El jefe de Estado afgano ha realizado esta afirmación en referencia a las “amenazas” de EE. UU. sobre el riesgo de no firmar el Tratado Bilateral de Seguridad (BSA, por sus siglas en inglés).
“Lanzar una guerra psicológica contra el pueblo afgano es la acción de un adversario” y no un país que pretende ser un aliado, ha declarado Karzai, insistiendo en que los únicos compromisos que tiene Kabul son el fin de los allanamientos de viviendas afganas y una colaboración en el proceso de paz con los taliban.
De igual manera, Karzai ha asegurado que “la guerra contra el terrorismo (en lo que siempre insiste EE. UU.) no se libra en las aldeas o en las casas de Afganistán”, al enfatizar que los estadounidenses deben buscarlo en los “santuarios donde se forman los terroristas”.
Al mismo tiempo, ha recalcado que el Gobierno de Kabul no ve por parte de Estados Unidos esfuerzos “visibles y sinceros” a fin de llegar a la paz con el grupo Taliban, insistiendo en que “estoy a favor del acuerdo, pero quiero que ayude a la paz en Afganistán”.
La Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, quiere la rúbrica del BSA antes de que acabe el año en curso, pues dicho pacto permitiría a EE. UU. permanecer en el territorio afgano después del repliegue de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a finales de 2014.
Cabe señalar que ni los activistas afganos ni las figuras políticas del país asiático ven con beneplácito el acuerdo que allanará el camino para una prolongada presencia de las fuerzas militares extranjeras, lideradas por EE. UU., que han cometido crímenes imperdonables contra la población civil afgana desde la invasión del país en 2001.
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