lunes, 28 de diciembre de 2015

Balance político y electoral de Venezuela año 2015

Pocos días antes de las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015, desde la televisión de Venezuela analizamos el panorama electoral y sus probables consecuencias, sobre todo como estudiosos del Derecho Constitucional.

Dijimos que la probable victoria de la oposición podía generar un “Guerra Constitucional”, lo que significaba un enfrentamiento del Poder Legislativo o Asamblea Nacional (AN) en manos de la oposición en contra del Poder Ejecutivo encabezado por el presidente Nicolás Maduro. 

Ahora que la victoria opositora se ha confirmado, ratificamos con preocupación que en
2016 están abiertos los escenarios de consulta electoral y ello pudiera desencadenar cambios radicales en el poder político.

Por ejemplo, un referéndum revocatorio contra el presidente o el llamado a una Asamblea Constituyente, esta última puede ser convocada por dos tercios de los diputados del parlamento que ahora pertenecen a la oposición.

La viabilidad de estos escenarios dependerá de los niveles de apoyo popular que tenga cada bloque político en 2016 y más allá, pero como explicaremos más adelante, la cuestión económica será decisiva.

Hasta el momento la inmensa mayoría de los antimperialistas venezolanos parecemos entender la urgencia de atender la economía pues son frecuentes los llamados a reunificar las fuerzas políticas en tareas económicas a fin de evitar que el Imperio estadounidense imponga en Venezuela un nuevo gobierno que sea sirviente a sus intereses, tal como ocurriría si el dirigente opositor Leopoldo López u otro semejante llegara a la Presidencia.

Grandes dificultades económicas sentenciaron las elecciones legislativas porque Venezuela padece escasez de alimentos, medicamentos y otros productos esenciales, así como inflación económica y devaluación de la moneda nacional. Esta crisis tuvo un impacto inevitable en las elecciones.

Horas antes del evento electoral conversamos con el intelectual venezolano y periodista de televisión nacional, Manuel Felipe Sierra, un personaje de voz crítica quien no vaciló en afirmar que el triunfo sería del “voto castigo” contra el gobierno debido a la negativa situación económica. También nos habló de la observación internacional como mecanismo de presión contra el país. 

En efecto, mientras que los partidarios de la oposición se presentaron con niveles de participación tradicional durante los últimos años, los chavistas o socialistas venezolanos estuvimos por debajo de nuestro promedio de votantes en comparación a las elecciones presidenciales de 2012 donde Hugo Chávez resultó triunfante con amplia ventaja.

Pero ahora en 2015, la oposición logró 7.707.422 votos mientras que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) apenas alcanzó 5.599.025 votos. Lo anterior se traduce en una ventaja mayor a los dos millones de votos y le dio no sólo el triunfo electoral a la oposición en la Asamblea Nacional sino adicionalmente una mayoría calificada de 112 diputados contra 55 socialistas.

Como episodio positivo podemos resaltar que de manera ejemplar, el presidente Maduro fue el primer ciudadano en reconocer la validez del resultado anunciado por el Consejo Nacional Electoral, máxima autoridad que regula los procesos electorales en Venezuela.

Asimismo, el acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) fue exitoso durante una fiesta electoral sin tropiezos. Internacionalmente fue derrotada la campaña mundial de propaganda que hizo creer a muchos que el gobierno venezolano no reconocería una victoria de la oposición; igualmente fueron desmentidos quienes decían que el sistema electoral venezolano sería manipulado a favor del gobierno.

Prevaleció un comportamiento pacífico de los dirigentes políticos revolucionarios llamando a sus millones de seguidores a mantener la calma y respetar los resultados.

En cuanto al análisis político interno, el presidente Maduro fue tajante al señalar que el resultado adverso era consecuencia de una “Guerra Económica” promovida por la oposición venezolana donde participan empresas privadas que han reducido su actividad económica para causar malestar en la población. Maduro culpa al Gobierno de Estados Unidos de América en esa “Guerra Económica” contra Venezuela.

No obstante la oposición niega la existencia de tal guerra y subraya que se trata de retórica creada por Maduro para evadir su responsabilidad por su administración económica. Dicen los dirigentes opositores, que el modelo socialista venezolano ha forzado la quiebra de la economía privada al imponer regulaciones de precios y otras medidas erróneas que espantan la inversión empresarial.

Algunos acusan al gobierno de expropiar miles de empresas y luego no ser capaz de administrarlas con eficiencia y alta productividad. Aseveran que Maduro viola el derecho a la propiedad privada y genera escasez de alimentos y medicinas en perjuicio del propio pueblo venezolano.

Todo indica que la oposición venezolana pretende un retorno al capitalismo neoliberal (libertad económica total para empresarios) con la promesa de que sólo así volverá a existir abundancia de productos y podrán los venezolanos recuperar el bienestar perdido.

En este contexto la Mesa de la Unidad Democrática (alianza que agrupa a los partidos antichavistas) manifiesta que la victoria del empresario millonario Mauricio Macri como nuevo presidente de Argentina revela que los pueblos de América Latina están cansados de gobiernos de izquierda que no son capaces de satisfacer las necesidades económicas y sociales de los ciudadanos.

Desde nuestra óptica como estudiosos de los acontecimientos políticos e internacionales, consideramos que dos discursos se enfrentaron en las elecciones legislativas venezolanas, por un lado el del gobierno de Maduro denunciando la “Guerra Económica”; por el otro el de la oposición nacional apoyada por EE.UU. planteando el “fracaso económico del socialismo venezolano”.

Con pragmatismo los resultados electorales obligan al gobierno a trabajar con énfasis para resolver la crisis económica que padece Venezuela, independientemente de la identidad o clase social de los promotores de esta mala situación o que la misma pueda recibir el nombre de “Guerra Económica” impulsada por la burguesía nacional, la oposición venezolana y/o el Imperialismo de EE.UU. Nótese que millones de venezolanos, chavista y no chavistas, pudieran no estar interesados en si la guerra existe yo simplemente reclaman soluciones prácticas e impostergables.

Los actuales problemas económicos del país le hacen fuerte daño electoral al gobierno de Maduro y favorecen a la oposición, eso lo expresa claramente el resultado electoral de 2015 y de allí el peligro latente de que resultados semejantes ocurran en el futuro cercano si no se aplican correctivos o un “golpe de timón”.

Varios intelectuales revolucionarios recomiendan ejercitar la autocrítica revolucionaria y la rectificación oportuna, sobremanera llaman a una mayor unidad entre militantes socialistas y concentrar esfuerzos en promover un socialismo eficiente en lo económico con capacidad para generar bienes y servicios para abastecer al pueblo venezolano.

Muchos chavistas proponen reforzar la política de alianzas, exigen más democracia interna, más dirección colectiva, más espacios para el debate, mayor combate contra el burocratismo y la corrupción. La meta es recuperar el apoyo político y electoral de los millones de simpatizantes del Chavismo que no votaron este año.

Los más optimistas esperamos que 2016 sea el año en que el Gobierno revolucionario ejecute lo que el recordado presidente Hugo Chávez llamó las “Tres R”, es decir: revisión, rectificación y reimpulso en Venezuela.

Hispantv

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade tu opinión sobre este artículo