El 13 de febrero de 2015, apenas un día después de la firma de los Acuerdos de Minsk, se organiza en Dnepropetrovsk una Conferencia con participación de la Fundación Potomac bajo el título: La democracia que se defiende a sí misma. A ella asiste, por parte estadounidense, además del embajador en Ucrania, Geoffrey Pyatt, el dúo Phillip Karber/Wesley Clark y, por parte ucraniana, algunos representantes del ejército y de los batallones punitivos locales. Entre ellos, el parlamentario y líder del
Dnepr-1 Yuriy Bereza; el también parlamentario y líder del Mirotworez, Andrei Teteruk, así como el comandante del Comando Operativo Sur, Ruslan Homchak.
Según Andrei Teterouk, la conferencia es el resultado de los encuentros precedentes con los responsables de la Fundación Potomac y de la visita realizada a los Estados Unidos por una delegación ucraniana de la que formaban parte Semen Semenchenko y Yuri Bereza. Semenchenko y Bereza aportaron a los congresistas estadounidenses fotografías que habían de probar la participación rusa en el conflicto ucraniano. Aquellas columnas de tanques rusos cruzando la frontera resultaron ser fotografías de Associated Press de la guerra de Osetia en 2008.
El acto de Dnepropetrovsk se presenta como la primera conferencia de estrategia internacional entre los Estados Unidos y Ucrania. Sirve para consolidar los lazos entre la Fundación Potomac y una institución de investigación local en asuntos estratégicos en la ciudad de Dnepropetrovsk.
Tal y como quedaron recogidos por la televisión ucraniana Hromadske TV, algunos de los comentarios realizados durante las reuniones resultan particularmente llamativos. Uno de los temas considerados se relaciona con la intención de algunos de los asistentes ucranianos de avanzar hacia Rusia. Ante la mirada complaciente y cómplice de Karber, Yuri Bereza, por ejemplo, señala que “La misión del pueblo ucraniano es la liberación del Kremlin de la ocupación de los fascistas. Porque todas las opiniones públicas del mundo saben lo que ocurre en Rusia. El tiempo está cerca en el que, para sostener los principios de la democracia, iremos a Moscú, a Sverdlovsk”. Y, dirigiéndose a Wesley Clark, le pregunta: “¿Está de acuerdo, señor General?”.
Wesley Clark no responde directamente pero ensalza a su interlocutor al afirmar: “Pienso que fue en agosto cuando el Sr. Putin dijo que sus carros habrían podido alcanzar cualquier lugar de Ucrania en algunas semanas. La experiencia muestra que es falso”. “Podemos aprender y compartir nuestras experiencias en un ambiente de amistad y admiración”. Aunque esta afirmación contraste con las histéricas manifestaciones de los altos cargos de la OTAN o autoridades de los países bálticos, que han llegado a afirmar que el ejército ruso sería capaz de invadir esas zonas en cuestión de días, Wesley Clark opta, esta vez, por explotar la idea de las carencias rusas, en este caso, en el ámbito militar.
Debe señalarse que esta especie de expansionismo pan-ucraniano no es un caso aislado entre los líderes militares asistentes a la reunión. En unas declaraciones anteriores, Yuri Bereza señalaba soñar con una Ucrania que llegara hasta la frontera de Georgia.
Entrevistado por Hromadske TV, Phillip Karber saca por su parte a relucir otro tema inesperado, el de la participación de militares voluntarios estadounidenses en los batallones pro-ucranianos. Señala que “literalmente centenares de antiguos militares americanos, veteranos, han empezado a ser voluntarios y han declarado: ¡Queremos ir! ¡Queremos ayudar a Ucrania! Así que ha habido algunos debates a propósito de la organización de… un batallón, una brigada de voluntarios. Pero con el alto el fuego han parado esto porque prohíbe la presencia de actores exteriores”. Pero Karber busca lanzar un mensaje hacia el Este y advierte: “Los rusos… eh… la propaganda habla de americanos presentes y combatiendo. ¡Violen el alto el fuego y lo harán! ¡Lo harán!”.
Tras su paso por Dnepropetrovsk, Clark y Karber colaboran en la estrategia del régimen de Ucrania de perseguir su militarización. Lanzan de forma continuada, en paralelo, mensajes públicos en los que queda claro su diagnóstico de que los acuerdos de Minsk están fracasando y de que la guerra volverá pronto a reanudarse. Entre los hechos más significativos pueden citarse los siguientes:
23.2.2015: Karber y Clark denuncian la posición de inferioridad militar de Ucrania en el USA Today.
24.2.2015: Karber participa junto a Andreiy Paruby en un seminario académico en Georgetown que sirve de entrada a EEUU al líder PRO-Maidan.
26.2.2015: Clark pide de forma expresa en el USA Today que se arme a Ucrania.
10.3.2015: Karber acusa a miembros de la OSCE de facilitar información sobre las posiciones ucranianas.
30.3.2015: En un acto del Atlantic Council, Clark señala que la OSCE no funciona y menciona las preparaciones de una nueva ofensiva desde el Este. Advierte de que Ucrania no será capaz por si sola de hacer frente a una “agresión” rusa, señalado la urgencia del apoyo militar al país para hacer frente a la prevista ofensiva de primavera.
31.3.2015: Artículo de Newsweek en el que Clark concreta el periodo previsto para el inicio de la intervención: entre el 12 de abril y el 8 de mayo. Pide que Obama contrarreste la acción facilitando inteligencia militar a Ucrania y aportando la asistencia militar letal ya aprobada por el Congreso.
25.4.2015: Karber pide en Norfolk que Estados Unidos envíe a Ucrania suministros militares no utilizados y que apoye y financie en Europa Central y Oriental a los partidos pro-occidentales para contrarrestar la guerra de la información lanzada desde Rusia.
12.5.2015: Karber señala que la misión de la OSCE no funciona por la fuerte presencia de miembros de Rusia en su equipo de observación. Llega a definir a la OSCE como una organización independiente.
Incluso la OSCE, siempre reticente a acusar al ejército ucraniano de las infracciones de la tregua, se considera una herramienta pro-rusa. ¿Quién quiere guerra?
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