Según Yazayeri, Washington, que tiene destacadas decenas de miles de tropas en Corea del Sur y Japón, busca aprovecharse de la situación existente en la península para enviar más soldados y equipos militares a la región.
El general de brigada ha advertido, además, a Seúl y Tokio del caos y la inestabilidad que podrían suscitarse en la región si no cambian sus posturas de obedecer los deseos desenfrenados de EE. UU., así como la política que les dicta.
Yazayeri ha afirmado, asimismo, que la nación norcoreana siempre ha sido blanco de amenazas y coacciones por parte de EE. UU. y el sistema hegemónico (sus aliados), por lo que ha considerado innegable el derecho de Pyongyang a desarrollar sus capacidades defensivas y disuasorias.
La tensión entre ambos países vecinos se agravó después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), forzado por EE. UU., sancionara a Corea del Norte por la ejecución de una nueva prueba nuclear el pasado 12 de febrero; prueba que realizó Pyongyang en respuesta a los ejercicios militares conjuntos realizados en la región por Washington y Seúl.
El 30 de marzo, Corea del Norte declaró que entraba en “estado de guerra” con Corea del Sur para después advertir que cualquier provocación de Seúl y Washington resultaría en “una guerra nuclear y total”.
El pasado 3 de abril, el Ejército de Corea del Norte anunció que contaba con la aprobación final para lanzar un ataque nuclear contra Estados Unidos, mientras el Pentágono ordenaba el emplazamiento de un radar de defensa antimisiles en la isla de Guam, sita en el océano Pacífico.
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