martes, 23 de febrero de 2016

El 23F Y La Nueva Política

Un día sí, y otro también, contemplamos como en los medios de comunicación del capital intervienen dirigentes políticos de los diferentes partidos, todos ellos en manos de la banca y al servicio de los capitalistas, dando lecciones al pueblo apelando a una supuesta responsabilidad y sensatez con objeto de formar gobierno y, según ellos, no tener que repetir elecciones.

En este ejercicio de cinismo, estamos viendo el papel al que se prestan cada agente político de la burguesía. Por un lado, tanto
PP como PSOE mantienen la centralidad y el control del panorama político; por otro lado, están los de la nueva política, como Ciudadanos, que no dudan en hacer de cremallera entre las dos fuerzas políticas clásicas de la burguesía monopolista para que los que han detentado el poder de forma lacayuna a favor de los monopolios se mantengan en las poltronas. Eso es la nueva política y la sensatez de Ciudadanos, y el cambio tranquilo, mantener la misma basura corrupta emanada del sistema heredero del franquismo y modelado por éste. De hecho la nueva política del partido naranja lo que ha hecho es mantener al régimen y a la corrupción allá donde ha podido, como por ejemplo en Madrid o en Andalucía.

Por otro lado, Alberto Garzón e IU se erigen en la Celestina de un pacto vergonzante de la izquierda del sistema, en un ejercicio de indignidad política sin parangón. Hace exactamente un año, IU y el propio Alberto Garzón bramaban por la deslealtad política de Susana Díaz y el PSOE al romper unilateralmente el gobierno en Andalucía, acusando de derechista al PSOE por romper antes de aplicar políticas que según estos ‘demócratas’ burgueses, defensores a ultranza de este estado capitalista, eran de izquierdas a pesar de que el gobierno andaluz bajo el gobierno bipartito de PSOE-IU no dudó en recortar en educación, sanidad y en cumplir los objetivos de déficit y la austeridad impuesta por el gobierno de Rajoy, a pesar de que formaron gobierno para frenar a la derecha. Eso fue hace un año, hoy Alberto Garzón ya ha olvidado el derechismo del PSOE y su supuesta traición y se lanza en una operación de mamporrerismo político para tratar de que se entiendan PODEMOS y PSOE.

Y mientras el chalaneo político pasa por momentos álgidos tras el circo electoral del pasado 20 de diciembre, las leyes impuestas por los reaccionarios gobiernos anteriores perduran, los despidos se suceden al igual que los desahucios, y los obreros enfermos perecen en los pasillos de las urgencias víctimas de los recortes sociales, a la par que a las empresas se les sigue dando dineros para que se lleven las empresas y las producciones al extranjero y la corrupción salpica todos los estamentos, desde la Corona al Gobierno, la izquierda del sistema y la nueva política no sólo admiten sin cuestionamientos el sistema capitalista sino que hacen esfuerzos por perpetuarlo.

Y a todo esto hoy, 23 de febrero, se cumplen 35 años del golpe de estado, un golpe de estado que dicen que fue fallido pero, a tenor de la realidad política, los golpistas que queden vivos deben estar satisfechos de su triunfante obra, pues el franquismo sigue vivo y el 23 F del 81 fue un lifting necesario que sirvió para camuflarlo en la actual democracia burguesa que reprime a los trabajadores en los centros de trabajo y persigue a todo aquél que cuestiona políticamente al sistema. Y es que tanto el 23 F, como la democracia burguesa española y su “nueva política”, tan burguesa como la vieja, no son más que una estafa histórica de dimensiones descomunales.

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