miércoles, 24 de diciembre de 2014

La intervención policial acaba con la huelga de transporte en Kiev

“Sin derecho a la huelga, los trabajadores son esclavos”
La huelga de los trabajadores del transporte de Kiev terminó abruptamente el 19 de diciembre, un día después de su inicio, tras las amenazas policiales y la intimidación contra los trabajadores en huelga y líderes sindicales. La huelga había conseguido paralizar o perturbar el servicio de tranvías de la capital el 18 de diciembre y amenazaba con extenderse también a los servicios de metro y autobús.

Los trabajadores habían llamado a la huelga para exigir el pago de sus salarios, que no han recibido desde septiembre. Según la información de la prensa, la deuda con estos trabajadores supera los 80 millones de hryvnias, el equivalente de $5 millones, en sueldos impagados.
Vitali Makhinko, líder sindical de Solidaridad Obrera, escribió en su perfil de Facebook: “Por la tarde (del 18 de diciembre), policías de paisano acudieron a la terminal y comenzaron a interrogar a los trabajadores del transporte y a los líderes sindicales. Solidaridad Obrera entiende estos actos como amenazas a quienes protestaban. Las autoridades enviaron a la policía contra los trabajadores en huelga aunque las acciones de estos trabajadores no estaban cometiendo ninguna ilegalidad”.

En los informativos de la televisión, Makhinko explicó que llevaba había denunciado durante meses ante la Misión Especial de Monitorización de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE SMM) en Ucrania por los impagos de los sueldos a los trabajadores del transporte.

Makhinko explicó también que el sindicato prepara una protesta formal contra las decisiones de la fiscalía de presentar cargos contra los líderes de esta breve huelga y de auditar las cuentas del sindicato, denunciando que esa auditoría es una forma de intimidación.

El director de KyivPasTrans, Sergei Meisel, afirmó a Espresso TV que la compañía había logrado acabar con la huelga gracias a la intervención policial. La huelga, explicó, estaba organizada por “enemigos del pueblo”, “provocadores” y “terroristas”.

A cambio, la compañía realizó ciertas concesiones y pagó a los trabajadores la nómina de septiembre y una parte de la de octubre.

El estado policial y la represión paramilitar de las protestas sociales se convierten en la norma

El brusco trato a los trabajadores del transporte de Kiev es indicativo de lo que la clase trabajadora ucraniana puede esperar de su Gobierno a medida que este aplica las duras medidas de austeridad que acompañan la “asociación económica” acordada con la Unión Europea. Un comentario en el periódico online Timer, de Odessa, del 16 de diciembre, lo explica perfectamente. El artículo se titula: “Mientras aumentan los disturbios, los sindicatos no podrán ayudar a los obreros ucranianos”.

El artículo defiende que las condiciones sociales de algunas regiones de Ucrania se aproximan a una situación desesperada, pero la clase obrera dispone de pocas posibilidades de organizarse y de luchar por mejorar esa situación. No hay un movimiento sindical, ni ningún otro movimiento social, efectivo a nivel nacional que pueda canalizar y organizar esas protestas para exigir garantías al Gobierno. La situación es más grave, dice Timer, debido a la tradicional colaboración entre los sindicatos y el gobierno que en cada momento se encuentra en el poder, lo que acaba por no dar resultado alguno para los trabajadores.

Uno de los grandes peligros de esta situación radica, según este artículo, en que esa frustración puede explotar en confrontaciones localizadas que la policía y la extrema derecha paramilitar podría reprimir con cierta facilidad.

La rebelión en el sudeste del país se muestra como un ejemplo para la clase trabajadora ucraniana de que se puede resistir a los ataques del Gobierno y de la oligarquía apoderada, según Timer.

El 19 de diciembre  en Odessa, el movimiento Voz de Odessa llevó a cabo una protesta pública contra los cortes eléctricos que están dejando a la ciudad en la oscuridad y contra el aumento del precio de la vida. La policía reprimió la protesta, pero Voz de Odessa insiste en que la movilización continuará.

También en Odessa, los 600 obreros de la una planta que manufactura productos de amoniaco siguen movilizándose contra la amenaza de privatización de esta empresa pública y contra la ruptura de relaciones económicas con Donbass a consecuencia de la guerra civil. Los trabajadores se manifestaron el 14 de diciembre exigiendo que el Gobierno actúe para salvar la fábrica y los empleos asociados a ella y exigiendo también el final del bloqueo económico a Donbass.

Solidaridad Obrera apoya las protestas celebradas en Kiev contra el aumento del coste de la vivienda y de los servicios públicos. Este movimiento de protestas exige la dimisión de las autoridades del servicio de vivienda pública, a los que acusa de haber desatendido sus funciones durante años.

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