El Ejército de Siria no usó armas químicas el pasado 21 de agosto en los combates que llevó a cabo en las afueras de Damasco. Así lo aseguró un testigo presencial del despliegue de las tropas en la zona, el científico y periodista Marat Musin.
A su juicio, lo que observó el pasado 21 de agosto en el arrabal de Damasco denominado Yobar fue una excelente operación antiterrorista. Tacha de difamatorios y de filtración intencional los informes sobre el uso de armas químicas por las tropas sirias, que iban a la batalla sin máscaras antigás.
"La idea era dividir en dos la agrupación de los rebeldes y machacarlos por partes", dijo el testigo en una entrevista concedida a la emisora de radio Business FM. "A las 7.20 empezó una potentísima preparación de artillería, a las 8.00 las tropas procedieron al asalto. Media hora más tarde el Ejército retomó el control sobre los edificios más importantes en el tramo del frente de dos kilómetros de largo".
"Cerca de las 10 —relató— surgieron las primeras filtraciones intencionales sobre un supuesto ataque químico. Empezó el pánico. Estábamos escuchando todas las conversaciones y las órdenes por la radio. Tres zonas en las afueras de Damasco fueron declaradas objetivos de ese ataque, entre ellas Yobar [donde se encontraba el propio periodista]". "Las fuentes eran israelíes y estadounidenses", precisó el testigo.
Musin vio con sus propios ojos que en la zona de combate "no había civiles: ni mujeres, ni niños". "La zona estaba ocupada por el Frente Al Nusra, es decir pura Al Qaeda". "Allí casi no había sirios étnicos", agregó.
Ningún tanquista portaba máscaras antigás, reiteró el periodista. Dentro del operativo, que había sido preparado durante dos semanas, él considera que no tenía sentido enviar a miles de soldados para ganar una batalla sin protegerlos en caso de un ataque químico planificado. Las máscaras antigás, de fabricación estadounidense, e incluso las ampollas con antídoto contra el sarín, de origen catarí, sí fueron halladas en el lugar, pero a disposición de los rebeldes, después de que las tropas retomaran el control sobre Yobar.
El camarógrafo que acompañaba a Musin grabó imágenes de un almacén químico subterráneo. Allí se encontraban varias garrafas con líquidos que tenían un olor muy fuerte y que ni los periodistas ni los soldados se atrevieron a abrir.
"Occidente metió la pata", afirmó el periodista. "A las dos de la tarde sus medios de información empezaron a retirar la mención de Yobar" de la lista de las zonas afectadas por el sarín, recordó. Él fue testigo también de cómo el Ejército interceptaba las comunicaciones de radio entre los rebeldes y sus dirigentes del exterior. Esto sirvió de fundamento para retirar la información sobre Yobar, ya que los propios rebeldes no habían podido cumplir con su misión en la localidad.
Musin no excluye al mismo tiempo que militantes de Al Nusra dispersaran en pequeñas cantidades las sustancias químicas que tenían tanto en Yobar, como en dos poblaciones vecinas. Algunos militares sirios efectivamente fueron hospitalizados después del combate, aquejados de una astricción del sistema respiratorio. Pero los cadáveres de las mujeres y los niños que posteriormente mostraron varios canales de televisión solo podían haber sido traídos por los rebeldes desde otras regiones del país.
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