viernes, 26 de julio de 2013

El hambre en Sevilla

En Sevilla el hambre es ya un problema endémico. Por mucho que los voceros del capitalismo quieran ocultarlo, es un problema real que afecta a la clase obrera sevillana, víctima de este sistema capitalista. 

Pero observemos unas estadísticas. Para los datos usaremos como fuente al Instituto de Estadística y Cartografía de la Consejería de Economía de Andalucía, los datos del Sistema de Información Geográfica de Industrias de la Consejería de Agricultura y Pesca, el Anuario Económico de España 2013 de la Fundación La Caixa, el registro GRIA de la Junta de Andalucía, UNICEF, la FAO y diversos datos obtenidos de la prensa burguesa. Como se puede apreciar, son datos que ofrece el mismo sistema capitalista.

- Sevilla cuenta con 2.486 empresas dedicadas al sector de la alimentación y las bebidas. 

- Sevilla cuenta con 8.918 establecimientos dedicados a la actividad comercial relacionada con el sector de la alimentación. De ellos más de 1.150 son supermercados y existen más de 26 grandes superficies comerciales en toda la provincia. 

- La provincia de Sevilla cuenta con 8.914 bares y restaurantes

- Mercasevilla contabiliza 22.000 toneladas sólo de pescado al año

- El total de superficie cultivada en la provincia lo podemos observar en este gráfico



- El montante correspondiente a la ganadería lo podemos observar en esta otra imagen 


- También podemos apreciar la producción láctea de la provincia 

- O la estadística acerca de las industrias dedicadas a la transformación del alimento en Andalucía y Sevilla

 



¿Qué conclusión sacamos de las estadísticas de la propia burguesía? Que Sevilla es una provincia que produce alimentos en cantidad, que existen centenares de locales comerciales donde podemos adquirir estos alimentos, muy variados, y que existen cerca de diez mil bares y restaurantes. Es decir, hablando llanamente, la comida nos rodea.

 

Y EL HAMBRE EXISTE EN SEVILLA 

Las exitosas cifras productivas del capitalismo en su fase imperialista contrastan con la situación de la clase obrera: 

-En Sevilla la tasa de paro es del 35,79% lo que implica 310.000 desempleados 

-Más de 100.000 familias tienen a todos sus miembros en el paro

-60.000 sevillanos no reciben ningún subsidio

-Otros 60.000 sevillanos se encuentran en situación de pobreza extrema 

-Existen más de 350 comedores sociales, economatos solidarios y otras instituciones caritativas en Sevilla

- El 7,2% de los niños andaluces vive en hogares con privaciones materiales graves

-El 35% de los niños andaluces padece desnutrición, es decir, no ingiere siquiera las calorías necesarias recomendadas a diario

-El gobierno capitalista tuve que aplicar un plan de emergencia alimentario destinado a la infancia, ante el hambre que padecían los escolares. Dicha medida insuficiente fue duramente criticada por el sector reaccionario de las fuerzas políticas pro-capitalistas

-Las cifras de consumo alimentario en este paraíso capitalista no dejan sino de decrecer ante el alza de los precios, la reducción de los salarios de quién pueda permitirse el lujo de pagarlos, o diversas causas relacionadas con el funcionamiento del capitalismo



CONCLUSIONES

Vivimos en un oasis de mercancías. Se producen más que nunca, podemos acceder a ellas en cada vez más puntos de venta y sin embargo el hambre existe en Sevilla.

Es una consecuencia del capitalismo, de la existencia del capitalismo. Y es que las crisis capitalistas son crisis de superproducción. La primera manifestación de la crisis es que las mercancías no encuentran salida, por haberse producido en cantidad mayor de la que pueden comprar los principales consumidores, las masas populares, cuya capacidad adquisitiva se halla, bajo las relaciones capitalistas de producción, reducida a unas proporciones muy escasas.  

 Los stocks de mercancías "sobrantes llenan los almacenes. Los capitalistas reducen la producción y despiden obreros. Se cierran cientos y miles de empresas. Aumenta extraordinariamente el paro forzoso. Gran número de pequeños productores de la ciudad y el campo se arruinan, La falta de venta de las mercancías producidas trastorna al comercio. Los nexos del crédito se rompen. Los capitalistas sufren una aguda penuria de dinero disponible para hacer frente a los pagos. En las bolsas, se desencadena la bancarrota: la cotización de las acciones y demás títulos de valor desciende vertiginosamente. Se produce una racha de quiebras de empresas industriales, establecimientos de comercio y entidades bancarias.  

La superproducción de mercancías durante la crisis no es absoluta, sino relativa. Esto quiere decir que el sobrante de las mercancías sólo existe con relación a la demanda solvente, pero no, ni mucho menos, con respecto a las necesidades reales de la sociedad. En tiempo de crisis, las masas trabajadoras experimentan una extrema penuria de lo más indispensable, sus demandas se hallan peor cubiertas que en cualquier otra situación.  

Millones de seres sufren hambre porque se ha producido demasiado trigo. Los trabajadores pierden los medios de vida, porque los han producido en cantidad excesiva. Tal es la escandalosa contradicción del modo de producción capitalista, en que, según las palabras del socialista utópico francés Fourier, "la pobreza nace, en la civilización, de la misma abundancia".  

La contradicción fundamental del capitalismo se revela como la oposición entre la organización de la producción dentro de cada empresa por separado y la anarquía de la producción en toda la sociedad. Dentro de cada fábrica, el trabajo de los obreros se halla organizado y sometido a la voluntad única del patrono. Pero, en la sociedad considerada en su conjunto, por virtud del imperio de la propiedad privada sobre los medios de producción, reina la anarquía de la producción, que hace imposible el desarrollo armónico de la economía. De ahí que, inevitablemente, se infrinjan las complejas condiciones necesarias para la realización del producto social en la reproducción ampliada capitalista. Y estas infracciones van acumulándose gradualmente hasta que estalla la crisis y el proceso de la realización se trastorna completamente.  

La contradicción fundamental del capitalismo se exterioriza en el antagonismo de clases entre el proletariado y la burguesía. Es rasgo característico del capitalismo el divorcio entre los dos factores más importante de la producción: los medios de producción, concentrados en manos de los capitalistas, y los productores directos, desprovistos de medios de producción y que sólo poseen su fuerza de trabajo. Este divorcio se manifiesta claramente en las crisis de superproducción, en las que, de una parte, sobran los medios de producción y los productos, hay excedente de capital, y de la otra, queda ociosa la fuerza de trabajo y hay masas enteras de obreros parados, carentes de medios de subsistencia. 

Las crisis son una secuela inevitable del modo de producción capitalista de producción; no podrán eliminarse mientras subsista el capitalismo.
Lenin, ese genial hombre cuya obra nos dice el capitalismo que está obsoleta o es “del siglo XXI” ya nos lo decía así en 1901:

“Hace ya casi dos años que se prolonga la crisis comercial e industrial. Según todas las apariencias, se extiende cada vez más, abarca nuevas ramas de la industria y nuevas regiones, y se ahonda con nuevos colapsos bancarios(…)

en los viejos países capitalistas — o sea, en aquellos donde la mayoría de los productos se fabrican para la venta, donde la mayoría de los obreros no poseen tierra ni instrumentos de labranza y venden su fuerza de trabajo a otros, a los propietarios de tierras, fábricas, máquinas, etc. — , las crisis son un fenómeno antiguo que se repite de tiempo en tiempo, como los abscesos de una enfermedad crónica.(…)

Por lo tanto, cuando el capitalismo comenzó a desarrollarse en Rusia de manera particularmente rápida, la literatura socialdemócrata pronosticó la crisis actual. En el folleto Tareas de los socialdemócratas rusos, escrito a fines de 1897, se decía: “Es evidente que en el momento actual estamos en el período del ciclo capitalista [en el cual se repiten los mismos acontecimientos, como se repiten el invierno y el verano] en que la industria ‘prospera', el comercio es muy activo, las fábricas trabajan a pleno rendimiento y aparecen, como hongos después de la lluvia, en número incontable, nuevas fábricas, nuevas empresas, sociedades anónimas, la construcción de ferrocarriles, etc., etc. No hay que ser profeta para predecir la bancarrota inevitable (más o menos violenta) que debe seguir a esta ‘prosperidad' de la industria. Tal bancarrota arruinará a gran número de pequeños patronos, convertirá en desocupados a gran número de obreros...” La bancarrota se produjo, y de manera tan violenta como Rusia jamás conoció hasta el presente.¿Cuál es la causa de esta terrible enfermedad crónica de la sociedad capitalista, que se repite con tanta regularidad que se puede predecir su aparición?
 

La producción capitalista no puede desarrollarse de otro modo que a saltos: dos pasos adelante y un paso (algunas veces dos) atrás. Como hemos observado ya, la producción capitalista es producción para la venta, producción de mercancías para el mercado. Quienes disponen de esa producción son los capitalistas individuales, cada uno de los cuales obra por su cuenta, de manera que ninguno puede saber con exactitud la cantidad y la clase de productos que demanda el mercado. Producen al azar, y sólo se preocupan por aventajarse unos a otros. Es natural, entonces, que la cantidad producida pueda no corresponder a las necesidades del mercado(…)

 (…)una inesperada reanimación de la industria, la aparición de nuevas empresas, la búsqueda desenfrenada de mercados para la venta, la carrera tras la ganancia, la fundación de nuevas sociedades, la afluencia a la producción de masas de nuevos capitales, formados en parte, también, por los escasos ahorros de los pequeños capitalistas. No es sorprendente, pues, que esta frenética carrera mundial tras nuevos e inexplorados mercados haya conducido a una bancarrota de tales proporciones(…)
 

.Cuando se dice “empresas particulares”, “capitalistas individuales”, se olvida con frecuencia que, en esencia, estas expresiones son inexactas. En realidad, lo único particular e individual es la apropiación de la ganancia, pues la producción en sí se ha vuelto social. Los gigantescos derrumbes se hicieron posibles e inevitables sólo porque poderosas fuerzas productivas sociales fueron dominadas por una camarilla de potentados cuya única preocupación es el lucro(…)

(…)Cuando varias de estas empresas se lanzan a una frenética carrera para apoderarse de un lugar en un mercado desconocido, ¿puede sorprendernos el advenimiento de la crisis?
 

Es más. Para que la empresa dé ganancia, es preciso vender las mercancías, encontrar los compradores. Ahora bien, el comprador debe ser toda la población, porque esas enormes empresas producen montañas de productos. Pero en todos los países capitalistas las nueve décimas partes de la población se compone de gente pobre: obreros que perciben el salario más exiguo, campesinos que en general viven en condiciones peores aun que los obreros. Y cuando, en el período de prosperidad, la gran industria se lanza a producir el máximo posible, inunda el mercado con una cantidad de mercancías tal, que la mayoría desposeída del pueblo no está en condiciones de pagarlas. La cantidad de máquinas, instrumentos, depósitos, ferrocarriles, etc., sigue creciendo, pero este crecimiento se interrumpe de tiempo en tiempo porque el pueblo, para el cual, en definitiva, están destinados esos medios de producción perfeccionados, continúa en una situación de pobreza rayana en la miseria. La crisis demuestra que la sociedad actual podría producir incomparablemente más productos, los que servirían para mejorar el nivel de vida de todo el pueblo trabajador, si la tierra, las fábricas, las máquinas, etc., no hubieran sido usurpadas por un puñado de propietarios privados, quienes extraen sus millones de la miseria del pueblo. La crisis enseña que los obreros no pueden limitarse a luchar por obtener de los capitalistas concesiones parciales: durante el período de prosperidad industrial tales concesiones pueden ser conquistadas (los obreros rusos, con su enérgica lucha, las conquistaron más de una vez en los años que van de 1884 a 1898), pero cuando se produce el crac, los capitalistas no sólo arrebatan a los obreros las concesiones otorgadas, sino que se aprovechan de su situación de impotencia para reducirles aun más el salario. Y así continuará sucediendo inevitablemente, mientras los ejércitos del proletariado socialista no derroquen el dominio del capital y de la propiedad privada. La crisis demuestra cuan miopes eran los socialistas (que se llamaban a sí mismos “críticos”, sin duda porque hacían suyas, sin crítica alguna, las teorías de los economistas burgueses), que dos años atrás anunciaban ruidosamente que los cracs son hoy menos probables. 

Las enseñanzas de la crisis, que revelan lo absurdo del sometimiento de la producción social a la propiedad privada, resultan tan aleccionadoras, que ahora la propia prensa burguesa reclama que, por ejemplo, se refuerce el control sobre los bancos(…)

El desplazamiento de capitalistas de segunda magnitud por los de primera magnitud, el aumento del poder del capital, la ruina de gran cantidad de pequeños propietarios (por ejemplo, los pequeños inversores, que con la quiebra de los bancos pierden toda su fortuna), el terrible empobrecimiento de los obreros: esto es lo que trae consigo la crisis. Recordemos, además, los casos publicados por Iskra, en los que se describe cómo los capitalistas alargan la jornada de trabajo y procuran remplazar a los obreros más conscientes por otros más dóciles y sumisos, provenientes de las aldeas(…)”
 


Texto de rabiosa actualidad como podemos comprobar. Es por ello que el capitalismo trata de denigrar a toda la humanidad avanzada que luchó por poner fin a la barbarie capitalista. Como por ejemplo, se encargan de denigrar a la pequeña isla socialista de Cuba, la cual pese a un bloqueo criminal mantiene la dignidad y unas cifras que son envidia de la clase trabajadora de otros países. Y es que, según las propias instituciones de la burguesía internacional por medio del director de la FAO José Graciano da Silva:

Cuba es uno de los dieciséis países del mundo que ya alcanzaron la meta de la Cumbre Mundial de la Alimentación de reducir a la mitad el número absoluto de personas con hambre. Eso ha sido posible gracias a la prioridad que el gobierno ha otorgado a garantizar el derecho a la alimentación y a las políticas que ha implementado", afirmó Graziano da Silva, en su primera visita a la isla desde que asumió el cargo.

Cuba tiene hoy una situación de seguridad alimentaria comparable con aquella de países desarrollados, con un índice de subnutrición de menos de 5 por ciento de la población.”
No acaba ahí la cosa. En  el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) titulado de “Progreso para la Infancia un Balance sobre la Nutrición”, determinó que actualmente en el mundo existen 146 millones de niños menores de cinco años con problemas graves de desnutrición infantil. De acuerdo con el documento, 28% de estos niños son de África, 17% de Medio Oriente, 15% de Asia, 7% de Latinoamérica y el Caribe, 5% de Europa Central, y 27% de otros países en desarrollo.

Cuba sin embargo no tiene esos problemas, siendo el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil, todo esto gracias a los esfuerzos del Gobierno por mejorar la alimentación, especialmente la de aquellos grupos más vulnerables. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) también ha reconocido a Cuba como la nación con más avances en América Latina en la lucha contra la desnutrición.



En la mismísima web de la FAO podremos comprobar, si miramos las cifras sobre el Indice Global del Hambre, que dicha cifra es menor en Cuba que en España. Y eso que hablamos de una pequeña isla de 10 millones de habitantes, sin grandes recursos naturales y sometida a un criminal bloqueo por los apologetas del libre mercado. Muchas veces la inquina de los capitalistas nos compara a Cuba con países de potencialidad mayor y sin embargo ningún país capitalista, de estructura similar a Cuba, presenta cifras superiores en el tema educativo, alimentario, sanitario o en el Indice de Desarrollo Humano. 

Lo que nos confirma la superioridad del sistema socialista. El 35% de niños andaluces con desnutrición no existirían de ser el Estado Español un país en el que el sistema económico fuese el socialismo. Tal y como ocurre con el 0% de niños desnutridos cubanos, cifras oficiales de la FAO y UNICEF. 

Esto es lo que tratan de difamar los capitalistas, esto es lo que tratan de ocultar y sin embargo las cifras y la realidad vuelven a darles una bofetada en la cara. Ellos nos contestarán con la consabida frase hecha y lugar común del “vete a Cuba”, pero mucho nos tememos que ese 35% de niños andaluces desnutridos y todas las familias que viven bajo el umbral de la pobreza irían de buena gana a Cuba para tener algo que llevarse a la boca. 

Sin embargo, un puñado de burgueses no nos va a echar de nuestra tierra. La lucha de clases es nuestra arma y el socialismo el camino al que llegar para vencer al capitalismo criminal culpable de estas situaciones de hambre y miseria. Por ello urge organizarse en la lucha por el sistema económico superior, el SOCIALISMO. 

¡CONTRA EL HAMBRE, SUPEREMOS EL CAPITALISMO QUE LA PROVOCA! 

COMITÉ PROVINCIAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL EN SEVILLA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade tu opinión sobre este artículo