miércoles, 9 de octubre de 2013

Otra visión de las cosas de Cuba, si pasaran en EE UU.

Por Percy Alvarado Godoy
Hoy quiero compartir con mis lectores una reflexión, sobre la base del siguiente cuestionamiento: ¿Qué sucedería si los mercenarios de SINA fueran juzgados según las leyes de EE UU?

Para ello emplearé algunas de las matrices políticas usadas por la contrarrevolución interna en su cacareado discurso mediático.

● Abogan por el pluripartidismo, idealizando el sistema democrático USA, tratando de presentar a la Cámara como una genuina representación del pueblo estadounidense. La realidad, sin embargo es otra. En EE UU solo
participan dos partidos, representantes de las altas esferas del poder económico y político en ese país. En ocasiones algún loco millonario se postula como aspirante independiente, con el único propósito de derrochar dinero y ganar protagonismo. Como puede verse, este estrecho pluripartidismo no existe en los Estados Unidos. La evidencia es que la gran mayoría de los congresistas no son elegidos popularmente, sino que financian sus campañas con el dinero de los monopolios y grandes emporios económicos o Corporate Class. Este asqueroso manoseo político fue bendecido por la decisión de la Corte Suprema de Justicia, tomada el 21 de enero del 2010 y denominada “Citizens United versus Federal Election Commission”, que eliminó cualquier prohibición a las grandes compañías para contribuir durante las campañas políticas. También el otro elemento de manipulación y presión política son los SuperPACs, quienes realizan un descarado lobby en el Congreso.

Quien atente contra este orden institucional será juzgado con todo el peso de la Ley de acuerdo con varios instrumentos legales establecidos como norma permanente en la legislación norteamericana. No importa que este sistema electoral sea corrupto en sus raíces. 

● Frecuentemente cuestionan los logros de la Revolución Cubana en materia de salud, ignorando el criminal bloqueo que padece la Isla y que en el “país de las maravillas” cerca del 70 % de la población reclama, sin ser oída, una profunda reforma en el sistema de salud y que sea el estado quien asuma los costos de los gastos en que incurren, ya que para eso pagan impuestos por doquier.

● Nos acusan de que mantenemos una falta de libertad de expresión, lo que, según ellos no pasa en EE UU gracias a la Primera Enmienda, pisoteada y vapuleada a su antojo por los políticos norteamericanos. Un ejemplo de lo que les sucedería en EE UU si expresaran sus criterios –como lo hacen descaradamente y a diario en Cuba-, es lo ocurrido con Howard Zinn, cuando declaró en un discurso en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, lo siguiente: “Nuestro problema es que la gente es obediente frente a la pobreza, el hambre, la estupidez, la guerra y la crueldad. Nuestro problema es que la gente es obediente mientras las cárceles están llenas de pequeños rateros, mientras los grandes rateros están a cargo del país”. Un día después el señor Zinn fue arrestado y pernoctó varios días en prisión. ¿A dónde fue a parar la “libertad de expresión” norteamericana?

● Los mercenarios pagados por la USAID cuestionan el supuesto espionaje que contra ellos desarrollan las autoridades cubanas, en uso de su legítimo derecho de monitorear y enfrentar cualquier actividad desestabilizadora y anti constitucional. ¿Qué sucedería con ellos en EE UU bajo la mira permanente del FBI o del programa PRISM, violatorio de la privacidad individual? ¿Podrían, acaso reunirse para conspirar contra el gobierno so pena de que se les aplique la Ley USA Patriot?

● Nos acusan de supuestas violaciones de los DD HH, lo que es parte de su falso discurso mediático. Si conspiraran contra el gobierno norteamericano se les aplicarían abultadas penalidades, condenadas por las propias ONGs estadounidenses como el Centro de Información sobre la Pena de Muerte, la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU en inglés) y la American Bar Association, así como la propia Amnistía Internacional.

● Los pocos mercenarios anti cubanos realizan frecuentes provocaciones, alteraciones del orden público, llamamientos a la indisciplina social, diminutas marchas callejeras e informes falsarios. Si vivieran en EE UU no habría reparo en aplicarles la Ley HR347, la cual “prohíbe las protestas pacíficas y la libertad de expresión en los eventos políticos o en los alrededores de algunos edificios gubernamentales.” El movimiento Occupy Wall Street ha padecido la aplicación de es cuestionada y repudiada ley. Los propios periodistas han sido presionados por las autoridades para no acceder a los lugares de protesta.

● Otra versión manipulada es sobre las prisiones en Cuba, arguyendo malas condiciones en las mismas y todo tipo de penurias inventadas. ¿Qué hubiera pasado si estos contrarrevolucionarios hubieran estado presos en EE UU, donde la propia Human Rights Watch ha denunciado las violaciones sexuales entre presos con la complicidad de las autoridades penales? 

● Nos acusan de violar los derechos humanos de los ciudadanos, sin tener en cuenta que en EE UU son despedidos millares de trabajadores por el solo hecho de intentar sindicalizarse.

● Nos acusan de muertes extrajudiciales mientras en los EE UU son condenados a muerte, sin reparo alguno, enfermos mentales, adolescentes y muchas personas, en una legislación prejuiciada con los afroamericanos y latinos. ¿Se imaginan ustedes al Coco Fariñas, en una de estas prisiones, convertido en objeto de placer y repudiado por su piel? Solo en 24 estados de la Unión muchos menores de 18 años son condenados a muerte o a cadena perpetua, en franca violación de la legislación internacional sobre estos casos. No por gusto los EE UU no han ratificado el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ni las convenciones sobre la Discriminación contra la Mujer, los Derechos de las Personas con Discapacidad y sobre los Derechos del Niño.

● De realizar las actividades contrarrevolucionarias y provocadoras que cotidianamente realizan en nuestro país los grupúsculos contrarrevolucionarios como UNPACU, las Damas de Blanco, el CID, etc., frente a instituciones gubernamentales como las sedes de los Órganos del Poder Popular, el Consejo de Estado, el Ministerio del Interior, estaciones de policía y otros lugares públicos, en EE UU estarían sujetos a la aplicación de la Ley HR 347, Federal Restricted Buildings and Grounds Improvement Act, firmada por Obama en marzo de 2012, luego aprobada por unanimidad en el Senado y por amplia mayoría en la Cámara de Representantes. 

Esta ley considera como una ofensa criminal a la participación de protestas o cualquier tipo de provocación en áreas definidas como restringidas, incluyendo los alrededores de edificios federales, sitios públicos de importancia y algunos parques, en franca violación de la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Según ECURED “El castigo estándar es una multa y hasta un año de prisión. Si están implicadas un arma o una lesión física grave -la ley no define qué es un arma-, la pena podrá ser aumentada hasta a 10 años. También la ley criminaliza una conducta “que impida o perturbe el desarrollo normal de las funciones oficiales del gobierno” y/o “obstaculice o impida la entrada o salida hacia o desde cualquier edificio o recinto restringido”.”

● Se nos cuestiona internacionalmente por supuestos abusos contra personas que protestan en Cuba, a partir de la falsa victimización de los alteradores del orden público. Parecen desconocer que en Cuba no se reprime con violencia a los provocadores y que los mismos se auto lastiman para aparecer como víctimas de una inexistente represión. Acaso no han tenido conocimiento sobre el hecho de que en EE UU cerca de 500 personas han fallecido a causa de descargas producidas por armas Taser, usadas por la policía para reprimir las protestas públicas? Esto no lo inventé yo, ya que fue la propia Amnistía Internacional la que lo puso al descubierto en sus informes.

● Las fabricadas huelgas de hambre de los mercenarios de la USAID son parodias ante la creciente ola de las mismas en las prisiones de EE UU. Amnistía Internacional condenó de la siguiente manera este fenómeno: “La negativa de las autoridades penitenciarias de California a explorar opciones para resolver la crisis de huelga de hambre en las unidades de máxima seguridad del estado es una decisión peligrosa que podría conducir a la muerte de reclusos que están bajo su custodia”. (…) “Más de 30.000 presos secundaron una huelga de hambre el pasado mes de julio para protestar por las condiciones de reclusión inhumanas en las unidades especiales de seguridad de California. Más de 70 siguen negándose a ingerir alimentos.”

¿Por qué, me pregunto, Radio Martí no informa sobre estos hechos detestables y se dedica a propalar las mentiras de oportunistas y mercenarios como Guillermo Fariñas y Marta Beatriz Roque Cabello, por citar algunos de los falsos huelguistas en Cuba? Obviamente, en EE UU nadie les prestaría la menor atención.

Como han podido apreciar mis lectores, para estos fantoches del Imperio eso de hacer contrarrevolución es un simple paseo. ¿Nos culparían acaso, me pregunto, si los juzgáramos con la vara de las leyes norteamericanas?

La conclusión cae por su propio peso: la legislación cubana necesita ser reanalizada para condenar delitos como los que tratan de realizar impunemente estos mercenarios y vividores a costa de provocar y descalificar la imagen de Cuba internacionalmente.

¿A qué le tememos? ¿Acaso no nos condenan y satanizan por hechos inexistentes en Cuba? ¿Por qué les hemos permitido crear sus shows mediáticos en lugares públicos y frente a oficinas gubernamentales?

No es la hora de andar con blandenguerías con los contrarrevolucionarios de oficio, capaces de viajar por el mundo realizando un descarado marketing político anticubano y tomar por asalto las calles del pueblo. La traición merece castigos ejemplares, sin que nos importe lo que digan los propios EE UU –el principal violador de derechos humanos en el mundo- y todos sus socios carentes de moralidad para hablar de democracia y derechos humanos.

Simplemente, “al pan, pan y al vino, vino”. No queda otra cosa qué hacer. De lo contrario, advierto, perderemos esta Revolución ganada con el enorme sacrificio de nuestros mártires y héroes.




Percy Francisco Alvarado Godoy

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