Tras unas elecciones europeas dónde el pueblo trabajador catalán, por mayoría aplastante, decidió no legitimar las instituciones imperialistas de la UE, las mismas que ahogan a la clase trabajadora y clases populares, tras ver como las fuerzas políticas burguesas y oportunistas se felicitaban por el “éxito conseguido” –es decir, que el 53% de los catalanes decidieran no ir a votar y que un 3% de los que si fueron lo hicieran en blanco o nulo-, justo a pocas horas de finalizar el circo electoral burgués, el Ayuntamiento de Barcelona –con CiU y ERC al frente, apoyados por PSC, ICV y PP-, decidía demoler el centro social de Can Vies, en el barrio de Sants.
El consistorio barcelonés, quizá crecido por la “victoria de las fuerzas soberanistas” –dónde, sumando los votos de CiU y ERC, éstas apenas representaron al 21% del total de electores-, decidió ejecutar la orden de demolición de este centro autogestionado con más de 17 años de vida en el barrio, edificio que para más escarnio era propiedad del propio Ayuntamiento (TMB). No en vano, los defensores de la “Marca Barcelona”, acostumbrados a degradar barrios obreros y a montar una ciudad al gusto de oligarcas y turistas –degradación que ya llega hasta Tarragona, dónde se erigirá una pequeña Las Vegas bajo la marca “Barcelona World”-, pensaron que el barrio de Sants se arrodillaría permitiendo una nueva agresión de estos lacayos políticos al servicio del capital.
Pero he aquí que este hecho puntual, para desgracia del señor Trias y sus comparsas, ha encendido la chispa de un barrio harto de las agresiones capitalistas del Ayuntamiento y la Generalitat –fieles servidores de la troika antiobrera y antipopular de la UE-, harto de ver como se cierran ambulatorios y de cómo miles de familias son desahuciadas a diario, harto de contemplar como miles de vecinos son enviados al paro, reducidos sus salarios y pensiones o expoliados sus ahorros, harto de ver como la juventud del barrio es obligada a permanecer sobreexplotada o apartada del proceso productivo. Harto de ver cómo mientras la explotación y la miseria se extiende por cada rincón del barrio, el President y el Alcalde se abrazan sonrientes con grandes empresarios y banqueros, verdaderos causantes de este estado de cosas insostenible como amos y señores que son tanto en Cataluña como en el resto del Estado o el mismo Estrasburgo.
Como ya pasó en el Gamonal burgalés, poco importa cuál sea la chispa, un centro ocupado demolido o el proyecto de un aparcamiento subterráneo; cuando la realidad de este régimen capitalista putrefacto y su institucionalidad burguesa, corrupta hasta la náusea, deja miles de cadáveres a su paso, la rabia popular no puede más que explotar, aunque sea de forma espontanea e instintiva. Y esto, es lo que pasó en nuestro barrio de Sants, justo en el momento en que el señor Trias envió con carácter de urgencia las excavadoras para demoler Can Vies. Porqué aquél mismo día, Panrico practicaba el chantaje mafioso ofreciendo el mantenimiento de puestos de trabajo a costa de despedir al Comité de Empresa en pleno y a algunos trabajadores “molestos”, porqué aquél mismo día seguían produciéndose desahucios en el barrio, porqué aquél mismo día se indultaba a la cúpula mafiosa de Caixa Penedés o a los ladrones del Palau de la Música se les permitía seguir libres e impunes…porqué mientras todo eso pasaba, a este ayuntamiento la única cosa que le preocupaba era demoler un edificio que a nadie molestaba.
A pesar de la resistencia pacífica a tal acto, pronto el alcalde sometió Sants a un verdadero estado policial, dónde decenas de unidades de intervención de los mossos d´esquadra causaron terror en el barrio, cerrando calles y paradas de metro, identificando vecinos a diestro y siniestro, golpeando a todo aquél santsense al que consideraran “sospechoso” de no se sabe qué, mientras Can Vies caía a golpes de excavadora. Ante esta situación aberrante, propia del violento régimen al que estamos sometidos, durante toda la semana los disturbios se han escampado cada noche tanto en la Carretera de Sants como en las callejuelas anexas, dónde a pesar de las numerosas detenciones practicadas, los temidos mossos no han podido en ningún momento controlar la situación. Resulta del todo patético ver cómo el señor Trias, que impuso desde el primer día la violencia más descarnada, hoy se pasee por las televisiones del régimen implorando “el fin de la violencia”. Desbordado por la respuesta contundente dada por el barrio de Sants, el tembloroso alcalde afirma que si finalizan los “actos violentos”, está dispuesto a paralizar la demolición de Can Vies.
El ejemplo de Can Vies, como lo fue el del Gamonal, ponen de manifiesto las contradicciones irresolubles por las que atraviesa este régimen putrefacto, y reafirma nuestra confianza en la necesidad que el Frente Único del Pueblo se consolide y extienda por todos os barrios y ciudades catalanas y del Estado español. Porqué si bien ambas respuestas populares constituyen un triunfo en lo inmediato, unas pequeñas batallas ganadas, también nos muestra con claridad la necesidad de ir más allá para no seguir perdiendo esta guerra de clases nunca declarada. Hace falta, en definitiva, organización, salir de los espacios que el régimen no pude eliminar pero que no le suponen un peligro para su dominio, la creación de comisiones permanentes del FUP como organización del nuevo poder popular asentado en el seno de la clase trabajadora i el movimiento popular, bajo unos principios netamente anticapitalistas. Porqué es precisamente esto lo que aterra a los Trias, Mas, Rajoy o Botella, la recuperación de la conciencia de clase y de la unidad y solidaridad de acción en base a un programa revolucionario.
La realidad cuotidiana de este régimen capitalista, nos obliga a crear nuestra propia democracia al margen y enfrentada a los actuales poderes burgueses que sólo en la sumisión y la represión del pueblo trabajador hallan su salida desesperada. Cuando más del 50% del pueblo boicotea el circo electoral burgués y deslegitima a la UE imperialista, cuando los explotadores y sus corruptos lacayos políticos sólo nos ofrecen sobreexplotación y miseria, la reorganización del movimiento obrero y popular se vuelve una necesidad imperiosa. La consolidación y extensión del FUP no sólo puede parar proyectos especulativos y demoliciones de centros sociales ocupados, puede y debe llegar a unir todas las luchas en un solo puño, a impulsar la reconstrucción del movimiento obrero y popular, puede y debe llegar a funcionar como un órgano de poder popular capaz de poner fin a la dictadura burguesa y capitalista que sufrimos a diario millones de trabajadores, autónomos, jubilados y jóvenes.
¡CONTRA EL CAPITALISMO!
¡EN DEFENSA DE NUESTROS BARRIOS, CONTRUYAMOS FUP!
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