jueves, 10 de septiembre de 2015

La derecha acude al terror

Por LAZARO BARREDO MEDINA.-La oposición venezolana tiene mala memoria histórica o recuerda solo lo que le conviene.

Hace 20 años Venezuela estaba a la espera de un milagro. Ese fue el titular de un artículo escrito en febrero de 1995 en la revista española Cambio 16 por el señor Armando Durán, exministro de Información, de la Presidencia y de Relaciones Exteriores entre 1984 y 1992 y embajador en España entre 1992 y 1994, donde trataba la realidad social que tenía “un persistente olor a muerte violenta (algo más de tres mil asesinatos cometidos
en Caracas durante 1994) que transmite a los venezolanos una amarga sensación de pesimismo, penuria económica y caos institucional. Y la visión de un porvenir desprovisto de esperanza".

Del artículo de Armando Durán extraigo un párrafo donde valora lo que ocurrió entre el período final de Carlos Andrés Pérez y el primer año del reemplazo por Rafael Caldera:

Nadie se explica este cataclismo, pero ha ocurrido. Agonizan los partidos políticos en un clima de descrédito popular. El Congreso de la República vive bajo la amenaza de una súbita disolución fuera de la legalidad constitucional, a lo Fujimori. Nadie confía en la administración de la justicia. Las organizaciones sindicales y empresariales languidecen melancólicamente. Dos intentos de golpes de Estado han roto la unidad de las Fuerzas Armadas. El aparato productivo del país ha perdido el rumbo del desarrollo de en una marea de incertidumbre y confusión. Más de la mitad del sistema financiero ha tenido que ser intervenido por el Gobierno. El ministro de Educación, Antonio Luis Cárdenas, anuncia programas especiales para enseñar a los maestros a leer y escribir con propiedad. Los medios de comunicación se debaten entre su dependencia de insumos importados y la discrecionalidad políticamente interesada de los funcionarios que administran la concesión de las divisas. El valor del bolívar sufrió una nueva devaluación a mediados del año pasado, esta vez del ciento por ciento. Casi un 60 por ciento de la población trata de sobrevivir en el incierto marco de la economía informal. El poder de los salarios se reduce día a día con una inflación que, según fuentes del Gobierno, fue superior al 70 por ciento en 1994.

No hubo ninguna campaña internacional contra la “democracia representativa” venezolana ante tanta crisis. ¿Por qué? Un informe del Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas (Irela) adscrito a la Unión Europea, hecho público el 16 de septiembre de 1996, reseñaba lo que estaba aconteciendo, cuando la pobreza en Venezuela aumentó al 76 por ciento de la población en 1993: “El aumento de la pobreza, a pesar del crecimiento medio del producto interno bruto (PIB) del tres por ciento entre 1986 y 1995, está relacionado con una distribución muy desigual de ingresos: mientras que el ocho por ciento de la población, de ingresos más altos, se reparte el 40 por ciento de la renta nacional, el 40 por ciento de la población de menores ingresos solo percibe el uno por ciento de la renta total”.

Los ricos lo acaparaban todo. El “milagro” en Venezuela fue la Revolución bolivariana antineoliberal que encabezó Hugo Chávez tras jurar frente a Rafael Caldera “sobre la moribunda constitución” que cambió el panorama para los sectores más desposeídos y empezó la larga contienda que ahora vive un momento trascendental, porque se han conjugado todos los factores de la reacción internacional para tratar de imponer la ola contrarrevolucionaria, pues como explicó hace unos días el presidente ecuatoriano Rafael Correa, los gobiernos de izquierda en Sudamérica están enfrentando una 'nueva Guerra Fría que busca aniquilarlos' a través de estrategias de desestabilización política.

En Venezuela, junto a las dificultades provocadas por la caída de los precios de la factura petrolera y el daño de una burocracia que reacciona a veces con mucha ineficiencia, está la crisis de la guerra económica que especula, acapara, provoca reacciones improductivas de los empresarios que buscan causar malestar colectivo en toda la sociedad.

Las elecciones legislativas del 6 de diciembre se convierten ahora en blanco de las acciones de la extrema derecha para desestabilizar al país con saqueos, disturbios, sabotajes y tratar de forzar una crisis institucional que haga inviable el funcionamiento del Estado. El terror solo podrá ser contenido con la unidad de las fuerzas populares y la vigilancia de las bases revolucionarias sobre la quinta columna.

Bohemia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade tu opinión sobre este artículo