Entrevista a Ammar Bagdache, secretario general del Partido Comunista Sirio
Mientras
la izquierda internacional discute sobre lo que se ha dado en llamar “las
primaveras árabes” iniciadas hace ya más de un año, en La Habana el diputado sirio
Ammar Bagdache, secretario general del Partido Comunista Sirio, expuso al
periodista cubano Ernesto Gómez Abascal, su propio análisis sobre los
acontecimientosy la situación en su país y su visión sobre
la actitud a adoptar en ese contexto por las fuerzas revolucionarias y
progresistas.
¿Cómo califica el Partido Comunista de Siria el gobierno de
Baschar al-Assad?
Para el Partido Comunista de Siria, este es un gobierno
patriótico, antiimperialista y antisionista, a pesar de que está claro que en
el orden económico es capitalista. Aunque proclamaba el socialismo árabe, el
Partido Baas (Partido del Renacimiento Árabe Socialista), que era y es la
fuerza dirigente en el gobierno, no era socialista en el sentido marxista de la
palabra.
Tenemos un ministro comunista en el gobierno y
consideramos que es la mejor opción en esta etapa. Estamos y siempre hemos
estado, por mejorar el sistema. En el 2005 nos opusimos a una serie de
transformaciones de corte neoliberal, que después se ha comprobado que
facilitaron el caldo de cultivo para crear una capa marginal, de la cual se ha
beneficiado la oposición armada. Se cometieron errores que ahora tratan de
subsanarse.
¿Entre los que combaten por
derrocar al gobierno de Bashar al-Assad hay fuerzas y partidos de izquierda?
¿Existe una opción de izquierda al gobierno actual?
Hay algunas personalidades, que desde hace tiempo están
en el exterior, que fueron de izquierda, incluso marxistas, pero que después
cambiaron. Algunos estuvieron presos en Siria, pero hoy han renunciado al
marxismo, incluso se han aliado a la Hermandad Musulmana.
Otros se han convertido en agentes de las monarquías del Golfo.
Hay personas que permanecen dentro de Siria, que se
consideran de izquierda y que quieren que se lleven a cabo cambios y reformas.
Pero no son partidos o fuerzas políticas organizadas, son individualidades y se
oponen a la intervención extranjera. El gobierno que tenemos en Siria tiene una
posición constructiva hacia la realización de cambios importantes, que ya se
han comenzado a adoptar, pero la intervención armada extranjera impide por el
momento instrumentarlos con normalidad.
La única opción, si cae el gobierno actual, es el poder
de la Hermandad
Musulmana , lo cual constituiría un gran paso atrás para un
pueblo que durante muchos años ha disfrutado de un sistema secular moderno, que
no conoce el sectarismo y que ha vivido sin tensiones de este tipo. Sin embargo
somos optimistas y aunque la lucha todavía durará algún tiempo, estamos seguros
de que no podrán derrotarnos.
¿Cómo evalúa la situación militar?
A medida que pasa el tiempo se hace más claro que no
podrán derrotarnos. No han podido, como era su plan, controlar ninguna ciudad
importante, a pesar de que han llegado miles de mercenarios extremistas y
salafistas, que cuentan con el asesoramiento de los servicios especiales de
Estados Unidos y de sus aliados de la
OTAN , quienes trabajan desde Turquía, país con el que
compartimos una larga frontera.
También cuentan con los recursos económicos y militares
que aportan Qatar y Arabia Saudita. Es evidente que nuestro gobierno está
respaldado por la mayoría de la población. Las fuerzas armadas sirias y las
milicias populares se mantienen unidas y con disposición combativa. Pese a la
complicada situación del país, las instituciones funcionan.
¿Considera que en Libia existía la posibilidad de apoyar a alguna
fuerza revolucionaria o progresista como alternativa al gobierno de Gaddafi?
El caso de Libia era completamente distinto al de Siria.
Aun cuando el pueblo libio gozaba del mejor nivel de vida de África y tenía el
mayor PIB per cápita, la personalidad de Gaddafi era muy cuestionada, era muy
incoherente en sus posiciones y mantuvo por etapas actitudes anticomunistas. Se
había reconciliado con Occidente, pero no existía ningún partido o fuerza
organizada conocida, con un programa revolucionario, progresista o
antiimperialista, al cual se pudiera dar apoyo como alternativa al gobierno de
Gaddafi.
La posición correcta de los revolucionarios era dejar
que los libios resolvieran sus problemas y oponernos por todos los medios a la
intervención de la alianza imperialista y de la reacción árabe. Nuestro partido
no simpatizaba con Gaddafi, pero quien lo derrocó fue la OTAN , no el pueblo libio y el
gobierno que ahora existe en Trípoli, está subordinado a los intereses
imperialistas.
¿Cómo caracteriza el PCS al Hezbollah e Irán, que son un partido y
un país de carácter islámico?
Consideramos que mantienen posiciones patrióticas, en
contra del imperialismo y del sionismo y por tanto los vemos como nuestros
aliados. En el movimiento que lidera Hezbollah en Líbano también participan
partidos y organizaciones cristianas, sunnitas y hasta marxistas. Existen
musulmanes de distintas posiciones políticas y nuestro partido considera que en
la situación actual en la región lo que define a una fuerza política, es estar
al lado de los intereses del pueblo, ser antiimperialista y antisionista. En
este sentido consideramos a Hassan Nasrallah, dirigente de Hezbollah, un
verdadero revolucionario.
¿Existe la posibilidad de que un partido o fuerza de izquierda
alcance el poder en algún país de la región?
No excluimos esa posibilidad. Todo depende de las masas,
del pueblo. En 1959, creo que casi nadie en el mundo preveía que iba a triunfar
una revolución en Cuba, revolución que dos años después proclamaría el
socialismo. El papel de un liderazgo es también importante y eso no se puede excluir
totalmente.
El presidente egipcio Mohamed Mursi parece que está dando un curso
independiente a la política exterior de ese importante país. ¿Qué opinión le
merece esto?
Creo que está actuando de acuerdo con el sentimiento de
las masas, del pueblo egipcio, al cual no puede desconocer. A Estados Unidos, y
menos a Israel, no le debe agradar lo que está diciendo. Posiblemente Mursi
esté trabajando para recuperar el papel dirigente de Egipto en el mundo árabe.
Además, es imposible ser más títere del imperialismo que Mubarak, eso sería muy
difícil. Quizás declaró en la Asamblea General de la ONU que estaba en contra de
una intervención exterior a mi país, porque ha observado la resistencia que
está haciendo el pueblo sirio a la agresión a que es sometido desde Occidente y
desde los países del Golfo. Eso puede influir en sus posiciones. Habrá que
observar su actuación en lo adelante para ver si se mantiene en una línea
discrepante de Estados Unidos e Israel.
¿Cuál considera que debe ser la posición de la izquierda
internacional, de los revolucionarios, respecto a la clara intervención del
imperialismo y de la reacción árabe para producir cambios de régimen?
Nuestro partido estima que las fuerzas revolucionarias y
progresistas internacionales deben apoyar a los gobiernos y partidos
antiimperialistas y antisionistas frente a la agresión de la reacción, frente
al imperialismo y su política intervencionista e injerencista, violadora de la
legalidad internacional. Eso es lo que define una posición de principios y revolucionaria
en nuestros días. No es posible ser de izquierda o decir que se es progresista
y revolucionario, y coincidir con lo que dicen y hacen Hillary Clinton, los
corruptos monarcas del Golfo o los dirigentes de la OTAN.
Ernesto Gómez Abascal