martes, 24 de septiembre de 2013

Los comunistas con el sector de la enseñanza

El Ministro Wert ha avisado que la huelga general de la enseñanza, convocada para el próximo mes de Octubre, pudiera ser ilegal por su contenido político, y es que las huelgas políticas están negadas por la Constitución. Tal vez para los incautos sea, una vez más, la puesta en escena de una táctica manida que consiste en exagerar las consecuencias de cualquier actividad del pueblo por parte del gobierno, con la intención de amedrentar a los convocantes y también para debilitar las filas de los afectados. Sin embargo, para nosotros, tiene un significado distinto. Ya hemos advertido en varias ocasiones de la situación en que han colocado a las masas populares, especialmente a las clases trabajadoras respecto del disfrute de las supuestas libertades que concede la democracia burguesa.

Como es sabido, en la época del imperialismo, las fuerzas monopolistas tienden hacia el fascismo, y en nuestro país, este hecho se manifiesta cada vez más claro en sucesos importantes, y la huelga es uno de ellos. Hay dos maneras de ilegalizar la huelga: la primera es, como sucede con las consideradas políticas y con las de solidaridad con compañeros despedidos que están fuera de las leyes capitalistas, por mor de una Constitución ultra reaccionaria, y la segunda es la de anular por ley el efecto positivo que pudiera devenir de una huelga económica, no política, con lo cual ésta se convierte en un absurdo. Por ejemplo, si los trabajadores de una empresa durante los debates de su convenio arrancan, con sus luchas, un salario superior al que pretendía pactar el patrón, dicho salario puede ser anulado posteriormente, por petición del patrón al amparo de la ley, solo con aducir excusas falsas. Es decir, la huelga no política no sirve, en este supuesto, para nada. Así pues, la indefensión política y económica del obrero es casi absoluta.

Mas para que el tema adquiera su verdadera dimensión, es justo recordar y reconocer que las huelgas no son ilegales solo porque los fascistas camuflados lo hayan impuesto; lo triste es, que tanto en la Constitución como en las leyes que permiten al patrón derogar los términos económicos de un convenio colectivo, se han llevado a cabo con la anuencia, en el primer caso, de los PSOE y PCE, y en el segundo, con la participación de los sindicatos CC.OO y UGT.

El derecho a la huelga en el capitalismo es, para el trabajador, un derecho natural que tendrá que ejercer, existan o no leyes que lo amparen. Mas en este caso, y dada la situación de ilegalidad e indefensión, la huelga política debe ser la clave para aplastar el avance de los fascistas y de los traidores. La huelga general política debe ser el centro vital sobre el cual graviten todas las luchas contra el sistema, pues además de ser la fuente de donde manará la conciencia de clase de los trabajadores, pondrá en entredicho a todos aquellos que hoy juegan a la política, a falsas revoluciones sin el concurso del sujeto revolucionario, que es la clase obrera.

La huelga general política no es un fin, sino el comienzo de sucesivos combates y una forma de lucha más, pero muy importante para derrocar toda la política burguesa. Por estas consideraciones, si el ministro Wert desautoriza verbal o prácticamente la huelga de la enseñanza por ser política, con más razón se debe llevar a efecto, de lo contrario, la huelga en este país coge el camino de la extinción.

Volvemos a repetir que la esencia del capitalismo es la explotación de los trabajadores por los capitalistas. Ya pueden darse todo tipo de manifestaciones y de actividades contra el gobierno y la patronal, que mientras el pueblo trabajador no participe en la huelga, poco daño o ninguno se le hará a las estructuras del régimen y escasa efectividad tendrán las protestas populares, pues los capitalistas continúan llenando sus bolsillos. De ahí que toda la atención de los fascistas y socialdemócratas se centre en la negación de la huelga política, es decir, paralizar a las clases trabajadoras sometiéndolas a la ilegalidad, porque por obra y gracia de las manipulaciones legales en el capitalismo, el burgués está en condiciones de tildar de política cualquier huelga que convoquen los trabajadores.

En el supuesto de dar marcha atrás en la huelga, supondría un triunfo de las fuerzas reaccionaras. La burguesía está preparando el terreno para neutralizar, bajo el rigor de la ley, toda intención que pretenda la participación de los trabajadores. El PCOE y la FJCE no entrarán en el juego sucio en el que se convertiría cualquier debate que tenga como objetivo si la huelga de la enseñanza o cualquier otra, es o no política; para nosotros, la única ley es la necesidad de acometerla.

El PCOE y la FJCE hacemos un llamamiento al sector de la educación a secundar la huelga, y a nuestros militantes para que trabajen en los sindicatos y en el FRENTE ÚNICO DEL PUEBLO, para contribuir a que la huelga sea un éxito.


PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL


FEDERACIÓN DE JOVENES COMUNISTAS DE ESPAÑA

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