jueves, 5 de marzo de 2015

Crónica de ocho detenciones

Sorprendidos por la magnitud de la operación, al menos en cuanto a la espectacularidad que la policía buscó a la hora de detener a los ocho voluntarios españoles que en estos meses habían regresado de Donbass, la prensa española se lanzó inmediatamente a tratar de reconstruir el proceso de detención y, en algunos casos, a juzgar de forma precipitada y aventurada a los detenidos. Tras meses en los que no había mostrado gran interés por estos voluntarios españoles que se habían unido al bando de las Repúblicas Populares, la escasa información de la que disponen para realizar su información es inmediatamente evidente. Queda claro también que no son los periodistas que han seguido el conflicto los que realizan las crónicas de las detenciones.
“Habían combatido fundamentalmente en la región de Donbass, aunque no todos estuvieron en el frente empuñando el AK-74”, señala El Correo, mencionando la única región de esa zona en la que se han producido combates. “La aventura bélica de los ahora detenidos no era, ni mucho menos, un secreto. Los arrestados y sus colectivos afines en España [] habían publicitado de manera profusa a través de vídeos y blogs en internet el viaje de los ‘brigadistas’ para luchar contra el «Gobierno fascista de Kiev». Esta es la línea general que ha seguido la prensa, en línea con la actuación policial.

Los distintos medios recogen la preocupación de todas las personas detenidas por el bienestar de la población civil de Donbass. A falta de otros materiales, tanto El Correo como El Periódico recuperan entrevistas a Rafael Muñoz y Ángel Arribas concedidas en las primeras semanas de su estancia en Donetsk, cuando esos dos primeros voluntarios españoles se convirtieron en la cara y en la voz del Batallón Vostok, que buscaba entonces darse a conocer a Europa. El Correo recuerda que entonces, Muñoz y Arribas declaraban “haberse alistado en la guerrilla para defender a la población civil”. El Periódico recupera una entrevista de Rafael Muñoz concedida a France 24 en la que el voluntario afirma que están allí para defender “la agresión desmesurada a la población civil del sureste de Ucrania“. “Estoy aquí y lucho únicamente por la paz y la libertad de esta gente“, explicaba entonces.

Diferentes medios dan una versión ligeramente diferente, pero todos tienen algo en común: las declaraciones a las que se refieren y las entrevistas en las que se dieron proceden del pasado verano, con lo que en realidad desmienten la idea de que haya habido, por parte de los voluntarios o de las unidades en las que se integraron una voluntad de promocionar o publicitar sus actos. Pese a que, salvo excepciones, no se han escondido, los voluntarios no han concedido entrevistas más allá de aquellas entrevistas iniciales de Muñoz y Arribas al poco tiempo de su llegada a Donbass.

En una información en la que se acusa a Muñoz de utilizar los términos fascistas o nazis e incluso el sufrimiento de la población como coletilla, La Nueva España recupera un fragmento de un artículo de Muñoz publicado en agosto de 2014 en La República sin darse cuenta de que han resultado ser una predicción correcta: “Es consciente -añade- que la manipulación de los medios le tachará de “terrorista, criminal y separatista”, aunque sus motivaciones “no son otras que la justicia”, dice este joven que cursó estudios de diplomatura de Trabajo Social”.

Ningún medio duda del carácter voluntario de la participación de estos españoles en el conflicto de Donbass. Podían abandonar la milicia cuando quisieran, señalan varios medios. Las discrepancias entre la prensa aparecen a la hora de definir la llegada a Donbass. En este caso, El Correo y El País se desmarcan de otros medios para narrar una llegada organizada. El Correo explica que los jóvenes se incorporaron a la milicia a través de “la Liga Europea Prorrusa y de contactos personales con rebeldes a través de Twitter”. En la misma línea, El País menciona “una especie de liga europea prorrusa” sin especificar en absoluto la naturaleza de dicha especie de liga ni mencionar la procedencia de dicha información.

Pero también en este sentido, la gran mayoría de los medios refleja que la llegada de estos voluntarios a Donbass se produce de forma individual. La referencia más detallada a esta cuestión la realiza ABC: “Los ocho elementos de la «extrema izquierda» detenidos en la «operación Danko» se desplazaron a Ucrania sin el apoyo de una organización y, de hecho, cada uno se costeó el viaje de su bolsillo. Uno de ellos, Rafael Muñoz, confesó que se vio obligado a vender su vehículo.

Ante la falta de información sobre otros voluntarios, ABC, tiene que recurrir otra vez a las declaraciones de Arribas y Muñoz en agosto del año pasado:

Su desplazamiento se vio dificultado por una serie de calamidades. Así, el citado Rafael relató que tras salir de Madrid, junto a otros dos individuos, hicieron escala en Barcelona pero en este punto, uno de los «brigadistas» no se pudo subir al segundo avión por problemas en su pasaporte. Una vez en Kiev se toparon con el segundo problema: La compañía aérea había perdido el equipaje del reducido grupo. Afanados en su búsqueda perdieron el tren que debía llevarles directamente a Donetsk, y que habían comprado a través de internet, etc…). El caso es que se vieron obligados a permanecer en Kiev 5 días, «alojándonos en un hotel barato cercano al aeropuerto» mientras esperaban recuperar sus maletas. Así que tuvieron que cambiar los billetes de tren hasta en dos ocasiones. «Todo ello nos supuso un gran desembolso, a lo que hay que añadir que, al no contar la Estación Central Vokzal con personal que hablase inglés, fuimos víctimas de una estafa por parte de un habitante de la capital que fingió ayudarnos», recordaba así Rafael Muñoz sus calamidades, hasta el punto de que en un momento estuvo a punto de cancelar el desplazamiento a la guerra y regresar a España”.

Pese a haber mencionado esa especie de liga prorrusa para contactar con la milicia, también El País insiste en la dimensión personal de la iniciativa de viaje de los tres detenidos residentes en el área de Madrid. Pero igual que especulaba con la forma en la que los voluntarios habían contactado con la milicia, se especula aquí sobre un misterioso funcionario ruso del que nada se precisa. Y pese a la poca relevancia que eso pueda tener para la historia, se revela incluso el puesto de trabajo de alguno de ellos.

“Todos vivían en Madrid (Alcorcón, Vallecas y distrito Centro), pero se conocieron en el frente prorruso en Ucrania, en las Brigadas Internacionales de Donbass. Allí llegaron, después de tres días de viaje, por separado —uno directamente a Donetsk y dos de ellos previa escala en Moscú, donde les esperaba un funcionario ruso—, en verano del año pasado. Los tres utilizaron el mismo método de alistamiento autónomo: contactaron con combatientes del bando ruso a través de Twitter, siempre según fuentes de la investigación.

No les pagaron ni el viaje ni un sueldo, pero fueron recibidos con los brazos abiertos por los comandantes rusos que lideran el frente este ucranio, que les dieron aparte de su correspondiente AK-74 y el uniforme de guerra, comida y alojamiento gratuito. Dejaron sus cómodos pisos en la capital para vivir en naves y acuartelamientos colectivos en los que, según sus declaraciones, hay aún más “brigadistas” españoles y muchos —“varios cientos”— de otros países, sobre todo serbios y franceses.

Igual que ese misterioso funcionario, también los comandantes que lideran el frente son rusos, calificativo que parece haberse generalizado a la hora de identificar todo lo relacionado con las milicias. En línea con la explicación del conflicto como una invasión, o agresión, rusa, ese es el término en el que se engloba a toda la resistencia, indepenientemente de si se hace referencia a Motorola, ruso, o a Givi, natural de Ilovaysk. Igual que Donbass parece haberse convertido para muchos medios en Donetsk, todo el que lucha contra el Gobierno se ha convertido en los rusos.

El Comercio, esta vez con información reciente, profundiza en los motivos del viaje a Donbass de Rafael Muñoz, detenido en Gijón. El abogado defensor y los amigos de Muñoz aducen que se dirigió a Ucrania «en labor humanitaria, como la persona comprometida que es». Preguntados por las tareas concretas que ejerció Muñoz en la zona en conflicto, manifestaron que «se dedicó a actividades como ayudar en las evacuaciones y el reparto de medicinas y comida».

La prensa, que durante meses ha evitado hablar del desastre humanitario que la guerra y el bloqueo económico de Kiev han causado en Donbass, prefiere centrarse en el supuesto perfil militar de algunos de los voluntarios. Distintos medios señalan la presencia entre los detenidos de tres exmilitares. Citando fuentes antiterroristas, El País señala que “tres de los arrestados son exmilitares españoles con experiencia en el uso de armamento de guerra y de uno se tiene total certeza de que había estado en primera línea de fuego”.

La prensa ha rechazado de partida la posibilidad de que la principal labor de los voluntarios tuviera lugar lejos del frente, entendiendo en ello una estrategia de su defensa. En realidad, además de las tareas militares, la milicia se ha encargado también de tareas civiles, cubriendo los puestos vacantes por el éxodo de refugiados o el deterioro de las condiciones de seguridad. Como vemos a diario en Debaltsevo, la milicia se encarga también del transporte y reparto de la ayuda humanitaria. Sin más información que una serie de fotografías portando armas, la prensa asume como combatientes a todos los voluntarios, pese a que en muchos casos no hay indicio alguno para tan conclusión.

Lo mismo ocurre a la hora de narrar su regreso a España. Diferentes medios tratan de completar la línea de tiempo con la vuelta a casa de cada uno de los voluntarios. Seis de ellos habrían regresado en diciembre, Rafael Muñoz entre ellos, antes de que se recrudecieran los combates a mediados de enero. Igual que la llegada, los voluntarios regresaron de forma individual y no en grupo. En relación a los tres detenidos en Madrid, El País señala que “lo hicieron en diciembre pasado y regresaron a la capital como habían llegado, por separado”.

De forma paradójica, la decisión de volver a España, en gran medida por la toma de conciencia de la situación legal de la presencia en Donbass, es uno de los motivos que darán lugar a la redada policial. En este sentido, El País señala que la operación policial “se ha acelerado tras el regreso de tres de ellos a lo largo del presente mes de febrero; el último llegó la semana pasada”.

La tendencia a no profundizar en los temas y ceñirse a lo más espectacular de la información, hace que la prensa ni siquiera se plantee la posibilidad de que la salida de estos voluntarios de Donbass tenga alguna relación con los acuerdos de Minsk, firmados en septiembre y que preveían la salida de tropas y mercenarios, se entiende que también los voluntarios, extranjeros. La prensa tampoco se para a pensar algo que Alexey Markov, comandante de una de las unidades en las que se integraron algunos de los voluntarios españoles, que comentaba las razones del regreso de estos a España: los posibles problemas con la ley.

La Operación Danko de la policía

Detenidos y testigos coinciden en destacar la espectacularidad de la operación policial llevada a cabo a primera hora de la mañana del pasado viernes en varias ciudades de la geografía española: Gijón, Pamplona, Barcelona, Alcorcón, Madrid, Cáceres y Cartagena.

La Vanguardia recoge un testimonio de la acción de Barcelona:

No eran Mossos, eso es lo primero que me ha chocado cuando he llegado a las seis de la madrugada -cuenta el dueño del bar de la esquina-. Por eso en seguida he pensado que no era un tema de drogas o líos, sino algo de terrorismo“. “La señora Aurora, una vecina jubilada, se despertó a las cinco y media de la madrugada al oír ruidos en la escalera, pero no le dio importancia pensando que venían de un descampado cercano. En realidad, un piso más arriba, la policía estaba echando abajo la puerta del apartamento donde Adrián vivía con sus padres y su hermana, algo mayor. La puerta reventada yace en el rellano y detrás del tablón de madera la madre rechaza hablar con la prensa.

La Nueva España, por su parte, da una versión similar sobre la detención de Gijón:

“Oí muchos golpes y un ruido tremendo. Me desperté muy sobresaltada”, contó la vecina del madrileño. Después de que la Policía requisara el ordenador portátil y otros efectos personales del joven, Muñoz fue conducido hasta la Comisaría de El Natahoyo, donde sus amigos aseguran que se negó a declarar. “Ayer mismo estuve jugando con él al tenis de mesa. Desde que había vuelto de Ucrania había encontrado trabajo y estaba feliz. No entiendo qué le achacan”, aseguró otro vecino”.

Hoy, por su parte, detalla de la siguiente forma la detención de Cáceres:

Los vecinos de Islas Filipinas se quedaron asombrados a esa hora tan temprana al ver en su calle a numerosos agentes armados, con chalecos antibalas y el rostro tapado con pasamontañas. Un dispositivo poco habitual en Cáceres, superior incluso al desplegado para algunas operaciones antidroga. La única que iba con el rostro descubierto era una funcionaria del Juzgado de Guardia que validaba con su presencia el registro que los agentes hicieron en la vivienda de Ramajo.

Según El País, el nombre de la operación hace referencia a la película Danko, calor rojo, protagonizada por Arnold Schwarzenegger. Y pese a la espectacularidad de las detenciones, las pruebas en las que se basa la operación parecen mucho más modestas. Así lo recoge La Vanguardia: “Todo parece indicar que la actividad de los sospechosos en Internet estaba siendo monitorizada por los servicios de inteligencia españoles como demostraría el hecho de que el Ministerio del Interior confirme que los sospechosos “compartieron y difundieron a través de las redes sociales su entrenamiento, exhibiendo uniformes paramilitares, fusiles de asalto, artefactos y dispositivos explosivos”.

Esas imágenes, a pesar de que no muestran a los voluntarios en actitud violenta o usando esas armas ni el frente o contra nadie, son suficientes para una actuación policial ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, “competente para delitos cometidos por españoles en el extranjero”, después de recibir una querella de la Fiscalía. Según El Mundo, un informe policial con fotos y vídeos en los que los arrestados aparecen en Ucrania con armas como rifles Kalashnikov es el origen de la investigación. El Mundo menciona también que el juez habría ordenado los registros, aunque no las detenciones, decisión de la policía.

La prensa se centra en que la policía se habría incautado de algunas armas, dinero, insignias y uniformes militares rusos. La realidad es que las imágenes de las detenciones que ha difundido la policía son suficientes para identificar que no se trata de insignias rusas. Los emblemas de la brigada Prizrak son perfectamente reconocibles para cualquiera que haya seguido mínimamente el conflicto.
Los objetivos de la operación y las acusaciones formuladas

La acusación parece centrarse en acciones de asesinato, tenencia de armas y explosivos y algún tipo de delito, previsto en el artículo 591 del Código Penal, en relación a actuaciones contrarias a la neutralidad de España.

Respecto a la primera cuestión, La Vanguardia señala que, en su nota oficial, el Ministerio del Interior recuerda que en el citado conflicto “hay cientos de civiles muertos”. Por ello se señala la presunta cooperación y complicidad de las personas detenidas en “asesinatos y homicidios llevados a cabo por los grupos y batallones a los que se unieron”. Ninguno de esos homicidios o asesinatos es sin embargo mencionado en la nota, presumiblemente porque no hay prueba alguna de ello.

Se recoge a continuación, en lo relativo al segundo punto de la acusación, que las fuentes señaladas, vinculadas por tanto al Ministerio del Interior, “no descartan que se puedan añadir acusaciones relacionadas con la tenencia y depósito de armas y explosivos, que habrían quedado reflejados en los diferentes vídeos antes referidos colgados en las redes sociales con repercusión en la captación y reclutamiento de futuros combatientes”.

La sorpresa es la tercera línea es la referencia, señalada por ABC, a “actos que atentan contra los intereses del Reino de España en el exterior. La razón de imputarles este último delito es que con su acción violentan la neutralidad que ha de mantener nuestro país en relación con la Comunidad Internacional”. El País va un paso más allá y señala que la policía acusa a los detenidos “de comprometer la paz y la independencia de España”. Todo esto hace mención a lo contenido en el artículo 591 del Código Penal en el que se hace referencia a actos que comprometan la neutralidad del Estado. El Correo considera particularmente polémica y controvertida esta acusación y trata de explicar la acusación con más detalle que otros medios:

Más polémica aún es la segunda batería de ilícitos que el departamento que dirige Jorge Fernández imputa a los arrestados: participar en «actividades que pueden ser constitutivas de delitos que comprometen la paz o la independencia del Estado», al tratarse «de españoles que, al participar en el conflicto armado, violentan la neutralidad que España ha de mantener en relación con la comunidad internacional». La Policía cree que podrían haber incurrido en un delito contemplado en el artículo 591 del Código Penal (casi jamás utilizado) que pena con hasta ocho años de cárcel al que, «durante una guerra en que no intervenga España, ejecutare cualquier acto que comprometa la neutralidad del Estado o infringiere las disposiciones publicadas por el Gobierno para mantenerla».

Según El Mundo, algunas fuentes jurídicas habrían precisado que puede que las acciones pudieran también enmarcarse en delitos de terrorismo. En relación a las muertes de ciudadanos ucranianos, el Ministerio de Interior sí menciona que “Algunos de estos actos han sido calificados de acciones terroristas por las autoridades de aquel país”. España se adhiere así a la definición ucraniana de lo que ocurre en Donbass, no una guerra sino una operación antiterrorista.


La base jurídica de las acusaciones no parece sin embargo estar demasiado fundamentada. Según El País, “por el momento, la policía solo tiene pruebas de que uno de los dos madrileños detenidos combatió en el frente. Los otros dos eran utilizados como elementos propagandísticos para alentar a otros combatientes a unirse a sus filas”.

En la misma línea, ABC señala que la policía “encuentra dificultades para acreditar si finalmente los ocho detenidos entraron en combate, debido a la falta de información procedente del país báltico [sic] en guerra”. Señala a continuación que “Va a ser más que difícil acreditar si entraron en combate porque recabar este tipo de informaciones en un país en guerra es misión imposible. Pero los investigadores están convencidos de que han recibido adiestramiento en el manejo de armas y explosivos y han conocido de primera mano tácticas de combate”.

A la vista de las acusaciones esgrimidas por el Ministerio del Interior y de la escasa fundamentación jurídica de los hechos, hay que considerar los motivos políticos más generales asociados a la Operación Danko. Un hecho clave, retomado por toda la prensa, es la idea de ejemplaridad de la acción, señalada por ejemplo por El Correo como “primer golpe de la historia de la Unión Europea contra combatientes extranjeros en el conflicto que enfrenta a Ucrania con los separatistas prorrusos”.

El País señala también que la operación busca disuadir a quienes tuvieran intención de seguir el ejemplo de estos ocho voluntarios: “Fuentes policiales indican que otro grupo de jóvenes españoles, igualmente de tendencia prorrusa y vinculados a movimientos comunistas, estaban preparando su salto a Ucrania”.

Puede igualmente considerarse la posibilidad de que otro de estos objetivos ejemplarizantes, también adelantado en parte por un sector de la prensa, sea generar miedo e incertidumbre entre quienes se manifiestan en contra de la política ucraniana en el Donbass. Las acusaciones formuladas, en especial en el contexto del nuevo Pacto Antiterrorista suscrito por PP y PSOE, generan así la duda respecto a si cualquier opinión crítica – por muy leve que sea – pudiera llegar a ser interpretada, en un contexto bélico o asimilado, en términos de un posible delito en relación con la seguridad nacional del Estado.

Muestras de apoyo a los detenidos y la dimensión mediática 

Las primeras muestras de solidaridad con alguno de los detenidos se produjeron en Asturias el mismo día de las detenciones. Aparecen también las primeras muestras de apoyo procedentes de los partidos de izquierdas. Así lo relata en su primera crónica La Nueva España:

La indignación por la operación policial y la ausencia de explicaciones llegó también hasta las puertas de la Comisaría de Gijón. Allí se concentraron a las seis de la tarde varios amigos de Muñoz. “Nos quedaremos aquí hasta que le pongan en libertad. Pasaremos la noche delante de la puerta si hace falta”, señaló Adrián Arias horas antes de conocer que su amigo iba a ser puesto en libertad. “El arresto fue una sorpresa, a Ucrania fue a hacer una labor humanitaria dada su titulación de trabajador social. Es un ecologista pacifista, por eso nos sorprenden imputaciones tan graves. Aquí hay una intención política”, dijo Antonio Giganto.

En Candás, donde Muñoz militó en la agrupación local de IU, el coordinador, Juan Pola, indicó que “parece un poco exagerada esta detención”. El portavoz municipal de IU, Ángel García, calificó la detención de “absurdo”. “A las personas que se comprometen, que arriesgan su vida, lo que hacen es detenerlos de forma poco correcta. Así de injusto y feo es este mundo”, añadió García, que calificó a Muñoz como “una persona coherente, incapaz de soportar las injusticias y que le pone mucha pasión a todo lo que hace, quizá demasiada”.

La indignación de vecinos y amigos de Rafael Muñoz llevó a que, una vez pasadas las 15.00 horas y en vista de que no había sido liberado, decidieran convocar a toda la ciudadanía a una concentración a las 18.00 horas frente a la comisaría de la Policía Nacional de Gijón. Tal y como refleja El Comercio, el objetivo de la movilización era exigir su liberación inmediata.

La segunda crónica del mismo medio insiste en la dimensión mediática de la actuación. Dicen que «fue una detención arbitraria, que se produjo a las seis de la mañana porque el ministro del Interior quería abrir los telediarios con la operación. No le pusieron delante de un juez y no le soltaron hasta pasadas catorce horas, después de los informativos de la noche, para que no se le pudiera ver en las televisiones puesto en libertad».

Estos amigos señalan que, tras su vuelta de Ucrania, «había encontrado trabajo y estaba feliz y contento, así que alguien tendrá que responder sobre por qué se le trunca su vida laboral con una detención arbitraria como la del viernes». Sobre las fotografías de Rafael Muñoz, argumentaron que «en un conflicto bélico, no todo funciona como en un mundo normal. Todo se debe a la propaganda». Igual que otros milicianos del batallón Vostok, Rafael Muñoz ha protagonizado numerosos vídeos de Esencia del Tiempo, una parte importante de la estrategia de comunicación del batallón. “Estamos convencidos de que todo esto en unos meses quedará en nada. Es un montaje de la Policía para amedrentar a los jóvenes”, asegura Adrián Arias, otro amigo de Muñoz en La Nueva España.

Tal y como recoge el diario Hoy de Extremadura, Andrés Ramajo también recibió muestras de apoyo en Cáceres en una concentración en la que participó tras su puesta en libertad. Frente a la Subdelegación del Gobierno se concentraron ciudadanos convocados a través de las redes sociales. A él acudieron miembros de Izquierda Unida y de Comisiones Obreras.

“El candidato de Cáceres en Común a la alcaldía de Cáceres, José Luis Gibello, señaló ayer a Efe que el detenido no milita ni en el Partido Comunista ni en IU, y que le conocen por haber participado en las actividades del movimiento del 15M. No obstante, por la noche, en la protesta «en solidaridad con los brigadistas internacionales detenidos», sí se encontraba Luis Gibello, coordinador local de IU y padre del candidato de Cáceres en común.

Tras esas convocatorias iniciales, los voluntarios han recibido muestras de apoyo en varias ciudades del país como Bilbao, León, Zaragoza o Madrid, concentración en la que participaron también dos de los detenidos, Héctor Arroyo y Sergio Becerra. Estas concentraciones han tenido escasa relevancia en la prensa española, aunque sí han tenido cierta presencia en la prensa rusa, incluyendo tanto RT como Sputnik, que han recogido también las declaraciones de los voluntarios.

Las muestras de apoyo más claras han llegado desde los distintos partidos comunistas europeos, desde Rusia y desde Donbass. AFP ya recogía las palabras de Denis Pushilin condenando la detención, mientras que Alexei Markov, comandante de la unidad comunista de la brigada Prizrak se mostraba dispuesto a buscar la manera de apoyar al grupo.

A nivel nacional, el Partido Comunista se ha desmarcado de otras fuerzas políticas para condenar con mayor dureza las detenciones, el proceso en general y también la actuación del Gobierno con respecto a toda la crisis ucraniana, desde el apoyo a un Gobierno golpista hasta la persecución por motivos que supone ideológicos de los voluntarios españoles, cuya labor en Donbass asimila a la de los voluntarios de las brigadas internacionales de la guerra civil española.

Izquierda Unida de Gijón emitió un comunicado cuyo contenido es recogido por El Comercio. En él manifiesta el «apoyo al militante y compañero Rafa Muñoz, cuya presunción de inocencia está siendo vulnerada. Frente a un posible uso propagandístico o meramente mediático de estas detenciones por parte de la Administración, IU reclama rigor y objetividad en las acciones policiales», por lo que confía «en que todo el asunto se aclare en el menor tiempo posible».

El coordinador de la formación en Asturias, Manuel González Orviz, definió la actividad de Muñoz en Ucrania como resultado de «una decisión de su ámbito personal» y negó que IU fuera a adoptar cualquier posible medida provisional de suspensión de militancia: «Seguirá como afiliado».

La situación legal de los detenidos

Frente a la rapidez con la que se informó de las detenciones, una información que abrió varios de los informativos de televisión del viernes, la puesta en libertad de los arrestados no supone un impacto similar. Esto no deja de ser sorprendente, ya que la gravedad de los cargos de que se les acusa parece difícilmente compatible con ser puestos en libertad en el mismo día. Pero gran parte de la prensa no se para a pensar que esto confirma que las pruebas de las que se dispone no son suficientes.

Sin embargo, la liberación de las ocho personas no implica la renuncia de la Fiscalía a los cargos que les imputa. Tienen por ello que comparecer periódicamente en el juzgado a la espera de ser citados a declarar por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz.

La pronta puesta en libertad de los detenidos, sin aprovechar las posibilidades abiertas por la legislación antiterrorista, parece reflejar el carácter jurídico endeble de las acusaciones. La puesta a disposición del juez dependerá así de las propias decisiones futuras de Pedraz, sin que por ahora haya requerido la inmediata presencia ante él de los detenidos.

En El Comercio, el abogado de Rafael Muñoz, Antonio Segura, habitualmente letrado de Izquierda Unida, aclara la situación procesal del detenido, señalando que las acusaciones de la policía no suponen que se le imputen cargos judiciales, dado que «eso lo tiene que hacer un juez». Respecto a la acusación de ser copartícipes en la comisión de asesinatos en la zona en conflicto, expresaron que «no se puede negar algo que es absurdo, porque sería tanto como darle algún tipo de credibilidad, de la que carece. Alguien con un mínimo de sentido común se daría cuenta de que es completamente falso».

El letrado Antonio Segura menciona que «se ha vulnerado su presunción de inocencia», y que el Gobierno ha situado a su cliente «en la diana de grupos neonazis» al dar a conocer su nombre completo. La Nueva España aclara esta cuestión, señalando la opinión del abogado de que con la detención se ha vuelto a poner a su cliente en la diana de los grupos de ultraderecha de Gijón que ya habían amenazado a Muñoz en varias ocasiones a través de las redes sociales al enterarse de su participación en el conflicto ucraniano. “No hay que olvidar que allí fue a combatir al fascismo“, aseguró el viernes uno de los amigos de Muñoz.

En una segunda crónica en La Nueva España, Antonio Segura profundiza en lo señalado: “Aún no sabemos qué se le imputa exactamente, más allá de lo que hemos podido leer a través de los medios de comunicación. Lo que parece querer conseguir el Estado es información“, afirma. En relación a su cliente, precisa que aún no ha podido “ver ningún papel que demuestre todo lo que se está diciendo contra él“.

Una vez más, la falta de pruebas para sostener unos cargos tan graves parece evidente. Segura espera que el Juzgado central de instrucción agilice los trámites para que su cliente se pueda explicar ante un tribunal lo antes posible. El abogado, en todo caso, no se explica qué pasos se siguieron para decretar su arresto.

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