Hace 55 años, agentes de los servicios secretos belgas y de la CIA introdujeron el cuerpo de Patrice Lumumba en un barril de ácido y lo hicieron desaparecer. El Congo pudo haber ido hacia una democracia y, por el contrario, fue hacia una de las peores dictaduras africanas del siglo XX.
Fue el primer jefe de gobierno de la República Democrática del Congo. Buscó la descolonización de su país en manos de Bélgica y destruir totalmente el poder colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente.
En 1958 se orientó decididamente hacia la lucha por la descolonización del Congo por las escasas posibilidades de acción social que le permitían las autoridades coloniales belgas y así fundó el Movimiento Nacional Congolés, partidario de crear un Estado independiente y laico, cuyas estructuras políticas unitarias ayudaran a superar las diferencias tribales creando un sentimiento nacional.
Tras la independencia de Bélgica, en 1960, el Congo celebró elecciones, y Patricio Lumumba, líder de la lucha independentista, llegó a la presidencia con un programa nacionalista y de izquierda.
Lumumba no pudo impedir que la retirada del ejército belga diera paso conflicto político con pronunciamientos militares, ataques a la población blanca y disturbios generalizados.
La rebelión fue especialmente grave en la región minera de Katanga, que se declaró independiente bajo el liderazgo de Tschombé; Lumumba denunció que esta secesión había sido promovida por el gobierno belga en defensa de los intereses de la compañía minera que explotaba los yacimientos de la región.
Lumumba pidió ayuda a la ONU, que envió un pequeño contingente de «cascos azules» incapaces de restablecer el orden, y por eso pidió el apoyo de la Unión Soviética, con lo que amenazó directamente los intereses occidentales.
El presidente de EE.UU., Eisenhower, dio entonces orden de eliminarlo. Y envió al agente de la CIA Frank Carlucci, quien luego sería secretario de Defensa de Ronald Reagan.
Un golpe de Estado derrocó a Lumumba en septiembre de 1960. Fue torturado brutalmente y fusilado por mercenarios belgas, que disolvieron su cuerpo en ácido y esparcieron sus restos para que no fuera reconocido.
Hace bien poco, en noviembre de 2001, el parlamento de Bélgica reconocía la responsabilidad de su Estado en la muerte de Patricio Lumumba.
Fue asesinado de esa manera por la gran lucha política e ideológica que realizó para dar a conocer la unidad como instrumento y vía para el logro de la liberación por parte de los pueblos africanos, de los yugos coloniales que se mantenían en el momento en que libró su lucha y que aún se mantienen, incluyendo entre ellos al neocolonialismo naciente y al imperialismo norteamericano que ya comenzaba a meterse en los países africanos para sumarse a los saqueadores de las riquezas de ese continente.
El pensamiento de Patrice Lumumba constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras de los pueblos africanos. Medio siglo después, las autoridades estadounidenses reconocieron su implicación en el derrocamiento y asesinato del líder congoleño.
Vista en la distancia, su lucha fue la misma que hoy se libra en Nuestra América por darle una verdadera independencia.
Telesur
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