sábado, 19 de enero de 2013

ÁFRICA-EE.UU. Un viejo ardid. La Casa Blanca hará todo para robarse la riqueza del continente

El Informe Ikle lo dejó muy claro: “Los conflictos debaja intensidadson la principal fuente de peligro para los valores e intereses norteamericanos y occidentales”. Esta proyección, de la década de los 80, ha matizado la política exterior yanqui, sin mediar ninguna tendencia política. Tanto demócratas como republicanos, desde entonces y frente a un pretendido asunto de seguridad nacional, se inmiscuyen en los asuntos internos del Tercer Mundo. Y aunque la propuesta de acción fue pensada principalmente para enriquecerse a costa del Oriente Medio, más tarde se le echó mano también para África.

Con el preclaro razonamiento de la oralidad africana, el movimiento pacifista de Malí alerta contra la intervención extranjera con un excelente símil: “El pez se equivoca si cree que el pescador ha venido para darle de comer”. Al cierre de 2012, tanto Europa comoEstados Unidos coincidían en sus valoraciones de intervenir militarmente en esa nación, sumida en un complejo conflicto nacional y tribal. De escaramuza local podría derivar en algo regional, indicaron, y convencieron además a diferentes organizaciones panafricanas.
La sociedad civil maliense piensa diferente, pues considera que el despliegue de tropas extranjeras se basa en un diagnóstico sesgado. Malí es un caso clave, más no el único. El continente negro está plagado de ejemplos. En octubre de 2011, a la orden de Barack Obama, unos cien soldados partieron hacia Uganda con la misión de aplastar al mesiánico Ejército de Resistencia del Señor, en pie desde hace 25 años.
El alto mando del Contingente Estadounidense para África (Africom) rindió cuenta a la opinión pública sobre sus operaciones en la selva, de lo cual tomó nota Prensa Latina. En una vasta operación, los uniformados se adentraron también en la República Centroafricana, en el Congo y en Sudán del Sur. ¿Por qué el repentino interés después de más de dos décadas de conflicto?
Engendro siniestro
En 2007, un asesor del Departamento de Estado yanqui aseguró tras bambalinas y en un supuesto escenario libre de cámaras y micrófonos, que el objetivo estratégico de Africom era proteger el acceso a los hidrocarburos y otros recursos estratégicos abundantes en África, que en 2013 representarían la cuarta parte de las extracciones norteamericanas. Bien lo sabía George W. Bush, impulsor de la iniciativa. De ahí sus esperanzas en que, además, la entidad sería una muralla de “protección” frente a China, India, Rusia, e incluso Japón. La esencia de esa voracidad contrasta con verdaderos programas humanitarios y de solidaridad.
Por su parte, el 25 de diciembre último Rusia donó dos millones de dólares al Fondo de la Paz de la Unión Africana, con el propósito de contribuir “al financiamiento de operaciones de distensión en la región”.  El Kremlin sostiene que fomentar el progreso es la vía idónea para contrarrestar las guerras: a varios países africanos les fueron condonadas deudas por más de 20 mil millones de dólares. Similar actitud tiene China, necesitada de materias primas para afianzarse en la vanguardia mundial, por demás amiga mediante ventajosos acuerdos.
Estudio de caso
Volvamos al inicio. ¿Qué papel juega Malí en el continente? Bajo la cobertura de la operación Creek Sand, militares y empresarios estadounidenses antes en misiones de inteligencia ya se posesionaron de la situación de manera abierta. En 2009, el Pentágono inició su estrategia desestabilizadora contra una Libia rica en petróleo y demasiado autónoma para su gusto. Por ende, los cañones apuntaron de igual forma hacia Bamako. Sin limitar territorialmente con suelo libio, Malí es su país colaborador más cercano.
Argumentando una lucha contra “islamistas” y “extremistas de al-Qaeda”, no solo en Libia, también en Malí, el Pentágono tiene previsto para el año en curso el envío de “comandos pequeños” a más de 35 países de África, en más de cien ejercicios de entrenamiento. Sin embargo, otros destinos se mencionan: la República Democrática del Congo (RPDC), sumergida en un enfrentamiento separatista todavía sin resolver, es un bocado apetecido. Africom estaría encantando de “ayudarla”. Un raro metal, imprescindible en la fabricación de teléfonos móviles y televisores, el coltán le hace guiños seductores.
Por MARUJA PROENZA VIVÓ (internacionales@bohemia.co.cu )