miami

De la ilegalidad y el injerencismo subversivo de Radio y TV Martí se viene hablando desde que la administración Reagan anunció el proyecto de la emisora radial, en 1981. Cuatro años después entró en funcionamiento y después, en 1990, se le incorporó la emisora de televisión de igual nombre, o sea el del patriota independentista y antiimperialista José Martí, algo que ha sido enjuiciado como ofensa grosera a los sentimientos nacionales del pueblo cubano y un
insulto a la dignidad de los pueblos de América Latina, e incluso una burla a la Norteamérica de los trabajadores, de los creadores, de los pobres, a los que Martí amó y defendió.

Ambas acciones de los gobernantes de Estados Unidos son violaciones de los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, del Derecho Internacional y, en particular, del Tratado Internacional de Telecomunicaciones y reglamentos relacionados con las transmisiones por el éter.

En cierta ocasión el conocido periodista Carlos Fazio, quien escribe para importantes publicaciones mexicanas, calificó a esas emisoras como un monstruo incubado en su propio país por el gobierno de Estados Unidos.

En el caso de la farsa judicial de los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, injusta y arbitrariamente detenidos y condenados a severas penas por un jurado en Miami, fuertemente influido por el odio destilado en la prensa por periodistas pagados por el gobierno de Estados Unidos, ha quedado en evidencia el papel de ese monstruo llamado Radio y TV Martí. Basta para ello con leer algunos párrafos del informe del abogado norteamericano Martin Garbus al solicitar la anulación de las condenas y del juicio contra los Cinco, el 31 de agosto de 2012.

Escribió Garbus en su informe:
Gerardo Hernández Nordelo y el abogado Martin Garbus
   “Se suponía que el producto de Radio/TV Martí sería para el consumo cubano. El Gobierno ignoró esa limitación y creó una estructura encubierta para burlarla, de modo que Miami fuese el objetivo. El Gobierno pidió a los periodistas empleados que violaran la ley tanto en la cobertura de este caso como en la cobertura política y la cobertura de los eventos en Miami. Sin darlo a conocer en ningún informe gubernamental, el gobierno violó la ley al crear una amplia estructura mediática secreta para lograr la condena del Peticionario (de Gerardo Hernández Nordelo).

   “Me concentraré en un solo organismo gubernamental y en sus prácticas de contratación de personal y periodísticas, para demostrar quienes eran los empleadores de los propagandistas. En ninguna parte de los informes de la GAO que hemos revisado, ni en ningún testimonio ante el Congreso se menciona el pago a periodistas independientes por el Gobierno en Miami durante el período comprendido entre 1996 y el 2001 para hacer propaganda sobre el juicio en los medios de difusión nacionales. El Peticionante no puede permanecer en prisión porque no sabía nada en absoluto sobre los hechos de una astuta y bien disimulada práctica ilegal ocultada al Congreso y al Departamento de Justicia.

   “A principios de 1996, Radio Martí se trasladó de Washington D.C. a Miami. Aunque las transmisiones del Gobierno estaban ostensiblemente dirigidas a Cuba, la principal zona de interés era Miami. Toda la red clandestina de periodistas, los contratados con anterioridad y los recién contratados, fueron instruidos para violar la ley que impide al Gobierno realizar propaganda dirigida a sus ciudadanos en Miami. Creo que Radio/TV Martí es la única estación de propaganda gubernamental que no radica en la capital (Washington).

   Después del traslado, Radio/TV Martí contrató nuevo personal y casi todos los nuevos contratados eran exiliados cubanos comprometidos con la causa de condenar al Peticionante y, durante los cinco años siguientes gastaron vastas sumas en Miami, centro de las acciones contra el Peticionante y otros. En este caso, los periodistas pagados eran parte de esa acción.

   “El traslado a Miami, en la época en que se produjo el derribo de los aviones, facilitó la creación de una red clandestina que podía violar de forma secreta la ley. Como señalara Alvin Snyder en El Miami Herald, el 29 de abril de 1996,, el traslado a Miami perseguía eliminar ominimizar los efectivos controles que ejercían Washington D.C. y la Voz de las Américas sobre Radio/TV Martí.

   Snyder fue Asistente Adjunto de dos presidentes de los Estados Unidos, empleado de la USIA, miembro de la junta directiva del Programa Annenberg Washington en los Estudios sobre Políticas en materia de Información en la Universidad del Noroeste y en la Universidad de California del Sur, y autor de un importante libro sobre propaganda. El traslado, nos dice Snyder, multiplicó los recursos del exilio cubano en Miami.

   Lo que empezó en 1960, con el uso ilegal de “periodistas” y fondos del gobierno en los medios de difusión de Miami, alcanzó su clímax en 1996. La efectiva dirección de Radio/TV Martí cambió en 1996 y, como se indica en los informes de la GAO y en los testimonies ante el Congreso, muchos en Washington D.C. se alegraron de poder estar menos involucrados en lo que se estaba convirtiendo en una operación deshonesta.

   “El Gobierno conocía la relación entre el derribo, Hermanos al Rescate, el juicio, José Basulto y Radio/TV Martí. Como señala Alvin Snyder, el Gobierno, a través de la junta directiva de Radio Martí, el personal, los “freelance” y contratados, fue un “incitador” en el derribo. Radio/TV Martí ha sido la voz de Hermanos al Rescate, la voz de José Basulto (…)

   “El 29 de abril de 1996, Alvin Snyder escribe sobre su investigación: “Varias semanas antes de que los aviones caza de Fidel Castro derribasen las avionetas de Hermanos al Rescate, Radio/TV Martí alardeaba sobre el hecho de que una pequeña avioneta había sobrevolado a baja altura La Habana y lanzado volantes con propagada anticastrista. Se burlaron de Castro por no haber tomado represalias y un cubano americano fue citado diciendo que tales vuelos a La Habana se harían de forma regular.

   “(…) resulta difícil comprender por qué se le permitió a una estación de radio financiada por el gobierno estadounidense difundir las amenazas de líderes del exilio cubano que estaban provocando a Castro y por qué los periodistas de Radio/TV Martí que estaban realizando las entrevistas no cuestionaron tales declaraciones.

   La sede de las transmisiones de Radio/TV Martí se encuentra actualmente en Washington, de modo que sus programas pueden ser supervisados por la Voz de las Américas de la Agencia de Información de los Estados Unidos (USIA)”.

Y añade la investigación de Snyder, citada en el informe del abogado Garbus:
   El traslado de la sede de transmisiones a Miami autorizado por el Congreso, colocará a Radio/TV Martí fuera de toda supervisión efectiva por parte de la VOA. De acuerdo con un vocero del Senador Phil Gramm, Republicano por Texas, que patrocinó el traslado, “trasladar la sede de las transmisiones a Cuba cerca del corazón de la comunidad cubano-americana resulta totalmente lógico”. Siendo ese el caso, también ha llegado la hora de que los cubano-americanos de Miami pasen oficialmente a dirigir Radio Martí y a administrarla como si fuera de ellos, sin que Washington trate de vigilarlos.

   “Al asumir el control total, los cubano-americanos de Miami también deberían asumir el costo de las transmisiones a Cuba”.

Y señala en su afidavit el abogado Martin Garbus:
    “El Gobierno alega que no hemos cumplido con la presentación mínima requerida para solicitar reparación o habeas corpus de acción exhibitoria porque no hemos sido precisos en nuestras solicitudes. Pero sí puedo ser preciso en cuanto a la acción exhibitoria que solicitamos respecto de los organismos gubernamentales involucrados con los propagandistas en Miami.

   Mediante acción exhibitoria, demostraremos que en el mismo momento en que ocurrieron los hechos relacionados con este juicio, Radio/TV Martí dejó de centrar su atencióny recursos en Cuba para centrarlos en Miami, a fin de satisfacer los intereses del poderoso movimiento interno de exiliados cubanos. El traslado de la sede a Miami costó nueve millones de dólares. Esa cifra, en 1996, representó una suma adicional al presupuesto anual de 30 millones de dólares de Radio/TV Martí, del cual, una gran parte se trasladó a Miami.

“Alvin Snyder nos ofrece la razón evidente del trasladado a Miami:
   “Recientemente, un funcionario del Departamento de Estado ofreció a un grupo de diplomáticos, un panorama de las relaciones exteriores de los Estados Unidos, sin mencionar a Cuba ni una sola vez. Al preguntársele por qué se había omitido a Cuba, el funcionario respondió que ‘Cuba ha dejado de ser una cuestión de relaciones exteriores; es un problema de política interna’”

   “Después del traslado a Miami, el Gobierno tuvo un presupuesto anual promedio de más de 30 millones de dólares en el período comprendido entre el derribo y la condena. Tenían más de 100 empleados y más de la mitad de ese presupuesto y la mayor parte de los empleados serán administrados desde Miami. Una parte sustancial de esos recursos estaban destinados a lograr la condena del Peticionante (Gerardp Hernández Nordelo).

   “Informes recientes de la GAO calculan que la cifra gastada por Radio/TV Martí en lo que lleva de establecida es igual o superior a los 600 millones de dólares.”

Y después apunta el abogado Garbus:  
“Después del traslado a Miami, Radio/TV Martí --y el movimiento del exilio cubano--, que ahora rebosaba en fondos gubernamentales, quedó libre de cualquier control significativo durante el período comprendido entre 1996 y 2001. Las prácticas antes prohibidas ahora florecían. Esa fue la razón del traslado. La estación de radio y televisión del Gobierno se convirtió en lo que los exiliados cubanos quería que fuese, un medio de distorsión dedicado a lograr la condena del Peticionante.

   La Respuesta del Gobierno malinterpreta el argumento del Peticionante. Dentro de las normas federales, la estación de radio del Gobierno tiene derecho a contratar a quien decida, pero una estación gubernamental con fines propagandísticos no puede contratar personas a tal fin, que expresen o escriban en los medios de difusión internos, cosas que serían totalmente adecuadas de escribirse o expresarse para ser escuchadas en Cuba.

   Los periodistas pagados no “establecieron diferencia” entre lo que decían en Radio/TV Martí y lo que decían en la propaganda dirigida a Miami. Por el contrario, ellos mismos han descrito como utilizaban las mismas palabras y las mismas imágenes. La junta de Radio/TV Martí, integrada en su mayoría por partidarios de los exiliados y de los integrantes de Hermanos al Rescate en la disputa con Cuba, puede contratar o pagar como empleados y contratados a quien desee, pero lo que no puede hacer es ubicar propagandistas clandestinos en los principales medios de difusión de Miami y permitir que tales empleados, contratados o freelance, utilicen fondos del Gobierno para tratar de garantizar secretamente la condena del Peticionante.

Geoffrey Cowan
   “Geoffrey Cowan, Decano de Periodismo en la Universidad de California del Sur, presidente de la Fundación Fiduciaria Annenberg en Sunnylands y director del Centro sobre políticas y dirección en materia de información de la Facultad Annenberg, era el Director de la Voz de las Américas en 1994, cargo que mantuvo hasta 1996, cuando lo dejó para volver al medio académico. Cowan conocía muy bien Radio/TV Martí. Al parecer, fue colega de Alvin Snyder y probablemente coincida con las opiniones de éste. Según parece, aún estaba en la Voz de las Américas cuando se discutió y realizó el traslado de Radio/TV Martí. Contacté al Sr. Cowan, quien se negó a responder cualquier pregunta a menos que fuese citado a comparecer.

Y también el abogado Martin Garbus apunta en su informe:
   “Jorge Mas Canosa fue quien dirigió la presión para trasladar Radio/TV Martí a Miami porque él y sus colegas la querían liberar de las restricciones impuestas por el Gobierno para utilizarla en su ataque al enemigo y porque él quería fuese una pieza clave independiente para el dominio que quería ejercer en la política de Miami.

   Otro líder no oficial era José Basulto, un incitador en el derribo de las avionetas. quien tenía un interés en Radio Martí y en su traslado a Miami. Mas Canosa, al igual que Basulto, participó en Bahía de Cochinos y tenía conexiones con la CIA. Como Alvin Snyder descubriría, Basulto tenía un gran interés, tanto personal como político, en garantizar las condenas, pues había sido criticado por realizar acciones que condujeron a la muerte de sus cuatro colegas.

Alvin Snyder
   “Alvin Snyder describe, en su libro “Warriors of Disinformation” (Guerreros de la desinformación, el diseño de planes específicos para Radio Martí por parte de Mas Canosa, quien quería ser una figura dominante en la política de Miami. Mas Canosa quería utilizar los fondos y el personal de Radio/TV Martí para influir sobre los miamenses.
   Mas Canosa creó Radio Martí y utilizó sus fondos con fines propagandísticos en Miami. Mas Canosa y la administración de Radio Martí contrataron periodistas de todos los medios de difusión en Miami para hacer de forma ilegal y encubierta lo que legalmente no podían hacer. La ilegalidad continuó después de su muerte.    Los periodistas pagados de Radio Martí se centraron en aspectos específicos del juicio. Cuando la defensa enviaba citaciones a ciertos testigos, los empleados a sueldo del Gobierno, contando con la información y la convicción, transmitían que tales testigos debían ignorar la citación o acogerse a la Quinta Enmienda cuando fuesen llamados a declarar, a fin de evitar las preguntas o no dar respuestas. Muchos de los testigos lo hicieron.

   En otra ocasión, los medios dieron a conocer evidencias que habían sido excluidas esa misma tarde en el juicio. Con lo que sabemos hoy sobre lo que sucedía en Miami en el periodo que nos ocupa, no es de extrañar que esta entidad recibiese pagos del gobierno.

   Los agentes fomentaban y exacerbaban la opinión pública para que los abogados de la defensa (e incluso Oscar Corral, el autor de la revelación en el Miami Herald) temiesen dormir en sus casas. Al menos en una ocasión, un temeroso abogado de la defensa durmió en un hotel. La vida de estos abogados defensores se vio amenazada por agentes a sueldo.

   “Las prácticas de contratación, dirección, financiamiento y periodísticas incentivadas y permitidas en Radio/TV Martí no parecen permitirse en ninguna otra entidad de la Voz de las Américas. Si no todos, muchos de los artículos y conversatorios sobre los Peticionantes y otros asuntos, violaban las normas periodísticas, lo cual se agudizó después del traslado a Miami. Radio Martí era el regalo que seguía generando para todos aquellos que estuviesen de acuerdo con ella.

Y, finalmente, el revelador y contundente informe de Garbus apunta:
   “Las conexiones entre las investigaciones realizadas en 1996 y las reveladas diez años después, en el 2006, en el New York Times, Miami Herald, y Associated Press, son evidentes. Los artículos de 2006 muestran como el Gobierno utilizó la libertad que buscaba al trasladar la sede de Radio/TV Martí en 1996.”

   En fin, lo expuesto da toda la razón al periodista Carlos Fazio cuando calificó a Radio y TV Martí como un monstruo incubado en su propio país por el gobierno de Washington. Le ha hecho mucho daño a la imagen de Estados Unidos y al periodismo y los periodistas honestos y éticos de ese país.

1 comentario:

  1. Esas mal llamadas Radio y TV Martí son nidos de ladrones y oportunistas que se roban el dinero del contribuyente y de paso socavar el gobierno de Cuba.

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