domingo, 10 de agosto de 2014

Miles de personas sudan la camiseta por los presos enfermos en Donostia

La reivindicación de libertad para los presos vascos enfermos alcanzó ayer gran difusión en una Donostia abarrotada por todo tipo de gentes, muchos de ellos turistas extranjeros atraídos por el arranque de Aste Nagusia. Dos horas antes del cañonazo, cerca de 4.000 personas recorrieron a buen paso el centro y la Parte Vieja tras una pancarta con el lema ``Preso gaixoak etxera'', completado con el de ``Giza eskubideak, konponbidea, bakea''.



Los participantes sudaron la camiseta de lo lindo, porque a esa hora el bochorno apretaba lo suyo, con unos 25 grados pero una intensa humedad que preludiaba tormenta. Pese a ello, la marcha se desarrolló a gran ritmo porque recorrió toda la zona más concurrida de la ciudad, saliendo del Boulevard para bajar a la calle San Martin y remontando después el Urumea hasta el Paseo Nuevo, antes de concluir en la Plaza Zuloaga. Por ello, fueron miles y miles las personas, vascas y extranjeras, que presenciaron en unos casos y conocieron en otros por vez primera esta reivindicación. En las calles de la Parte Vieja, además, es abundante la presencia de carteles y pancartas en solidaridad con estos represaliados y el resto de los donostiarras víctimas de la política de dispersión.

La iniciativa llevaba el impulso de las plataformas por los prisioneros guipuzcoanos enfermos Garikoitz Arruarte, Ibon Fernández Iradi y Aitzol Gogorza, pero en el comunicado final no olvidaron a los otros ocho que también debieran quedar en libertad: Ibon Iparragirre, Ventura Tomé, Txus Martín, Josetxo Arizkuren, José Ramón López de Abetxuko, Inma Berriozabal, Iñaki Etxeberria y José Miguel Etxeandia.

Ya en la Plaza Zuloaga, las plataformas comenzaron recordando que para una persona en libertad no supone demasiado problema una gripe, una infección de oído o una alergia primaveral. Es tan sencillo como ir al médico, cuidarse y dejar pasar algún tiempo. Sin embargo, las enfermedades de estos presos «no son de las que se curan en una semana», sino «una mochila que deberán llevar toda su vida, y a la que se suma la carga del estrés especial que provoca estar presos».

«Es posible»

«Esta situación es insostenible», remarcaron ante los miles de participantes en la movilización, algunos de ellos sentados en las escaleras que suben a Urgull para tener mejor perspectiva de este acto final. «Nuestros vecinos están viviendo una situación límite, exigimos que tengan un tratamiento lo más digno posible, y eso solo es posible estando fuera de la cárcel».

La demanda de estas tres plataformas va más allá de estas situaciones concretas: «Derechos humanos para todas y para todos». Y se muestran convencidas de que «es posible. Las cosas puedan cambiar, podemos hacerles cambiar estas situaciones injustas. Y por eso nos hemos reunido aquí, porque creemos en nuestras fuerzas».

En la manifestación participaron algunos representantes políticos, como el propio alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, aunque el protagonismo correspondió a estas plataformas solidarias con los presos enfermos nacidas en Hernani, Lasarte-Oria y Orereta. Se presentaron a sí mismas como grupos de «personas de diferentes ámbitos a las que nos une no poder estar callados ante la injusticia. Los y las presas y huidas siguen siendo personas y como tales tienen derechos, les guste o no a algunos», recordaron.

La marcha no tuvo más incidencia que el fuerte calor y el momento en que los manifestantes tuvieron que apartarse para dejar paso a una ambulancia, todo ello en una ciudad repleta y muy ambientada. Sobre todo en la zona del Buen Pastor, donde solidarios escenificaron la situación de estos presos.

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