“Algunos extremistas han tratado de enviar un cargamento de gas mostaza a Siria y lo hemos confiscado, por lo que ahora está bajo nuestro control", ha dicho el general de brigada Mansur al-Mozainy.
Tras el ataque de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Libia en 2011, so pretexto de acabar con el régimen del dictador Muamar Gadafi, el país africano está sumido en una terrible ola de violencia y caos.
Debido al cuestionado poder del Gobierno central de Trípoli, Libia se ha convertido en un epicentro para los grupos terroristas y para el entrenamiento de personas cuyo destino es ir a luchar en Siria contra el Gobierno del presidente Bashar al-Asad.
El año pasado, una comisión independiente de investigación sobre Siria de las Naciones Unidas confirmó el uso de gas sarín en ese país por parte de los mercenarios, apoyados por Occidente y algunos Estados de la región.
Mientras las diferentes células terroristas que operan en Siria siguen cometiendo crímenes contra los ciudadanos inocentes ante la indiferencia de la comunidad internacional, el Gobierno de Al-Asad insiste en una solución pacífica para el conflicto, amén de priorizar la lucha contra el terrorismo.
El jueves, el ministro de Asuntos Exteriores de Siria, Walid al-Moalem reiteró el compromiso de Damasco con el plan de eliminación del arsenal de armas químicas de Siria; además de advertir sobre los ataques terroristas que pueden hacer fracasar esta misión.
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