domingo, 1 de junio de 2014

EJÉRCITO ORIENTAL: Mujeres en pie de guerra

Un helicóptero maniobra a poca altura. Un giro lo obliga a ladearse, pero enseguida endereza con rumbo al oeste. Se aproxima a la pista, de donde despegó media hora antes. Allí, varios hombres en overol, con visibles huellas de grasa y de trabajo, se mueven entre cajones y equipos, mientras, más allá, un grupo de muchachas uniformadas regresan alegres de alguna misión.

El ruido del motor aumenta, señal de que el helicóptero se acerca todavía más. Todas las miradas sobre él hasta que las ruedas rozan el pavimento, se detienen las hélices y cesa el torbellino que arrastra hollín, polvo. Las jóvenes aplauden. Algunas se llevan las manos a la boca y lanzan besos. Quieren felicitar al piloto que suponen apuesto.

Alguien de cuerpo menudo aparece en la puerta y desciende por las escalerillas. Se libera

de guantes, casco…, una cabellera abundante se despliega sobre sus hombros. Su sonrisa es de triunfo. Más de una carcajada pone en evidencia la sorpresa de las muchachas al ver que no es un hombre quien venía piloteando el helicóptero.

Es la tenienta Idaily Palacios del Valle, con sus uñas pintadas de azul y verde, rostro de muñeca y apenas 22 años. Desde que se graduó en 2010 en esa profesión, que exige sacrificio, preparación física y teórica y quién sabe si hasta un poco de sangre fría, ha contado con el apoyo de sus compañeros, pilotos de experiencia, quienes son sus instructores.

Desde que era camilita y se alistaba para entrar en el Instituto Técnico Militar José Martí (ITM), de La Habana, con el propósito de estudiar esta especialidad, sabe que solo las horas de vuelo –ya tiene 213–, se traducirían en destreza y habilidades a fin de cumplir misiones cada vez de mayor rango. Lo que no sospechó entonces es que fuera la única mujer al timón de una nave aérea en los cielos del Ejército Oriental. Debería tomarlo como un honor, pero ella se ve solamente como una más en el colectivo de su Base Aérea.

A veces ha acertado mejor que sus colegas en el tiro al blanco durante un entrenamiento, la han felicitado y lo agradece. Pero es consciente de que por el hecho de ser mujer su esfuerzo debe ser mayor. Sus propósitos: continuar aprendiendo y demostrar que con ella se puede contar.

Medios como el que conduce Idaily se emplean a menudo en apoyo a otras instituciones, en tareas de extinción de incendios forestales, rescate de ciudadanos y de recursos en peligro por desastres naturales, en el traslado de órganos para los trasplantes médicos, en la lucha contra el tráfico de personas.

Por eso, el Ejercicio Estratégico Bastión 2013 no la toma por sorpresa. "Son tiempos de paz, pero hay que prepararse para lo que venga", asegura. Ahora, junto a su helicóptero, solo piensa en las próximas misiones, que serán oportunidades para afianzar el respeto que sienten por ella los pilotos, sus padres y hasta algún novio que aspira a serlo y aún aguarda el sí.

¡Ahora viene el carnaval!


La capitana Yucila Peña Santiesteban,
única mujer de su agrupación, sabe
que del esfuerzo depende la victoria
en el combateLa frase dicha poco antes de que comenzara el fuego de varias ametralladoras de 14.5 mm, más conocidas como Cuatro Bocas, y de cañones de 57 mm, armamento muy utilizado en el combate contra la aviación, no asusta a la capitana Yucila Peña Santiesteban, técnica radioelectrónica de defensa antiaérea.

Graduada en 2004 en el ITM, ha fungido como jefa de equipo de dirección de fuego, ingeniera en sistema y jefa de organización y personal, cargo que ocupa ahora. También es la única mujer en su agrupación de tropas.

"Me hace más fuerte. Para ganarme el respeto necesario en las misiones que debemos cumplir, tengo que hacer mis tareas mejor que cualquier hombre. Eso requiere ahínco. También hace falta la inteligencia para lograr que las tropas -reservistas, milicianos, soldados del servicio militar- ganen en cohesión y el ejercicio sea óptimo. Tras varios días en campaña quiero regresar a mi casa doblemente satisfecha: el deber cumplido y que mi bebé esté bien.

Más historias de faldas

De un poblado oriental es la teniente Geysi Garcés Riveaux. Sorprende verla durmiendo rodeada de hombres, cada uno bajo su chavola (capa-tienda). Son los jóvenes del Servicio Militar que integran el pelotón que ella dirige. Cuando comenzó el Ejercicio Bastión llevaban varios días en condiciones de campaña, en medio del monte.

No importa si no han ido a sus casas. "Aquí es donde la Revolución me necesita, aquí tengo que estar", exclama. Se siente segura de que lo más importante es el éxito del ejercicio y lograr la cohesión de las tropas, que los soldados demuestren su preparación y el dominio de las técnicas de la artillería, que, según cuentan, es la diosa de la guerra, por su gran poder de fuego y la cantidad de bajas que puede causar al enemigo.

Pertenecen a la Gran Unidad de tanques del Ejército Oriental. En el punto de resistencia donde se han desplegado se realiza el acondicionamiento del terreno y el armamento, para cumplir las misiones combativas.

Un BM 21 y un Obus 122 mm D-30, agazapados detrás de la maleza, salen de sus posiciones para tirar. Efectúan lo que Geisy les indica. Ella es como la niña linda de la batería mixta de artillería; soldados y oficiales no solo la cuidan, le traen el agua para bañarse y están pendientes de su alimentación y, también, y en primer lugar, respetan su autoridad.

De mucho le han valido los conocimientos aprendidos en la Escuela Interarmas General José Maceo, de Santiago de Cuba, donde se graduó como licenciada en Ciencias Militares. Allí se preparó para dirigir el fuego de la artillería terrestre, misión que le apasiona. Por eso, a sus 22 años repite, junto a su tropa, el lema que idearon en esta ocasión: “Nosotros los artilleros/ damos un paso adelante/, para seguir siendo fieles/ a Cuba y al Comandante”.


Tenienta Geysi Garcés Riveaux
Luego de varios días en campaña, la tenienta
Geysi Garcés Riveaux, conserva el ímpetu y
los deseos de continuar con la preparación
de su tropa

Sargenta Neivis Galano Rojas
Zailí Cedeño Labrada
Para la sargenta Neivis Galano Rojas,
con apenas 20 años, no hay misión
imposible
Para tareas grandes busquen a Zailí Cedeño Labrada, jefa de compañía de infantería ligera de montaña. Ella las hace pequeñas



En otro lugar un grupo de soldados se desplaza de un sitio a otro. Son integrantes de las tropas para destinos especiales. Rostros femeninos resaltan entre ellos: Yunisleidis García Segura y Neivis Galano Rojas, sargentas las dos y con apenas 20 años. Pudiera parecer imposible que con sus cuerpos menudos lleven a cabo misiones tan difíciles.

La ametralladora PKM que carga a su espalda Neivis, se ve muy pesada; pero ella, con su destreza, la carga como si fuera una pluma. No todo es lo que parece o cualquiera pudiera imaginar.

En un poblado montañoso otra mujer asumió la dirección del combate. Zailí Cedeño Labrada es la jefa de una compañía de infantería reforzada para el ejercicio con francotiradores, baterías de cañón de 75 mm y otras piezas de artillería antiaérea. Mulos para cargar armamento hacia lugares seguros completan su avituallamiento.

Otras tres mujeres dirigen pelotones de esa agrupación. "La mujer es muy responsable; a su delicadeza suma una gran fuerza, lo que le permite convertir en pequeña cualquier tarea grande", define la primera tenienta Zailí.




De una Región Militar oriental es la
teniente coronel Mayra Pérez Mayasén


La experimentada Mayra Pérez Mayasén, teniente coronel, ocupa un lugar en la sala de mando de una Región Militar del Ejercito Oriental. Ella es también la única mujer en ese puesto, y de las pocas que asumen cargos de gran envergadura allí. Se le ve despreocupada de las faenas domésticas que comúnmente asume, y concentrada en el ejercicio, sabiendo que al enemigo se le demuestra, con hechos, que no debe asomar la nariz aquí, ni jugando. Nos encontrará no solo a nosotros, estará el pueblo dispuesto a lo que sea".

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