jueves, 3 de septiembre de 2015

La última demostración de fuerza de la extrema derecha


Varios centenares de activistas, militantes y simpatizantes de diferentes grupos y organizaciones de extrema derecha, Praviy Sektor y Svoboda entre ellos, se congregaron ayer frente al parlamento ucraniano para tratar de impedir la aprobación de las enmiendas a la Constitución propuestas por el presidente Poroshenko. Los sectores más radicales del nacionalismo ucraniano las consideran una concesión al separatismo o incluso a Rusia.
Intentos de construir barricadas, militantes portando banderas de Svoboda, caras cubiertas, enfrentamientos con la policía, manifestantes armados, todo ello formaba parte de un escenario en el que los manifestantes se han enfrentado a las numerosas fuerzas de seguridad que trataban de evitar un posible asalto al parlamento. En escenas similares a las protagonizadas por esos mismos nacionalistas ucranianos contra las fuerzas policiales enviadas por el entonces presidente Yanukovich, los enfrentamientos han costado la vida a un policía y otro centenar de personas -policías, manifestantes y periodistas- han resultado heridas. Las autoridades de la ciudad afirman haber detenido al joven que lanzó la granada que, según la policía, causó la muerte del policía. Otras informaciones afirman que la muerte se produjo a causa de un disparo.  

Mientras tanto, en una tensa sesión, la Verkhovna Rada ha aprobado en primera lectura las enmiendas de descentralización del poder que forman parte del proyecto de Poroshenko. El propio Poroshenko se ha apresurado a asegurar que no existe el estatus especial que Ucrania se había comprometido a conceder a las regiones de Donbass fuera de su control a cambio de su retorno a la soberanía ucraniana.

Según cita la agencia rusa Sputnik, “la propuesta presidencial estipula la división administrativa regional en tres escalones: regiones, distritos y municipios. Los municipios podrán estar compuestos por una o más localidades y serán precisamente los municipios los que contarán con la mayor autonomía y recursos financieros”.

El estatus especial para las regiones de Donbass se tratará, según ha vuelto a repetir Poroshenko, en otra ley y no en la Constitución, lo que hace más sencilla la posible retirada de dicho estatus en el futuro. El presidente se reserva también la facultad de cesar a cualquier funcionario de los gobiernos regionales en caso de “aparición de sentimientos separatistas locales”.

Con la aprobación de estas enmiendas, el Gobierno ucraniano afirma haber cumplido con sus compromisos adquiridos el pasado 12 de febrero en Minsk, lo que contrasta con la reacción de los representantes de las Repúblicas Populares, que recuerdan que las enmiendas deben ser negociadas y no impuestas por la parte ucraniana. Desde Donetsk, Denis Pushilin ha declarado que la RPD volverá a entregar a los representantes ucranianos sus propuestas de reforma constitucional que, por el momento, la parte ucraniana se ha negado sistemáticamente a considerar.

Pese a las constantes quejas y amenazas de partidos de la extrema derecha, como el Partido Radical de Oleh Lyashko y el movimiento Svoboda de Oleh Tyahnibok, la propuesta no supone la concesión de autonomía política para Donbass, como parte de la prensa ha publicado estos días, sino una descentralización municipal del poder que sigue el ejemplo del plan Ahtisaari propuesto para la minoría serbia en Kosovo.

Mientras Lyashko o Mosiychuk protestaban en el interior, Tyahnibok, el mismo que junto a Klitschko y Yatseniuk se fotografiaba hace un año con Victoria Nuland o John McCain, lideraba una protesta que ha derivado en duros enfrentamientos, similares a los producidos antes del golpe de Estado del 22 de febrero de 2014, con el resultado de un policía muerto. “Ya solo queda Svoboda”, ha declarado Tyahnibok en defensa de su partido y contra el Gobierno, al que la extrema derecha exige que no cumpla siquiera con los mínimos compromisos adquiridos en Minsk.

Las autoridades han identificado al fallecido como Ihor Derbin, recluta de la Guardia Nacional desde hacía escasos meses y de 25 años de edad. El ministro del Interior, Arsen Avakov, ha identificado al acusado de la muerte como Ihor Gumeniuk, también miembro de la Guardia Nacional, veterano de la guerra en Donbass y militante del batallón Carpathian Sich, cercano a Svoboda y al Praviy Sektor y con base en la zona occidental del país, la zona más nacionalista de Ucrania.

A diferencia de lo ocurrido en febrero de 2014, cuando los militantes nacionalistas utilizaron los mismos métodos que los empleados ayer, los líderes políticos ucranianos pro-Maidán han condenado la violencia, que han calificado de inaceptable. En una declaración televisada, el presidente Poroshenko ha calificado lo ocurrido como “una puñalada”. El alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, otro de los líderes opositores que se beneficiaron del uso de la extrema derecha como fuerza de choque durante los eventos de Maidan, ha calificado lo ocurrido como “una provocación asesina contra el Parlamento que debe encontrar una respuesta legal”. “El público debe conocer a los culpables y organizadores de este acto terrorista y qué castigo recibirán”, ha declarado.

Al igual que lo sucedido en Mukachevo en el mes de julio, cuando militantes del Praviy Sektor se enfrentaron al equipo de seguridad de un diputado en un tiroteo que causó varias víctimas mortales, las condenas también se han extendido al ámbito internacional. En aquel momento, el embajador estadounidense en Ucrania Geoffrey Pyatt recordó que el monopolio del uso de la fuerza debe corresponder al Estado, lo que contrastaba con las constantes condenas al uso de la fuerza por el entonces presidente Yanukovich. Se calificaba entonces de manifestantes pacíficos a los grupos que utilizaban los mismos métodos que los usados ayer en Kiev. Tras días de persecución de quienes habían provocado el tiroteo, las consecuencias legales fueron escasas. Se dejó de buscar a quienes habían huído y se envío de vuelta al frente a los detenidos.

Se condena ahora los métodos utilizados por Svoboda, como se condenó al Praviy Sektor en julio en Mukachevo, olvidando que esas organizaciones y los batallones asociados a ellas han sido la base, no solo del golpe de Estado de febrero de 2014, sino también de las tropas ucranianas en la guerra en Donbass.

Como refleja la presencia de sus carteles de propaganda por toda Ucrania occidental, Svoboda ha podido perder representación pero no intención de condicionar la vida política ucraniana. A falta de votos y de apoyo popular, también menguante para el régimen Proshenko-Yatseniuk, Svoboda dispone de otros medios de intervención: las armas que ha recibido del régimen y que parece dispuesta a utilizar, ya sea contra la población de Donbass o contra el gobierno de Kiev. Sus actos solo son condenados cuando se producen contra el gobierno al que ayudaron a instalarse en el poder.

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