Dos dirigentes campesinos de la comunidad El Paraíso fueron asesinados la tarde de este sábado en pleno centro de Atoyac de Álvarez, en la Costa Grande, cuando encabezaban una protesta de cafetaleros y a un día de que anunciaran la creación de la policía comunitaria en ese poblado, informó un familiar de las víctimas.
A las 14:20 horas Juan Lucena Ríos y José Luis Sotelo Martínez, que presidían el movimiento, iban llegando en su camioneta, en medio de la gente, cuando un hombre ya los esperaba y entonces disparó cuatro balazos certeros a cada uno, dijo.
En el lugar del crimen había dos policías municipales que aun cuando se percataron de la presencia del asesino no hicieron nada.
Los cuerpos fueron trasladados a El Paraíso por sus familiares, quienes se opusieron a que les practicaran la autopsia de ley.
“Ellos eran los principales dirigentes de El Paraíso –poblado cercano a La Pintada– que es la comunidad más grande de la sierra y el corazón de la zona cafetalera de Atoyac: eran dirigentes naturales”, agregó la fuente.
Recordó que los atacados encabezaban tres movimientos: “el primero sobre el problema de la inseguridad, el segundo tiene que ver con el tema del café y la falta de apoyo a los productores, por lo que buscaban mejores precios en el mercado luego de que la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid echaron a perder las cosechas de café y otros productos. El tercer asunto era el de la reconstrucción de El Paraíso, que cuenta con más de 6 mil habitantes, debido a que protección civil consideró que debe reubicarse o desplazarse y ellos no estaban de acuerdo”.
Sin embargo, el proyecto más importante era la integración de la policía comunitaria, que contaría con cien elementos. Por eso resulta extraño que los hayan asesinado en este contexto; les pasó lo mismo que a Rocío Mesino (lideresa de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, el 19 de octubre pasado), luego de que una semana antes había anunciado que se integraría la policía comunitaria en Atoyac.
Se trató de un crimen político, similar al que se cometió el domingo pasado contra Luis Olivares Enríquez, dirigente de la Unión de Popular de Productores de la Costa Grande, con un asesino solitario”, precisó.
“Los narcos te rocían de balazos, y aquí sólo fue un asesino, aparentemente. Es un crimen político que viene desde los grupos de poder en el gobierno, que están fuera de control”, insistió la fuente.
Es claro el móvil del crimen porque “como ha pasado con otros luchadores sociales, la ejecución es la forma más fácil de deshacerse de ellos. Ellos eran los líderes de la comunidad, y son los que movían todo”.
Los compañeros, añadió, habían convocado justamente este domingo por la mañana a los pobladores de El Paraíso, donde se anunciaría la creación de la policía comunitaria, que sería independiente de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero, aunque en su momento los asesoraron.
Recordó que hace más de un mes a Sotelo Martínez le secuestraron a su hija de 27 años: entonces la gente se armó, eran unos 300 hombres que fueron a rescatarla. Eso motivó a la gente a crear la policía comunitaria para hacer frente a la inseguridad.
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