La prisión de Guantánamo es una cárcel de exterminio en la que resisten más de un centenar de presos realizando una masiva huelga de hambre.
La situación se hace crítica en la base militar de EE UU
El Pentágono ha enviado personal médico adicional para atender a los reos 27 ABR 2013
La huelga de hambre de los presos de Guantánamo va a entrar en su tercer mes con más de la mitad de la población del centro de reclusión sumada a ella y con la casi totalidad de los efectivos militares dedicados a atender y alimentar por la fuerza a los huelguistas.
La situación que se vive en la base naval militar norteamericana instalada en territorio cubano es tan límite que el Pentágono ha enviado personal médico adicional para que pueda ocuparse del creciente número de presos que se niegan a comer.
El pasado viernes, las autoridades de la base reconocían que 94 reos están en huelga de hambre sobre un total de 166, y que 17 estaban siendo alimentados con vías por la nariz hasta el estómago para evitar su deshidratación y pérdida de peso que les podría acarrear la muerte.
En la semana que comienza deberían de llegar a la instalación militar 40 personas enviadas por el Departamento de Defensa —entre médicos, enfermeras y otro personal hospitalario— que ayudará a las cerca de 100 personas actualmente de servicio en las instalaciones médicas de la Armada, según el coronel Samuel House, uno de los portavoces del centro de reclusión de Guantánamo.
No es ésta la primera huelga de hambre que se vive en la prisión. Poco después de su creación, en enero de 2002, para alejar de las leyes de EE UU a los capturados en el extranjero en la guerra contra Al Qaeda —denominados por la Administración de George Bush “combatientes enemigos”—, se desarrollaba la primera.
En 2006, las autoridades militares acababan por la fuerza con otra que llegó a sumar a casi 200 personas —por aquel entonces había más de 600 prisioneros—. Pero la que ahora se lleva a cabo obedece a razones distintas a las de hace años. Si, según el teniente coronel de turno a cargo entonces de las relaciones con la prensa, la huelga era "una táctica de Al Qaeda" para captar la atención de los medios de comunicación, ahora responde a razones que difieren según las versiones pero que tiene la frustración y la desesperación como telón de fondo: los presos están dispuestos a dejarse morir antes que pasar otro día más encerrados.
En un principio, los presos se quejaron de registros indiscriminados en los que sus objetos personales –entre ellos el Corán- eran tratados de forma irrespetuosa por los militares. Pero tanto los abogados como las autoridades de la base aseguran que lo que subyace es el sentimiento de que la única manera de abandonar el penal es en un féretro.
Para el general John Kelly, jefe del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos y al frente del penal de Guantánamo, los presos tenían grandes expectativas de que con Barack Obama se cerrase el centro que se han visto frustradas. “Estaban devastados cuando percibieron que el presidente daba marcha atrás”, asegura Kelly, en entrevistas con la prensa norteamericana la semana pasada. A esa decisión se sumó la firma presidencial en enero de 2011 para restringir al máximo los traslados a terceros países.
El pasado viernes, la influyente senadora demócrata Dianne Feinstein –presidenta del Comité de Inteligencia del Senado- pedía a la Casa Blanca que reanudase el proceso de transferencia y liberación de 86 reos que hace más de tres años que cuentan con el visto bueno de la Administración para regresar a sus países. De esos 86 presos, 56 son de Yemen, país hacia el que el presidente Barack Obama frenó futuras transferencias después del intento de atentado el día de navidad de 2009 por parte de un yemení y la base de Al Qaeda en ese país asiático frente al cuerno de África.
“El hecho de que muchos detenidos hayan pasado más de una década en Guantánamo y crean que no hay luz al final del túnel para ellos es una razón más para los crecientes problemas y los cada vez más y más reclusos en huelga de hambre”, ha escrito Feinstein en una carta dirigida a Tom Donilon, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Feinstein recordaba en su carta al consejero de seguridad de Obama que cuando sucedió el intento de atentado el día de Navidad ella misma pidió al presidente que se paralizaran las transferencias “hasta que la situación en Yemen se estabilizase”. Sin embargo, la senadora considera que ha llegado el momento de examinar si el presidente yemení, Abdu Rabbu Mansur Hadi –enemigo declarado de Al Qaeda desde que llegó al poder el año pasado- puede garantizar que “los 56 yemenís que tienen carta blanca para ser transferidos” no serán un peligro para la seguridad y proceder así a su traslado desde Guantánamo.
La senadora recuerda a la Casa Blanca en su misiva que tras su visita al penal militar de Guantánamo a principios de este mes, el Comité Internacional de la Cruz Roja indicó que la desesperación entre los detenidos “no tiene precedentes”.
Crece la huelga en Guantánamo, más de 100 presos la secundan , 28 de Abril de 2013
Cien de los 166 presos recluidos en el centro de detención estadounidense en Guantánamo ya se sumaron a una huelga de hambre que comenzó hace tres meses en reclamo de mejores condiciones, informó ayer un vocero de esa base militar. Ante las repetidas denuncias de organizaciones de derechos civiles, que estiman que son al menos 130 los detenidos que se adhirieron a la huelga de hambre, el vocero de Guantánamo, Samuel House, informó a la prensa que en la última semana el número aumentó de 84 a cien.
A través de un correo electrónico, House informó que veinte de los detenidos en huelga están siendo alimentados por la fuerza a través de vías con nutrientes líquidos y que cinco de ellos están en el hospital del campo de detención. Sin embargo, organizaciones internacionales, como el Center for Constitutional Rights, denuncian que el número de presos que están siendo alimentados por la fuerza es mayor.
La huelga se inició el pasado 6 de febrero en protesta por las “duras condiciones disciplinarias” en las que viven los presos en la base naval estadounidense, ubicada en una porción del territorio cubano, que fue arrendado por Estados Unidos a principio del siglo XX. La medida de fuerza comenzó con apenas una veintena de presos, pero con el correr de los meses se fue expandiendo, especialmente entre la mayoría de los residentes del Campo 6, el más grande de la prisión.
Hace dos semanas, las autoridades militares decidieron separar a los presos del módulo 6 en celdas individuales, lo que acabó con un enfrentamiento entre los guardias y los presos, que “ofrecieron resistencia con armas improvisadas”, según informaron las autoridades de la cárcel militar. Los presos piden a las autoridades militares estadounidenses que les permitan entregar sus ejemplares del Corán, el texto sagrado para el Islam, y recibir otros nuevos ya que, según denunciaron, los que tienen ahora fueron inspeccionados de manera inadecuada por los guardias en febrero pasado.
Según informaron en los últimos meses abogados estadounidenses de los detenidos que realizan la medida de fuerza, esa sola concesión podría distender la situación e inclusive terminar la huelga de manera inmediata.
Guantanamo: alimentación forzada, dolorosa y brutal equivale a tortura
l 4/29/13
El programa de alimentación forzada de Guantánamo es la respuesta dada por las autoridades a las huelgas de hambre, tanto individuales como colectivas, que los detenidos que se encuentran en los campos de concentración de Guantánamo han llevado a cabo.
En 2005, el capitán John Edmonson, que era en aquel entonces el jefe médico de la base, afirmó que la alimentación forzada por vía nasal era el último recurso, utilizado únicamente cuando el asesoramiento a los detenidos fallaba y el índice de masa corporal del detenido bajaba por debajo de niveles saludables. De acuerdo con Edmonson, los detenidos normalmente cooperaban y era innecesario atar a los prisioneros.2 Según estas declaraciones, a los detenidos se les daban únicamente 1500 calorías al día.
Según Amnistía Internacional, relatores de derechos humanos de la ONU, antiguos presos y representantes de los detenidos, se amenaza a los presos que hacen huelga de hambre con largos periodos de aislamiento; se emplean procedimientos de alimentación dolorosos en los que los tubos nasales son introducidos y retirados de forma brutal; se efectúa una alimentación excesiva como medida represiva; se dan casos de hemorragias a consecuencia del procedimiento; se realizan retenciones en camas y sillas especiales, fuertemente atados de pies, manos, torso y frente; utilizando el procedimiento como una amenaza, advirtiendo, como medida cohercitiva, de lo doloroso que resulta.
Los abogados de unos de los detenidos que participaba en las huelgas de hambre (Abdul Salam Al-Shehri) manifestaron que su defendido tenía dificultades para hablar debido a las lesiones provocadas por el procedimiento de alimentación forzosa.
El 29 de febrero de 2006, Richard G. Murphy Jr. y otros abogados del detenido Mohammad Bawazir registraron una reclamación en la que calificaban la alimentación forzosa como tortura.9 Los abogados acusaban a los militares de llevar a cabo la alimentación forzada, de forma innecesariamente dolorosa y humillante, para acabar con una huelga de hambre en la que en alquel momento participaban 100 detenidos extrajudiciales.
Existen antecedentes por parte del ejército norteamericano de utilización de la Alimentación forzada como medio de tortura, ya sea por la brutalidad con la que se lleva a cabo, por la ingesta de exceso de alimento, mediante la ingesta de alimentos prohibidos por la religión de la víctima (en Abu Ghraib se obligó a comer cerdo a presos musulmanes)10 o alimentando a presos en periodos prohibidos por su religión (ramadán).
En 2006, fueron enviadas a Guantánamo 25 sillas de alimentación forzada, además de existir camas debidamente modificadas para realizar el procedimiento,a pesar que la ONU declaró que las técnicas de alimentación forzada empleadas eran equivalentes a tortura,y que un informe de agosto de 2007 del “Journal of the American Medical Association” calificó la práctica de la alimentación forzada como una “violación de la Convención de Ginebra, de las leyes internacionales de derechos humanos y de la ética médica”, algunos detenidos han sido sometidos a alimentación forzada durante años.
Esta política llevada a cabo para tratar con las huelgas de hambre en los campos de detención, en las que llegaron a participar 200 presos, se ha realizado, supuestamente, por prescripción médica, cuando los médicos de Estados Unidos de América están obligados a no hacerlo por el artículo 514 de la declaración de Tokio de 1975, que establece que:
En el caso de un prisionero que rechace alimentos y a quien el médico considera capaz de comprender racional y sanamente las consecuencias de dicho rechazo voluntario de alimentación, no deberá ser alimentado artificialmente. La decisión sobre la capacidad racional del prisionero debe ser confirmada al menos por otro médico ajeno al caso. El médico deberá explicar al prisionero las consecuencias de su rechazo a alimentarse
Declaración de Tokio de la Asociación Médica Mundial. 29ª Asamblea Médica Mundial, Tokio, Japón, octubre 10, 1975.
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